Para mí no sé cuantos van ya,
desde que por primera vez me llevaron a la escuela, siendo
un pipiolo. Para muchos niños, este comienzo de curso es el
punto de partida, desde el que poco a poco irán fraguando su
vida.
¿Cómo se presenta el curso?. Según se mire, pero las
variantes respecto al pasado no serán muchas, salvo en el
sentido de que este año la economía está, incluso, peor que
hace un año.
Ayer leíamos ciertas apreciaciones de uno de esos sindicatos
que vociferan mucho pero no saben hacer nada positivo, en
las que se decía que había niños que no tenían ni un
cuaderno, ni un lapicero, ni nada, para comenzar el curso, y
no me extraña nada, como no me extraña nada que ese
sindicato se quede parado y no dedique parte de la
subvención que recibe para paliar esta situación, en ese o
en esos niños.
Es la canción de siempre y ahora más con los recortes, pero
a pesar de tales recortes, nada me extrañaría que en un par
de meses más de uno de esos otros chavales que reciben
injustamente una beca, una vez que “pille” las perras, deje
de ir al “cole”, “cuelgue momentáneamente los libros” y se
compre una moto, para hacer el gamberro en las inmediaciones
del centro al que tenía que ir regularmente. No será ni el
primer caso ni el segundo, y todo porque las becas, cada día
menos, se las dan al que realmente las sabe sacar provecho,
estudiando de verdad.
Es el momento de controlar y muy especialmente ahora que no
hay dinero en abundancia, a quién y de qué forma se dan las
becas, para que no sea dinero tirado o dinero no aprovechado
por el que lo recibe.
El otro tema que salta, ahora más que nunca, a escena,
durante todos estos días es ese de la baja, cada vez más, de
la calidad de la enseñanza. Es un tema muy manido, es algo
que lo maneja desde el notario hasta el vendedor de lechugas
en el mercado, pero nadie es capaz de decir que en las aulas
está el reflejo de lo que se vive en casa, especialmente
porque el niño cada vez tiene más maquinitas “locas” para
entretenerse y para no molestar al padre o a la madre en lo
que estos estén haciendo. Si en casa el “nene” está a su
aire, que nadie piense que en el aula va a ir por otro
camino.
A esos sindicalistas que ponen el grito en el cielo por los
niños que llegan al colegio sin un lapicero o un cuaderno,
al no tener dinero para ello, yo les diría que tal vez
algunos o muchos de esos niños, o al menos sus padres,
tengan un teléfono de última generación, y no de esos que
cuestan 50€, por ejemplo.
Para libros, lapiceros, cuadernos y otras necesidades
escolares no suele haber dinero, para el teléfono móvil, el
más moderno, o cualquiera de esas maquinitas, seguro que no
falta, es lo que tenemos hoy y que nadie se olvide de ello.
A partir de aquí, pretendemos ser un poco más optimistas y
lo que sí deseamos es que el curso que está dando su
primeros pasos sea positivo para todos y con una clara
mejora en la calidad de la enseñanza. Además, sobre esas
“becas moteras”, desde los organismos oficiales se podrían
hacer más cosas que las que realmente se vienen haciendo. Es
lo que pienso y es lo que creo que está faltando, por lo que
don Cecilio y su equipo van a tener ahí algo que hacer, para
mejorar esto y muy especialmente para desterrar, al menos
aquí que es donde estamos, ciertos despilfarros.
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