Dos semanas, nueve días a pie de excavación. Alrededor de
treinta jóvenes voluntarios y un yacimiento prácticamente
‘virgen’ situado frente al mar Mediterráneo, guardando los
restos de un antiguo alfar meriní del siglo XIV. La
combinación de estos factores, aderezados con grandes dosis
de disposición, iniciativa e interés por parte de los
participantes, da como resultado un total cercano a las 600
piezas extraídas del yacimiento del Llano de las Damas, el
lugar donde este año se ha desarrollado el Campo de Trabajo
organizado por la consejería de Educación, Cultura y Mujer
en coordinación con el área de Juventud, Deporte, Turismo y
Festejos.
Los protagonistas de ‘Arqueología frente al mar’ apuraban
ayer sus últimas horas en el yacimiento arqueológico, así
como en el laboratorio situado en las Murallas Reales, donde
a lo largo de las últimas dos semanas han limpiado, medido,
fotografiado y catalogado la mayor parte de las piezas que
han ido encontrando. Aquí finalizaba el recorrido que les ha
permitido saborear tanto las dificultades como las mieles de
la arqueología en un entorno real y bien conservado, tal y
como explicaba el arqueólogo municipal, Fernando Villada, al
ponerse en marcha la iniciativa. “La cantidad de piezas
arqueológicas que tiene el yacimiento es considerable. Así
los jóvenes podrán ver muros y piezas de cerámica casi desde
el primer día”, avanzó. Así ha sido, y gracias al empeño de
los jóvenes, se han catalogado ya unas 200 de las cerca de
600 piezas extraídas. Han aparecido, incluso, restos cuya
cronología podría sembrar algunas dudas sobre la edad del
yacimiento, pero esto habrá que estudiarlo con detenimiento
a continuación.
Celeste Herrero, zaragozana de 28 años, se mostraba ayer
encantada sobre la experiencia vivida en Ceuta, gracias a la
cual “nos han enseñado mucha historia” y ha podido
disfrutar, además de “muchas más actividades al aire libre
de las que habría podido imaginar”. Por su parte Cristina
Marí, procedente de Ibiza, explicó que trabajar en un
yacimiento como este les ha dado a ella y sus compañeros
otra visión de la arqueología, diferente a las que muchos
tenían con anterioridad: “No solo ves objetos, sino que
podíamos imaginarnos la vida de las personas que los usaron,
hasta su poder adquisitivo dependiendo del color de las
piezas”.
Entre los participantes ceutíes, Dani Vilchez es un
auténtico aficionado a la historia y desde que apenas tenía
12 años acudía a jornadas de historia y arqueología para
jóvenes. “Ha sido una experiencia única y diferente. Pasar
de ser oyente a formar parte del equipo me ha gustado mucho,
además hemos aprendido mucho los unos de los otros al ser de
distintas comunidades”, afirma. “Aunque todos somos
españoles se ve que tenemos distintas culturas. Lo más
bonito ha sido no solo trabajar codo con codo, sino la
oportunidad de enseñarles Ceuta y ser una especie de guía
extraoficial”, reconocía, orgulloso de su tierra.
Y es que los participantes del Campo de Trabajo ‘Arqueología
frente al mar’, para el que los organizadores ya se plantean
la posibilidad de una nueva edición en el futuro, han
cambiado incluso horas de ocio o descanso por poder
disfrutar un poquito más del yacimiento que tantas sorpresas
les ha regalado.
Esta mañana cogerán sus maletas, pero se irán seguro con un
buen puñado de recuerdos. “Ceuta es mucho más limpia, más
grande y más bonita de lo que pensábamos”.
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