Pero por la tarde fue peor. Me
refiero al incendio que no llega a ser controlado y que
asola Coín donde se desencadenó el foco inicial que el
viento del Terral propagó hacia Alhaurín, Monda, Mijas y
Ojén con ramalazos hacia Marbella y el pulmón verde de la
Sierra Blanca en flagrante peligro. ¡Precisamente ahora que
habían desembarcado los rusos en la Costa del Sol para
invertir y para quedarse! Mal recibimiento y peor despedida
del mes de agosto con los montes en llamas y un espectacular
contingente humano entre bomberos, Protección Civil y
militares de cerca de ochocientas personas, más los aviones
que pasaban ayer tarde una y otra vez con sus cargas de agua
y los helicópteros.
La evacuación completa del pueblo de Ojen fue ejemplar y los
ciudadanos salieron ordenadamente en tan solo una hora,
ofreciendo una espectacular lección de civismo. El tema se
complicó en las urbanizaciones que se suceden por los
montes, ya que, si los bomberos pudieron acceder por la
amplia carretera a Ojén y a sus alrededores y pese a ello el
fuego consiguió saltar la carretera, en las urbanizaciones
los accesos son más complicados, no existen las preceptivas
bocas de riego cada X kilómetros para que, si los grandes
camiones no pueden llegar, sí puedan hacerlo los operativos
humanos con mangueras y tengan donde enchufarlas. Docenas de
chalets han ardido porque materialmente “no se ha podido
llegar”, no existían cortafuegos, ni tomas de agua y en
ciertas zonas han dependido exclusivamente de las avionetas
del Infoca y de los helicópteros. Y no habían suficientes
aviones para un fuego tan extendido, tendrían que haber
llegado de toda Andalucía y de hecho, puedo dar testimonio
ya que estuve ayer noche en los accesos a Ojén y
posteriormente en una atestada cafetería de la gasolinera de
la Cala de Mijas donde se habían reunido muchos vecinos
damnificados evacuados de la castigada zona mijeña
(prácticamente todos los veranos un incendio) y también
señores que parecían de aseguradoras porque allí en cada
mesa de la terraza de la casi siempre desierta cafetería (
es un local feo y triste pero lo deben llevar unos
argentinos porque tienen buenos pasteles de dulce de leche y
estaban sirviendo cenas muy copiosas) en cada mesa al menos
cuatro ordenadores portátiles conformando una especie de
punto de reunión y de agencia de noticias, donde todos
suministraban y recababan información y comenzaban a evaluar
los posibles daños y a enjaretar las futuribles
indemnizaciones.
En el humoso acceso a Ojén los operativos de la Policía
Local y Nacional y de la Guardia Civil daban información a
quienes trataban de acceder a sus casas, preocupados porque
se empieza a comentar que miembros de las mafias del Este
(los de siempre) estaban tratando de llegar a los chalets
evacuados y a los bloques de las urbanizaciones de donde
habían tenido que salir corriendo los vecinos para acabar de
arrasar lo que no arrasara el fuego y robar todo lo que
pillaran. Y es imposible poner vigilancia en cientos de
apartamentos, villas y adosados, no hay efectivos bastantes,
así que el temor de los vecinos es llegar a sus domicilios y
encontrárselos más o menos chamuscados por las llamas pero
totalmente desvalijados por las mafias.
Lo que no comprendo es por qué los aviones no pueden operar
durante la noche ¿? Al revés yo pensaba que sería más fácil
que durante el día ya que las llamas lucen más y se sabe
mejor donde vaciar los tanques de agua. Eso al menos
comentaban los vecinos evacuados de Mijas en la cafetería la
Cala y se quejaban de que cuando el pasado incendio de
Gerona acudieron cientos de bomberos y tipos de Protección
Civil franceses y aquí no han llegado aún los portugueses
cuando de la frontera con Huelva a Málaga por autopista hay
tres horas y media y los españoles siempre colaboran con
Portugal cuando arden allí. De hecho el operativo no se
puede calificar de suficiente, por más que quienes están
luchando contra las llamas no hayan descansado en 24 horas,
falta gente y faltan medios aéreos, deficiencias que se han
paliado con el comportamiento de todos los evacuados que
salían de sus domicilios con una bolsa, el DNI , las
mascotas y los ordenadores, abandonando todo lo demás sin
pestañear y con un orden y una serenidad admirables, para ir
a buscar lugares donde reunirse aparte de los polideportivos
para formar “gabinetes de crisis” y colaborar entre ellos.
¡Lo que saben los ciudadanos y lo bien preparados que están
para las catástrofes naturales! ¡Nosotros, que admirábamos
la templanza de los japoneses cuando el tsunami y el
accidente nuclear! Pues aquí, en la Costa que arde se está
dando una lección magistral de educación cívica, de
solidaridad y de compañerismo que es más que ejemplar, es
excepcional. Y nosotros hemos estado ahí.
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