En general todos los temas que se
llevan en la cartera cuando nuestro Presidente tiene que
viajar a los madriles para reunirse con la cúpula son
relevantes. Pero esta vez toca asuntos candentes como lo es
el PGOU sin el que el desarrollo sostenible y el crecimiento
de la ciudad no son factibles.
Las pretensiones de Juan Vivas, en general, son
archirazonables, incluso en tiempos de recortes y
austeridades, porque la aprobación del PGOU que regirá las
políticas urbanísticas de Ceuta, es también un puro “ajuste”
pero esta vez a la legalidad y con todas sus consecuencias.
Pero en el comunicado del gabinete de comunicación de la
Ciudad, vuelve a campar por sus respetos el cateto término
de “adecentamiento” cuando el que ha de utilizarse es el de
“rehabilitación” o bien “reformas de infraestructuras” o
bien “modernización y recuperación del entorno”. ¿O han oído
ustedes en alguna ocasión en arquitectura o ingenierías
hablar de “adecentar” una autovía o cualquier tipo e vía?
¡Ni cuando se trata de retirar a las poligoneras de las
calles de los polígonos para que no causen escándalo público
enseñando la ingle casquivana a los automovilistas! ¡A ver
esos asesores que se pongan las pilas y rectifiquen!.
Pero errores dialécticos a parte, se pondrá sobre la mesa
ministerial la sempiterna preocupación por las
comunicaciones y de las navieras de las narices, los
problemas que es susceptible de causar la autovía marina del
Estrecho, con la consiguiente incomunicación y sin lugar a
dudas los esperados helicópteros (esperados para quienes
puedan pagarse el billete) ya que dentro del PGOU no se
contemplan políticas tipo Gibraltar de rescatar metros de
los mares y montar un aeropuerto aunque sea tan exiguo cómo
el melillense, que es a día de hoy el que tiene la pista de
aterrizaje más mezquina de España y con todo y con eso
aterrizan los aviones. Eso demuestra que cuando se quiere,
se puede y que la voluntad es más importante que la simple
inteligencia.
¿Comunicaciones? Y vuelve la palabreja porque se habla de
“adecentar la carretera de la frontera” lo que debe
significar que se va a recuperar el entorno y a realizar
reformas estructurales. Porque para “hacer decente” un lugar
antes tiene que haber sido calificado de “indecente” que
signfica “contrario a la decencia” y esa es una acepción muy
subjetiva y que pertenece al plano de los estrictos valores
morales. Amplío: de “indecente” puede ser calificada una
conducta o una actitud que es contraria a la moral de una
sociedad que se rige por unos determinados principios. Para
un iraní una señorita tomando el sol en bañador puede ser
calificado como “indecencia pura y dura” y para un
occidental el que en una playa que no esté destinada al
nudismo se pasee un señor con la pilila al viento también es
una falta de decencia. ¿Y cómo adecentarían en estos casos
los Guardianes de la Virtud? Pues poniéndole un trapo negro
a la del bañador y un bañador al de la pilila y de paso
multas con plazo para interponer recurso (bueno, en la caso
iraní me parece que no, que no cabe recurso) Pero en el caso
de la carretera de la frontera hay que hablar de una simple
“reforma” y en el caso de su cochambroso entorno de una
recuperación y rehabilitación y de por medio algún buen
“Concurso de ideas” para que compitan los innovadores y
triunfe la opción más votada.
¿Una esperanza? Que no se le hable a la ministra de que hay
que “adecentar” zonas de la ciudad, porque Ana Pastor va a
pensar que esta es la capital del vicio y que somos unos
depravados. Aunque lo esencial es que se responda con un OK
a todo cuanto proponga Juan Vivas y se respete la naturaleza
ceutí de leal vivero del PP y tierra de profundas e
irrenunciables raíces ibéricas, que es realidad digna de ser
valorada en la España del relativismo nacionalista
subvencionado. Si Vivas viajó con las alforjas llenas de
propuestas seguro que volverá con las alforjas llenas de
Okeys.
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