Con “la que está cayendo” no es
momento de aprovechar que la ocasión la pintan calva para
rapiñar más dinero de los ciudadanos mediante la imposición
de multas. Evitables. Porque ya se sabía que ayer sábado se
iba a disputar un encuentro de fútbol y que como el campo
oficial está en obras se tendría que buscar un emplazamiento
alternativo. Y allí llegarían los espectadores con sus
vehículos.
¿Qué menos que adelantarse al caos para aparcar y tratar de
organizar como buenamente se pudiera o pudiese una zona de
aparcamiento alternativo para que la gente pudiera disfrutar
del partido sin verse “premiados” a la salida con una multa
de la Policía Local por haber encajado el coche en “zona
prohibida”? ¿Zona prohibida o imposibilidad manifiesta de
que en el lugar cupiera tal acumulación de vehículos? Pues
de ser así se acota, se desvía el tráfico y no se deja ni
parar en los aledaños del campo. Pero claro, es mejor montar
el operativo de la libreta de las multas y el “¡A recaudar
que son dos días!”.
Amargo final para un encuentro que hizo salir a la gente
eufórica y encantada, para recibir el jarro de agua fría de
una “razzia” de sanciones impuestas con auténtica
malasombra, de forma inoportuna, sin respetar el evento
deportivo y sin pararse a considerar la excepcionalidad de
las circunstancias y la provisionalidad de jugar en ese
campo
¿Solución? Considerando que la Administración es responsable
directa de que no se pudiera jugar en el Murube por las
obras debería promulgarse una “amnistía total” para los
aficionados por mor del aforismo jurídico “el que es causa
de la causa es causa del mal causado” ¿Quién es
culpable-causa de no celebrar el partido en el Murube? La
Administración. ¿Quién es responsable directa de que la
Policía Local no cumpliera con sus funciones y ordenara el
tráfico? La Administración también. Pedir una amnistía por
causas de fuerza mayor no resulta improcedente, porque no se
puede ser más gafe ni tener más malasombra. Y lo que es peor
aun, de forma intencionada.
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