LUNES 13.
Me cruzo con una persona muy allegada a nuestro alcalde. Y,
como siempre que ello ocurre, menos veces de las que uno
quisiera, nos paramos a pegar la hebra. Debido a que el
calor aprieta de lo lindo y nos encontramos en sitio donde
no hay donde guarecerse del Lorenzo, nos vemos obligados a
intercambiar impresiones con celeridad. En principio, le
entro con una pregunta para no ir directo al grano, y mi
conocido me contesta con su habilidad característica. Es
decir, que me deja con la duda de si darle las gracias o
mandarlo allá donde el viento da la vuelta. Por tal motivo,
la siguiente pregunta es frontal y con cierta malaúva: ¿a
qué se debe que nuestro alcalde tenga un equipo de gobierno
tan debilitado en todos los aspectos? Y va el hombre, a
quien aprecio en la misma medida que respeto le tengo, y me
contesta que porque nuestro alcalde se siente mejor rodeado
de personas más bien dadas a decir que sí a todo cuanto él
quiere oír. Y, claro, su respuesta me deja cortado. Tan
cortado como para decirle buenas tardes y que Dios nos coja
confesados.
Martes. 14
Las malas noticias vuelan. Así que pronto me llega la de un
niño que ha caído desde las alturas de un edificio céntrico
y se ha estrellado contra el parasol de la terraza de una
cafetería. Ha habido heridos, según la información a la cual
accedo. 12 años tiene la criatura. Una edad muy difícil y
que pone en guardia a muchos padres. Ya que este período es
considerado como una fase de desarrollo que hay que soportar
y no disfrutar, y que es preciso enfrentar y no compartir.
Tengo leído, por supuesto, la cantidad de mitos y
“desastres” que se cuentan acerca de estos años “terribles”.
Y, lamentablemente, si uno espera lo peor es muy probable
que, como padre de adolescente, lo pase muy mal.
Rematadamente mal. Me decía un profesor muy curtido en la
tarea de enseñar, que gran parte de la mala fama que tiene
la adolescencia entre padres y profesores se debe a
profecías elucubradas. Lo cual no quiere decir que la
adolescencia no plantee problemas, al igual que cualquier
otra fase de desarrollo. Ojalá que el chaval se reponga
cuanto antes. Y, desde luego, va a necesitar que se le
recupere en todos los sentidos. Desde este momento, por
razones muy diversas, sumo mis plegarias a las de todos los
que estamos deseando que el chico emprenda el camino del
entusiasmo por la vida. Lo demás, a nadie importa, excepto a
quienes tengan que prestarle la ayuda necesaria y correcta.
Miércoles. 15
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha pasado
más de una semana veraneando en un pueblo de Galicia.
Bebiendo, comiendo –con su saque tan celebrado- y fumándose
sus tan cacareados habanos. Se nota que el descanso le ha
venido muy bien. De ahí que, después de muchos meses de
anunciar nada más que medidas drásticas, haya tenido a bien
decir que su Gobierno ha decidido prorrogar los 400 euros
con mejoras en el Plan Prepara. Ahora queda por ver en qué
consistirán las mejoras. Porque de lo que diga Rajoy,
desgraciadamente, siempre hay que pensar que puede ocurrir
lo contrario. Parece mentira que una persona que, antes de
ser presidente, pasaba por ser alguien a quien se le podía
comprar un coche de segunda mano, sea ahora mismo tan poco
creíble. El presidente del Gobierno, además, que tantas
veces criticó desde la oposición la estancia de los
anteriores presidentes en el Parque Nacional de Doñana,
concretamente en el Palacio de las Marismillas, no ha tenido
ahora el menor reparo en imitarlos. Menos mal que el Azor se
vendió hace ya mucho tiempo a un particular. De no haber
sido así, seguramente Rajoy se habría hecho a la mar en el
yate navegando cual un Franco cualquiera. Quince días, o
más, va a disfrutar de vacaciones Rajoy. Así que me imagino
la mala impresión que le estará causando a Juan Roig:
presidente de Mercadona. Quien harto de decirnos que los
españoles debemos trabajar como chinos, bajo la complacencia
y satisfacción de don Mariano y de los suyos, se encuentra
ahora que Rajoy lo que mejor sabe hacer es tenderse a la
bartola y que se lo pongan todo por delante. Nada me
extrañaría que nuestro alcalde y José Antonio Rodríguez
viajaran, ya mismo a las Marismillas, para hacerle el
artículo a la Manzanilla la Guita. Que entra de bien como
para que Rajoy pierda la chaveta y le dé por anunciar que
Javier Arenas y Manuel Sánchez Gordillo, alcalde
de Marinaleda y diputado de Izquierda Unida, han llegado a
un acuerdo para socavar los cimientos del pacto existente
entre Diego Valderas y José Antonio Griñán.
Sería ya el mejor remate a unas vacaciones que el presidente
del Gobierno recordará mientras viva. Y que sean muchos
años.
