Fue el sábado 8 de septiembre
pasado cuando le dediqué yo una columna al presidente de la
Federación de Fútbol de Ceuta. Cuyo título fue el siguiente:
García Gaona está al borde del abismo. El lunes, 10,
me lo tropecé cuando él iba camino del Ayuntamiento. Y, como
siempre, Antonio mantuvo el tipo frente a mí. Se mostró
educado y puso la jeta festiva que lo distingue como un gran
encajador. Lo cual es de agradecer.
Ahora bien, por más que García Gaona ponga cara de lipendi
para no asumir que está metido en un lío morrocotudo, no me
impide a mí, por más que me cueste lo indecible, propalar
que su gestión en la FFC es nefasta y está abocada a que se
resuelva en los juzgados. García Gaona no se puede llamar a
engaño. Accedió a la presidencia tras haber estado mucho
tiempo como vicepresidente de un organismo privado que ha
venido disfrutando de subvenciones municipales cuantiosas y
otras prebendas que siempre fueron ocultadas. Por lo que un
servidor decidió hace muchos años denunciar la oscuridad de
unos libros de contabilidad que están pidiendo a gritos que
una linterna adecuada ilumine las zonas de trinconeo a
discreción.
Trinconeo que nos ha denunciado este periódico. Al decirnos
que el presidente de la FFC ha estado facturando a los
equipos de fútbol. Actuación condenable. Que se agrava al
enterarnos de que la AD Ceuta financió a Viajes Trujillo
durante la etapa de Felipe Escane como presidente del
club. Y lo hace ilustrando gráficamente la denuncia.
Prueba palpable de que García Gaona ha estado ejerciendo su
cargo convencido de que tiene bula para hacer y deshacer a
su antojo. Se ha confiado de tal manera que ahora mismo
parece ser que está al borde del abismo por cometer
imprudencias que han puesto ya en guardia a los funcionarios
que pueden verse implicados en asunto tan serio cual
desagradable. Ahí es nada pasarse los estatutos federativos
por la entrepierna.
García Gaona es persona ambiciosa. Lo cual no es ningún
pecado. La ambición es buena siempre y cuando vaya
acompañada de comportamientos acordes con la honradez. De no
ser así, más pronto que tarde el sujeto que procede mal a
sabiendas es reo de sus propias tropelías y se ve sometido a
la presión de quienes están en condiciones de denunciar sus
posibles fechorías.
Fechorías que pueden ser decisivas para acabar con su
carrera federativa. Una pena. Puesto que a García Gaona ser
presidente de la FFC le reporta grandes beneficios y le
permite participar en una escala social a la cual, sin el
cargo federativo, jamás habría accedido.
Me decía un amigo, horas antes de ponerme a escribir esta
columna, que AGG se estaba comportando como un piojo
resucitao. Ser un piojo resucitao significa ser un nuevo
rico, o un individuo que por casualidad o por influencias
políticas ocupa un cargo para el que no está preparado, y en
el que hace el ridículo por su actitud pretenciosa.
En fin, que el presidente de la FFC se ha metido en un
berenjenal. Y no será porque quien escribe no se lo haya
venido anunciando muchos años ha. En los que no me he
cansado de pedirle que metiera un chorro de luz en los
libros de contabilidad del organismo. Y, sobre todo, que no
se durmiera en los laureles. Porque camarón que se duerme…
Pero ni caso.
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