La actuación de la policía local el pasado sábado con
ocasión del partido de Tercera División entre el At. Ceuta y
el U.D. Los Barrios, con la imposición de sanciones a los
vehículos de los aficionados que acudieron al José Martínez
“Pirri” no es de recibo ni se sustenta desde un punto de
vista de la lógica y la sensatez.
Tratar de aplicar la ley supone también adecuar ésta a
alternativas que, en el caso que nos ocupa, ni fueron
empleadas ni se buscaron. Por ejemplo, no se localizó una
zona de aparcamiento acotada y eventual para evitar los
atascos en la circulación ni tampoco el dispositivo policial
se instaló para organizar la aglomeración de vehículos por
la numerosa asistencia de aficionados.
Esta falta de previsión y de organización no se puede gravar
en los sufridos aficionados que acuden a apoyar al equipo de
su tierra y como “premio” reciben una multa de tráfico,
dando lugar al lógico enfado y a una contrariedad que más
parece una cortapisa para evitar que nadie acuda al campo de
fútbol que una mera infracción al tráfico.
Desde el Gobierno de la Ciudad se ha de velar por adecuar
estas situaciones, ya que se trata de un espectáculo de
carácter público que requiere una serie de cautelas y
condiciones, ya que se trata de una convocatoria de
competición nacional. Nada que ver por tanto con una reunión
más o menos informal de amiguetes o una concentración no
autorizada de personas.
Hay que darle seriedad a los comportamientos y las
actuaciones también han de estar acorde con estos
parámetros. No se puede sorprender al contrario con multa a
troche y moche por asistir a un partido de fútbol de
competición nacional cuando un Gobierno no ha previsto una
zona acotada de aparcamiento eventual o no ha sido tolerante
con la aglomeración de tráfico destinando policías que
ordenen la circulación rodada e impidan atascos o “cortes”
en la misma.
Cualquier decisión sería entendible menos la sanción por la
sanción, sin medidas paliativas que pudieran justificar la
infracción. Por ello se entiende y es justificable la
contrariedad de tantos ciudadanos que se han visto afectados
por las “multas” de la policía local. Y se han visto
sorprendidos con esta penalización por ver el debut ligero.
Habrá que prever que no se repitan estas actuaciones para
impedir también algún altercado indeseable. A no ser que, lo
que realmente se estuviera pretendiendo es que deserten los
aficionados del campo de fútbol. En este caso, la cuestión
sería más grave, ya que hasta se podría interpretar como una
persecución intolerable al fútbol y a quienes lo siguen.
Por ello, habrá que quedarse con la posible falta de
previsión y no pensar en la ausencia de instrucciones
precisas para acosar al buen aficionado al fútbol. Algo que
ni se entendería ni estaría justificado en una decisión
política torticera. Si rectificar es de sabios, aún hay
tiempo de no incurrir en más desatinos. Por el bien de todos
y del propio fútbol.
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