El comunicado que la Federación de Fútbol de Ceuta ha
remitido a los medios de comunicación con el propósito de
desmentir las acusaciones que José Antonio Muñoz Serrano,
presidente de la A.D. Ceuta, había hecho públicas en rueda
de prensa el pasado miércoles, es realmente una verdadera
reducción al absurdo por cuanto entra en una serie de
contradicciones que desvirtúa por sí mismo los propios
argumentos que intenta plantear.
Para empezar, en el encabezamiento, se refiere “a las
manifestaciones vertidas por el señor Muñoz Serrano en su
calidad de presidente de la A.D. Ceuta”, para a continuación
expresar en el primer párrafo de su réplica que “el señor
Muñoz Serrano carece en estos momentos d e cualquier
representación en referencia al Club Atlético Ceuta”. ¿Y
quién ha dicho lo contrario? ¿No quedamos en que hablaba “en
calidad de” presidente de la A.D. Ceuta? Y en el supuesto de
que formulara la denuncia pública sin que reglamentariamente
perteneciera a la Junta Directiva del Atlético de Ceuta, ¿se
le va a privar también de sus derechos como personalidad
jurídica o con carácter individual a que exponga cualquier
supuesta ilegalidad del tipo que sea? ¿O es que acaso, la
Federación de Fútbol de Ceuta está en contra de la libertad
de expresión y prefería que José Antonio Muñoz estuviera
mejor calladito?
El segundo punto del comunicado de prensa federativo en sí
mismo es una forma de filosofar de manera absurda: “El único
club que actualmente participa en la categoría de Tercera
División es el Atlético de Ceuta”, una obviedad que
convierte en perogrullada la aseveración.
En cuanto a que la solicitud de presencia de Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad del Estado, control de acceso al campo,
asistencia sanitaria y cualquier otra, es responsabilidad de
quien ofrece el espectáculo es tan palmario que la
Federación no puede dar doctrina de precepto alguno, ya que
el Atlético de Ceuta conoce cuáles son los mecanismos para
requerir de las autoridades, tanto el control del tráfico
como la seguridad de las personas asistentes al espectáculo.
Otra argumentación banal, tan insustancial y falta de
consistencia que la propia Federación debería entender que
no tenía capacidad para tratar de imponer (como pretendió),
el control en las puertas, ya que como bien reconoce, carece
de competencias en este ámbito. Otra contradicción más de la
Federación.
En cuanto a que la actuación de Antonio García Gaona al
frente de la Federación y la aseveración de que “está
ajustada a derecho” es una mascarada inconcebible y un
insulto a la inteligencia de las personas, cuando ni la
propia Ciudad Autónoma se ha atrevido a tramitar el cambio
de Estatutos que hizo el propio García Gaona para no ser
incompatible y ni siquiera publicó esa modificación
estatutaria en el Boletín Oficial de la Ciudad. Por algo
será…
Y en cuanto a su velada amenaza sobre el ejercicio de
acciones legales, ya está perdiendo tiempo Antonio García
Gaona si no ha presentado ya en el Juzgado una demanda
contra José Antonio Muñoz Serrano, si sus acusaciones no
están fundamentadas. Además, las denuncias en el Juzgado no
se anuncian, se presentan.
La modificación de los Estatutos “exige su aprobación por la
Consejería de Deportes”, ya que son competencia de la misma:
“Autorizar y revocar de forma motivada la constitución y
aprobar los estatutos y reglamentos de las Federaciones
Deportivas”. Y bien sabe, Antonio García Gaona y la Ciudad
Autónoma de Ceuta que este preceptivo trámite ni se ha
cumplido ni tiene visos de que se haga.
¿Entonces de qué estamos hablando? La Federación de Fútbol
juega de farol y lo que ha de hacer, en vez de impartir
tantas recomendaciones es cumplir con la ley, no jugar al
despiste y afrontar la realidad por muy cruda que ésta sea.
Otro comportamiento es enmarañar la situación, disimular,
echar balones fuera y, en definitiva, continuar con esta
farsa que no puede ni debe tener el amparo institucional.
Lo peor del caso es que si el asunto llega al Juzgado aquí
habría muchos daños colaterales y cada uno estaría obligado
a apechugar con su cuota de responsabilidad por encubrir a
un farsante con la cara muy dura.
|