Jueves. 16
Hace tres años, en el mes de agosto, Alejandro Sevilla
me presentó a Cayetano Cuesta López; quien, tras
jubilarse, tenía su vida repartida entre dos ciudades: Ceuta
y Puente Genil. Ceuta, como ciudad donde fue nacido, y
Puente Genil donde encontró a Tere; la mujer de su
vida, la madre de sus hijos. Nada más conocernos, nuestras
relaciones fueron tan fluidas como interesantes. Conocí bien
pronto vida y milagros de Cayetano. Era jovial, simpático,
sin estridencias, afable y culto. Muy culto. Y, desde luego,
sensible. Me dijo que había publicado un libro de poemas y
que estaba a punto de imprimirse su segundo libro, que lo
había titulado ‘Vivencias de mis pueblos’. Donde había
tratado de volcar la pasión que sentía por su lugar de
nacimiento y por el de Tere, de la que había enviudado no
hacía mucho. Y bien que se le notaba a Cayetano cuando se
refería a ella. Lo que yo no supe de él, hasta el verano
siguiente, es que Cuesta López había sido un jugador de
fútbol destacado. Tan destacado que bien pudo hacerse
realidad su fichaje por el Barcelona, cuando Samitier
se encargaba de dar el visto bueno a los fichajes del equipo
azulgrana. Recomendado por Pepe Bravo, mi añorado
amigo, estuvo en un tris Cayetano Cuesta de conseguirlo.
Debutó muy joven con la Sociedad Deportiva Ceuta. Jugó de
manera sobresaliente en la Balompédica Linense. Y se retiró
de la profesión en Puente Genil. ‘Vivencias y Pueblos de
Ceuta’, el segundo libro escrito por Cayetano Cuesta López,
obra en mi poder desde 2010. Hoy, tras enterarme del
fallecimiento de mi amigo Cayetano, por medio de Alejandro
Sevilla, he empezado a leer, otra vez, un libro lleno de
recuerdos apasionados de sus dos pueblos: Ceuta, donde lo
nacieron, y Puente Genil, donde encontró a Teresa Chacón.
Descanse en paz, mi amigo Cayetano.
Viernes. 17
A punto de que el fútbol vuelva a ser el protagonista de
todas las conversaciones, sigo con atención cuanto viene
sucediendo tanto en la Asociación Deportiva Ceuta como en el
Atlético del mismo lugar. El primer equipo ha conseguido ya
reunir una plantilla de jugadores, mezcla de veteranos y de
jóvenes nacidos en la tierra, muchos de ellos expertos en la
categoría, y ha contratado los servicios de un magnífico
preparador físico, José Carlos Jiménez, “Mane”
y de un entrenador, Álvaro Pérez, que es sobradamente
conocido por haber estado ya en el club, en anteriores
temporadas. El segundo equipo de la tierra parece
petrificado. Inmovilizado por carecer de medios para poder
soportar los gastos que acarrean la participación en Tercera
División. Por lo cual no me ha sorprendido el rumor que está
circulando acerca de una posible fusión entre los dos clubs.
Para que del acuerdo salga un equipo fuerte y capaz de
competir más que dignamente en una categoría de la que
cuesta lo indecible salir. Así que me parecería la mar de
bien que el rumor adquiriera visos de realidad. Una realidad
que también gustaría, según ha dicho él, al consejero de
Deportes: Premi Mirchandani. Lo que no me gusta es la
forma como viene actuando el Gobierno local en cuanto oye
hablar de subvenciones. La encuentro ventajista. Demagógica.
Tratando por todos los medios de hacer ver a los ciudadanos
que, en tiempos de crisis económica, el alcalde se mantiene
en sus trece de no decir ni pío hasta finales de año, cuando
se conozca el Presupuesto para la Ciudad de 2013. Es lo que
ha dicho la portavoz accidental del gobierno, Mabel Deu,
amén de comunicarles a los presidentes de ambos equipos que
descarten ser recibidos por el presidente de la Ciudad. Que
para esa tarea ya se basta y se sobra el consejero de
Deportes. Además de otras lindezas. Expresarse con semejante
altanería no conduce a nada. En Melilla, sin embargo,
Juan José Imbroda sigue ayudando al primer equipo de la
ciudad. ¿Cómo es posible que lo que en Melilla es factible
aquí sea todo lo contrario? ¡Ay, el rencor!
Sábado. 18
Éramos pocos y parió la abuela. Es lo primero que se me
ocurre decir tras leer, aunque sea con 24 horas de retraso,
las declaraciones realizadas por la alcaldesa de Madrid,
Ana Botella, a Europa Press. La señora de Aznar
no ha tenido el menor reparo en propalar que “parece
inevitable que al final España acuda a algún tipo de
rescate”. Y, por más que intente disimularlo, con sutilezas
variadas, se le nota a la legua que lo que intenta es
ponerle a Mariano Rajoy una piedra al cuello para que
se ahogue de una vez. Eso si, la alcaldesa más votada (!) de
España, por méritos indiscutibles (!), sigue obsesionada con
José Luis Rodríguez Zapatero. A quien culpa de la
actual situación. Y ha dejado entrever que éste despilfarró
la riqueza dejada por su marido, José María, en 2004. Ay,
Dios… Parece mentira que quien lució palmito de reina en
boda de hija con hombre de negocios raros, al socaire de
gobernantes valencianos, considerados primeros espadas del
PP, salga ahora haciéndole, sin disimulo alguno, el artículo
a su marido. Lo cual demuestra que el tío del bigote anda
empeñado en volver a recuperar los negocios del ladrillo por
el bien de España. Todo por España. Por España sería
necesario que Botella, doña Ana, nos dijera si también es
Zapatero el autor de la ruina económica que padece el
Ayuntamiento de Madrid. A la alcaldesa, cada vez que diga
tonterías del tres al cuarto, convendría recordarle:
¡Cuidado con los bomberos! En este caso, los de los madriles.
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