Nada nuevo bajo el sol. Por muy
buenas intenciones que acompañen los proyectos y
declaraciones de principios que suelen ser el normal “modus
operandi” de la Administración para demostrar sus
inmejorables propósitos a la hora de conseguir una
disminución del paro juvenil.
Pero esas afirmaciones, amen de obsoletas y manidas, suelen
ser bastante ineficaces y la Subdirectora de Empleo tiene
que plantearse con seriedad si quiere o no quiere “estar” en
la realidad. Porque no se puede generalizar en modo alguno y
acuñar términos que engloben a “todos” los jóvenes. Porque
siempre tendrán más futuro los licenciados universitarios o
quienes hayan estudiado módulos superiores que aquellos que
carezcan de formación y que por lógica tan solo pueden y
podrán optar por los trabajos más modestos. ¿Y quien o
quienes son los culpables de que la sociedad pueda
encontrarse ante una bolsa de desempleados que carecen de
formación? Pues dado que la enseñanza es gratuita y
obligatoria, que existen las becas y que a lo largo de los
últimos veinte años se ha hecho lo posible y lo imposible
por concienciar a los alumnos que estudien y se preparen, la
culpa de que determinados jóvenes no hayan querido formarse
ni la tiene Felipe González, ni Aznar ni Rajoy sino los
malos alumnos ¿O es que le van a poner a cada educando un
policía local a la vera para que le arrastre a las clases y
la obligue a estudiar? Cada hombre y cada mujer son los
arquitectos de sus propias vida y resulta miserable tratar
de echarle la culpa a un tercero.
También es cierto que dentro de los empleados hay un alto
contingente de jóvenes preparados que no encuentran trabajo,
porque los bancos no dan créditos y las empresas se hunden y
no generan empleo. ¿Y cual es la tónica general? Hablaré
desde la perspectiva ceutí donde cualquier iniciativa suele
ir respaldada por buenos dineros. ¿La mejor manera de
capitalizar y hacer fructificar esos fondos? Haciendo que
los desempleados locales puedan disfrutar de aquello que a
los chicos y chicas del resto de España les cuesta dinero:
cursos de inmersión total de alemán y de inglés. Conozco a
universitarios que han estado cuidando niños, dando clases y
paseando perros para conseguir ahorrar para los costosos
cursos de inmersión que les abrirán las puertas de Europa.
De aquí a diez años vista en Alemania necesitan jóvenes para
trabajar, pero no en el ladrillo, por supuesto, sino que
necesitan a licenciados y a trabajadores cualificados de los
que salen de los módulos. Hay trabajo en Alemania y también
en Holanda y Luxemburgo, pero hay que dominar al menos tres
idiomas, el propio, inglés y alemán y no apunto al ruso ni
al chino porque si alguien domina uno de esos dos idiomas es
que le sonríe tanro Dios cómo el mercado laboral europeo.
¿Quieren ayudar a nuestros jóvenes a encontrar empleo?
Buenos cursos intensivos, de ocho horas diarios con
intervalos de veinte minutos cada dos horas de inglés y de
alemán. Si les digo los precios de esos cursos maratonianos
por lo privado se pueden desmayar. Pero si hay dinero se
ofrecen gratis y si hay huevos, voluntad y disciplina los
desempleados acudirán ávidos por aprender y titularse para
poderse abrir las puertas de Europa, desde donde nos están
llamando, se gana el doble que aquí, se cuenta eso sí con la
mitad de la calidad de vida de la que se puede disfrutar en
un país meridional, pero se promociona dentro de la empresa,
se hace curriculum, se crece por el hecho de trabajar en el
exterior y dentro de cuatro o cinco años, cuando vuelvan a
tomar vigor las pymes españolas y los banqueros estén
cumpliendo lo que les caiga y les corresponda por lo que nos
han hecho, nuestros emigrantes podrán retornar a su Patria.
No obstante no puede obviarse al grupo que carece de
formación y a ellos han de ir dirigidos los esfuerzos, que
no se trata de llevarles a la escuela para que aprendan a
poner a arrimar el yeso, porque no se necesita gente del
ladrillo, sino que se pueden hacer buenos cursos de alta
hostelería, no en plan cutre contratando a un restaurante,
sino con el programa de las auténticas escuelas del área. En
Inglaterra se necesita personal para hostelería y en Europa
en general los hosteleros que salen de las escuelas
encuentran trabajo.
¿Qué es muy injusto el que nuestros jóvenes tengan que
emigrar? También fue injusto el que nuestros abuelos lo
hicieran, pero es en los momentos de dificultad donde se
demuestra el talante de los hombres y de las mujeres y su
capacidad de superación siendo capaces de reinventarse allí
donde se encuentra su futuro profesional. Y tan solo
ofreciendo a los desempleados unas perspectivas claras y la
posibilidad de formarse y aprender se les podrá ayudar de
forma real. El resto es parchear y perder el tiempo.
|