Ayer lunes se retomó la habitual actividad en los juzgados
de lo Penal. En total habían previstas ocho vistas orales,
de las que se celebraron siete, ya que una de ellas, en la
que el acusado está imputado por un delito contra la salud
pública, no se celebró por que el detenido no fue trasladado
a Ceuta desde la prisión de Sevilla en la que se encuentra.
En la mayoría de los casos se juzgaron delitos contra la
salud pública, aunque una de las causas fue devuelta al
juzgado de Instrucción, ya que el acusado facilitó el nombre
de la persona que sería la propietaria de la droga, así que
habrá que practicar más diligencias.
Un detenido acusado por tráfico de drogas entró y salió
hasta tres veces de la sala de vistas del Juzgado de lo
Penal número 2, pensándose qué es lo que iba a hacer:
conformarse con la pena que se le iba a imponer, litigar u
otra cosa. Llegó a provocar exasperación en la sala e
incluso su abogada -que en realidad no tenía la culpa de la
actitud del preso- pidió disculpas ante el magistrado por la
actitud de su defendido.
En todo caso, Ahmed B. volvió a los calabozos sin ser
juzgado, teniendo en cuenta que en el último momento aportó
ante el juez un nombre, el de Mustafa E.M., junto con su
DNI. Admitió que fue localizado en su coche el 27 de mayo de
2012 cuando pretendía embarcar hacia Algeciras, con casi 60
kilogramos de hachís, pero dijo que la droga no era suya y
que el verdadero dueño era la persona anteriormente citada.
Así las cosas, y a punto de ser sancionado por falta de
respeto a la sala, el juez decidió que las diligencias se
devolvieran al juzgado de Primera Instancia e Instrucción
número 1 de Ceuta, para ampliar diligencias y que el citado
Mustafa E.M. figuraba en la causa en calidad de imputado.
Volvía así la actividad habitual en la sala de vistas de los
juzgados de lo Penal, en la segunda planta del edificio
Ceuta Center, con varios casos en los que se dirimían
delitos contra la saluda pública, en su mayoría.
Fueron juzgadas otras personas como el italiano Francesco de
P., condenado a tres años y dos meses de prisión, por
hallársele en posesión de casi 13 kilogramos de hachís, o
Ahmed A., , que encontrado en posesión de casi 10,5
kilogramos de estupefaciente, por lo que también fue
condenado a tres años y dos meses de prisión. Igual suerte
corrió Abdellah A., que transportaba algo más de 17,6
kilogramos de hachís.
La primera en pasar por la sala de vistas fue una joven,
Laila Z., que no llevaba más de 400 gramos de hachís. No
ostante, teniendo en cuenta de que tiene antecedentes, fue
condenada a un año de prisión y a una multa que podrá pagar
en cuatro plazos. La chica compareció ante la sala muy
abatida y cabizbaja, llorosa.
Un juicio se aplazó porque el acusado se encontraba preso en
Sevilla y no fue conducido hasta Ceuta.
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