Los pasajeros preguntábamos si se trataba de overbooking,
porque ni eran normales las colas, ni la exasperante
lentitud de las dos únicas señoritas que despachaban
billetes para el barco de las 7. La cola llegaba hasta la
puerta de salida. Y arriba fue peor, porque un único
empleado iba emitiendo lentamente las tarjetas de embarque
de Balearia. De hecho en cada uno de los mostradores, los
dos de abajo y el de arriba, se necesitaba el doble de
personal, pero no lo había y a las 7 de la tarde, cuando se
supone que el barco debía estar saliendo del puerto, las
colas continuaban, con el añadido de que se unieron a los
descontentos los pasajeros de FRS que tenían que embarcar
para salir a las 7,30. Las azafatas abrieron otra puerta y
dijeron que FRS por allí, otro lío porque los de Balearia de
quejaron, la misma azafata, a voces pidió que pasaran los de
Balearia que acababan de comprar abajo sus billetes, así, a
mogollón, sin orden ni concierto, entre el resto del pasaje
que ya iba con los billetes comprados de antes cundió la
ira, el empleado metidito en carnes optó por abandonar el
mostrador absolutamente sobrepasado por las circunstancias y
le sustituyó la azafata, 7,15: “¡Que entren todos y formen
la cola a la inversa!” A quienes ya nos tocaba y
prácticamente habíamos llegado tras una larga espera nos
negamos a formar una nueva cola.
El calor era agobiante, los niños lloraban, la gente se
desesperaba y ya fuimos pasando cómo Dios nos dio a
entender, sin control, para conseguir embarcar. Quienes
habían entrado los primeros se quejaban del retraso, los
últimos rabiaban porque el barco iba de bote en bote y
prácticamente no había donde sentarse ¡Un calor!. ¿Falló el
aire acondicionado en la Estación Marítima o tan solo estaba
mal graduado? ¿Los servicios de señoras de la primera planta
estaban sucios y con olor a cadaverina por falta de higiene
o porque se había roto una tubería? ¿El que te cobren 1,80
euros por un café cortado en una taza del tamaño de un dedal
en la cafetería de a bordo es un timo o es que ese
deprimente lugar es una delegación del Ritz y no nos hemos
enterado?.
Por fortuna el turismo que embarcó, bastante consternado por
cierto, era tipo “mochilero” y claro, ese ruidoso caos y ese
desorden total, tampoco era para que se lamentaran porque es
un tipo de turismo de perfil bajo, que gasta poco y que no
viene acostumbrado a viajes con clase y calidad. Pero ¿Y si
en lugar de ese puñado de mochileros hubieran viajado
inversores, promotores o visitantes de élite dispuestos a
dejar dinero en Ceuta, que es lo que interesa? Sin
problemas. Se hubieran limitado a darse la vuelta y dejar el
desplazamiento para otra ocasión. Porque allí, entre
maletas, bultos, colas, niños, carritos, mascotas y
protestas, aquello parecía más una evacuación de una zona de
catástrofe que un grupo de usuarios tratando de utilizar un
transporte.
Una auténtica mierda y un descrédito para Ceuta, amén de una
absoluta falta de respeto para los viajeros. Si las navieras
carecen de personal suficiente, de capacidad de organización
e incluso de mostradores bastantes, mejor sería que se
replantearan si seguir prestando el servicio entre la
Península y Ceuta o hacer negocio poniendo una barquichuela
entre el Perejil y las Chafarinas. Les digo que “aquello”
parecía un viaje en patera, eso sí “con pretensiones” y lo
digo por el precio de la taza tamaño dedal y el café
cortado.
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