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OPINIÓN - SÁBADO, 25 DE AGOSTO DE 2012

 
OPINIÓN / COLABORACION

Acoger a un menor garantiza
su bienestar emocional y físico

Por Maribel Lorente *


La asociación DIGMUN lleva desde el año 2005, año de su fundación, trabajando a favor del acogimiento infantil. La búsqueda continua de familias de acogida para menores ucranianos , ha sido desde entonces uno de los objetivos de nuestra asociación. A través de los medios de comunicación, del blog, de las redes sociales y de diversas campañas de sensibilización, de difusión y de información que se han llevado a cabo, se ha conseguido que año tras año sean muchas las familias que se han acercado a nosotros para informarse de cómo se realiza este tipo de acogida.

Más de 25 familias han vivido la experiencia de tener a un niño o una niña ucraniana de acogida en Ceuta y no sólo han aportado lo mejor de cada uno de ellos a esos menores, sino que han recibido mucho más de lo que han dado. Un total de 27 menores han disfrutado de nuestra ciudad y de una familia que los ha acogido en su hogar. Actualmente, debido a la crisis que vive el país, el número de acogimientos ha disminuido considerablemente y esto ha hecho que algunos de estos menores hayan dejado de venir por falta de recursos de su familia o bien sólo vengan en un solo periodo vacacional.

Estos acogimientos se hacen a través de la Asociación de niños/as ucranianos de Andalucía que gestiona toda la documentación y organiza el viaje de los menores. Digmun favorece este acogimiento con la información , con la sensibilización , el asesoramiento y con una subvención que recibe desde el año 2006 gracias a un convenio de colaboración con la Consejería de Asuntos Sociales de la Ciudad Autónoma , y que permite sufragar parte del viaje desde Ucrania a Algeciras. La agencia Trujillo financia el viaje en barco desde Algeciras a Ceuta.

El papel de las familias en estos acogimientos es fundamental, ya que se responsabilizan de los pequeños que acogen, cuidando de ellos y ofreciéndoles todo lo que una familia puede dar a sus hijos, tanto material como afectivo. Los integran dentro de su hogar, llegando a formar parte de ellos como otro miembro más, aunque son conscientes de que llegará el día en que volverá de nuevo a su país y a su orfanato de procedencia..

Estas familias de acogida desempeñan durante el período vacacional ( Navidad y Verano) un papel muy importante en la protección de estos menores, pues suponen una alternativa a la familia genética. Alejarlos de las duras condiciones en las que viven en sus países de origen (treinta grados bajo cero en Ucrania ) , mejorar su salud, su alimentación y reforzar así su sistema inmunológico para afrontar el invierno con más defensas , son algunos de los beneficios que le aporta el acogimiento. El darles a conocer otra cultura, otro idioma, costumbres diferentes y una familia que les proporciona un clima de afecto, cariño y pautas de educación son otros de los objetivos que se consiguen.

Tras la marcha de estos menores las familias siguen manteniendo contacto a través del teléfono o por e-mail y, por lo general, siempre es el mismo niño quien vuelva al verano siguiente. Sólo en el caso de que el menor haya sido adoptado, o requerido por su familia genética o no se haya adaptado a su familia de acogida, se da el caso de solicitar a otro menor. La continuidad del acogimiento y del contacto con ellos crea fuertes vínculos afectivos y hace que el menor se sienta reforzado en su educación sentimental, sintiendo que tiene una familia que lo apoya, lo educa, lo protege y lo quiere

Después de siete años que llevamos recibiendo a estos menores , se ha demostrado que estas iniciativas son un gran éxito y así se ha podido comprobar cuando el menor ya es adulto y siente a su familia de acogida como la suya propia. Este es el caso de algunos de estos menores que llevan viniendo desde hace muchos años al seno de la misma familia y que el acogimiento se ha dado por finalizado al cumplir estos la mayoría de edad.

La finalización del acogimiento no supone la ruptura de la familia con el acogido, sino todo lo contrario, se puede regularizar su situación a través de un contrato de trabajo, de una acogida por estudios o simplemente de un visado como turista por tiempo definido.

Todo lo que se le ha aportado al niñ@ en el periodo de acogimiento: el afecto recibido por su familias, las habilidades sociales adquiridas, el dominio de una nueva lengua y la mejora de su autoestima , les convierten en ciudadanos libres y preparados para afrontar los nuevos retos profesionales, sociales y familiares del futuro como personas adultas PORQUE QUIENES HOY RECIBEN AFECTO , MAÑANA SERÁN PARTE DE UNA ASOCIEDAD MÁS JUSTA.

¡ACOGE A UN MENOR, TU SOLIDARIDAD ES SU FUTURO!

* Presidenta de la Asociación Digmun
 

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