¿No recuerdan cuando en los años
70 y 80 se comentaba que las espectaculares alhajas de
nuestras folklóricas habían servido más de una vez para
sacarlas de un apuro al empeñarlas en el Monte de Piedad? El
empeño ha existido en todos los tiempos y en todas las
épocas y la compra de las papeletas de empeño también. Pro
lo que ha proliferado desde hace un par de años, conforme
iba ascendiendo el precio del oro, es la compra de oro y en
distintas modalidades así como con mayor o menor ética.
En los propios informativos de televisión han advertido
cautela a quienes se ven forzados a desprenderse de sus
joyas, sean más o menos modestas y se recomienda que lleven
el oro pesado de antemano porque se han detectado casos de
balanzas trucadas en locales de grandes ciudades donde se
señalan menos gramos que los que corresponden a la realidad.
Afortunadamente Ceuta no ha sido tan duramente golpeada por
la crisis como otros lugares y aquí no existe un
compra-venta de oro tras otro y los que existen son
absolutamente correctos y están bien controlados, algo que
no sucede en urbes populosas donde se abren locales que
rozan con la ilegalidad.
Y la gramática parda prolifera también en este campo, ya es
sabido que existen diferentes establecimientos y que en
muchos un anillo con un diamante puede no ser más que “un
anillo de oro de tantos gramos con una piedra blanca” es
decir que pagan el metal pero no las piedras preciosas, lo
que hace que se aconseje desengarzar las piedras y vender
tan sólo el oro para no ser víctimas de un engaño, porque la
piedra “roja” la piedra “blanca” o la piedra “verde” pueden
tener por sí solas el doble del valor que el oro en el que
van engastadas. ¡Cuidadín, cuidadín!. ¿Y qué hace quien
tiene una pieza importante y necesita desprenderse de ella?
Lo más normal es tasarla de antemano en un joyero de
confianza o en cualquier casa de subastas y si se trata de
piezas antiguas, estas tienen un mercado independiente y son
muy solicitadas en Cataluña donde siempre han estado
husmeando a la caza de algún pendentif o de algún broche con
reminiscencias Art-Deco o Art-Nouveau y también existen
joyerías especializadas en Madrid para joyas decimonónicas o
de principios del siglo XX.
Ahora bien cuando lo que se va a vender “para salir del mal
trago” son las típicas cadenitas, medallas o pulseras de
gran valor sentimental pero relativo valor económico, lo más
inteligente es pesarlas un par de veces y en diferentes
lugares para tener idea de los gramos reales y también hacer
un par de pruebas para determinar si son de 24 kilates.
El valor del lingote de oro se ha disparado en los mercados
internacionales y hay más de uno y más de veintiuno que está
haciendo su particular “agosto” con la compra de oro.
¿Requisitos legales? El DNI y la fotocopia de la pieza para
el libro de registro de la Policía que ha sido siempre muy
meticulosa y ahora lo es infinitamente más, a la hora de
controlar el trasiego de joyas vendidas por si alguna fuera
procedente de un robo, algo que los comerciantes tratan con
especial cautela ya que les pueden dar gato por liebre y
verse envueltos, sin comerlo ni beberlo, en un delito de
receptación.
Pero “a río revuelto ganancia de pescadores” la crisis está
empobreciendo terriblemente a miles y miles de familias y de
ese estado de necesidad siempre hay algún avispado que saca
rédito y hace negocio. ¿Y qué hay de malo en ello? La gente
vende y necesita que le compren y los que compran es porque
otros necesitas vender, un toma y daca, otra herencia
envenenada de la ruina de ZP.
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