Cómo se les quedaría el cuerpo si
entraran a estrenar la vivienda que están pagando y por un
chanchullo les hubieran bajado parte de los techos e
instalado bajantes de la mierda del vecino de arriba en el
salón? Pues muertos. ¿Y cómo se les quedarían las tripas si
los supuestos “técnicos” afirmaran sin vacilar que ese piso
cumple con la normativa y mantuvieran su postura ante un
Juez? Pues para cortarse y no sangrar. ¿Y si “encima”
perdieran el juicio en el que trataban de hacer valer sus
derechos y fueran condenados en costas? Pues se irían al
Fiscal, garante de la Legalidad para pedir amparo, ayuda y
una inspección de la casa que continúan pagando sin poder
ocupar por riesgo seguramente de que caiga una meada del de
arriba en la sopa de picadillo a la hora del almuerzo.
¿Y si el Fiscal desecha la pretensión? Bueno, entonces se
piensa en los políticos y se acude primero a Carracao,
abogado de los imposibles, y después a Vias, porque
realmente es quien tiene la responsabilidad. Ni a jueces ni
a fiscales les legitima el sufragio de los españoles, a los
políticos sí y por ello nos representan. ¿Y pasó Vivas? No.
Remitió a la familia Alarcón-Mora, descorazonada pero con la
fuerza que otorgan la integridad y los valores, a la
Consejería de Fomento. Dificilillo. Dificilillo tener que
decir “digo” donde uno de los suyos dijo “Diego” pero para
eso votamos el cambio, para que no exista “de los suyos”
sino de “los nuestros” que somos todos los ciudadanos.
Intachable lección de ética la de Susana Román. Con dos
cojones. Un técnico imparcial y fulminante retirada de la
cédula de habitabilidad del piso con los techos de David el
Gnomo. ¿Y cómo quedan esos “prestigiosos” profesionales que
mintieron en sus testimonios tras haber jurado? Pues se lo
pueden figurar y de la Audiencia depende la rapidez en
deducir testimonio y enviarlo al reparto para que se incoen
unas Previas en el Juzgado de Instrucción.
Pero ¿Quién resarce a Fernando Alarcón y a Virginia Mora por
los años de lucha y de sufrimiento, por el agobio al ser
víctimas de una injusticia, por la desesperación de asistir
a un juicio y ver mentir sin vacilar y por esas falsedades
ser condenados? Bueno, la ley tiene sus vericuetos y el que
la hace la paga. Pero visto está que para pedir Justicia
mejor echar mano de aquellos que nos representan y que ellos
muevan los huevos, se impliquen, se comprometan y den el
espaldarazo definitivo para que se cumpla la legalidad e
impere la verdad.
¿Resarcimiento y reparación para Fernando y Virginia? Ahí
están los Instructores de Ceuta, que son buena gente y
buenos procesalistas y las fiscales que saben más de lo que
les han enseñado y un documento de retirada de la cédula de
habitabilidad, que ellos y ellas se entiendan con los malos.
Los Alarcón- Mora por fin tuvieron la suerte de encontrar a
“los buenos” que Dios les bendiga.
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