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OPINIÓN - VIERNES, 17 DE AGOSTO DE 2012

 
OPINIÓN / ANALISIS

Una política deportiva catastrófica

Por Juan Merino


El Gobierno de Juan Vivas no se define en cuanto al importe de la subvención destinada para los equipos de categoría nacional que jugaran a partir de muy pocos días en Tercera División. Ni se conoce la partida presupuestaria destinada a tal fin ni tampoco cómo se haría el reparto económico ni siquiera, si a día de hoy, prevalecen los 200.000 euros de los que se hablaban para la A.D. Ceuta en esta temporada.

En este “totum revolutum” y recurriendo como excusa a la crisis económica, ni hay nada programado ni parece que lo pueda haber antes del inicio de la competición, cuando los dirigentes deportivos ya han tenido que comenzar a confeccionar las plantillas, apremiados por la fecha fija de comienzo de la competición y desorientados en cuanto a la cuantía a recibir en concepto de subvención y, por tanto, desconcertados sobre hasta cuántos podían gastar.

Con este galimatías de “no sabe/no contesta”, lo cierto es que en un más difícil todavía circense, los responsables deportivos se han embarcado en una aventura donde la incertidumbre y desorientación son tales que, sin conocer cantidad a percibir, han tenido que “echarse p’alante” con más valentía y brío que seguridad, cuando hay un Gobierno de la Ciudad impasible, timorato, irresponsable que ni se ha comprometido con cantidad alguna ni, a día de hoy, hay noticias de que se comprometa con el dinero necesario para echar a andar.

El desdén que ha invadido la política de gestión deportiva del Gobierno Vivas provoca sonrojo cuando no indignación, tras comprobar un comportamiento impropio de políticos responsables que se pronuncian en público de forma desatinada y dando sensación de manejarse con la improvisación como fórmula habitual.

Ni se puede ni se debe actuar con tanta indiferencia cuando se tiene una responsabilidad pública. Cuando tantas veces hemos abogado a que hemos de ir de la mano con Melilla, nuestra ciudad hermana, en este ámbito nos encontramos a distancias siderales del Ejecutivo de Juan José Imbroda, quien subvenciona a la U.D. Melilla con millón y medio de euros, sin ningún tapujo ni excusa.

Lo que a día de hoy está sucediendo en el fútbol ceutí de Tercera División es una vergüenza a nivel político, máxime cuando los dirigentes deportivos, haciendo gala de una enorme responsabilidad, han sabido adaptarse a las circunstancias, recurriendo al mercado de “cantera” local y confeccionando una plantilla, lo más digna posible para no arrastrarse por la categoría. Un ejercicio de sensatez que no ha sido correspondido a nivel político, hasta ahora.

Por ello, chirría más de lo conveniente el comportamiento político que es de otro costal. Una actitud que no es de recibo en una sociedad seria y en un Gobierno que no puede dar bandazos en este sentido y que ha de ser mucho más diligente, eficaz y práctico, además de serio y formal.

Es el momento, señor Vivas, de definir de manera categórica las cuantías económicas con las que han de contar A.D. Ceuta y Atlético Ceuta. No se puede gobernar en el limbo, dando sensación de que ni se sufre ni se padece y que los demás se las apañen como puedan, abandonándolos a su libre albedrío porque –no se olvide-, también son contribuyentes.

Estos comportamientos insidiosos inducen más a pensar en la mala fe que en la dejadez o en ambas cosas a la vez. De manera que la política deportiva errática, sin objetivo concreto, no lleva nada más que a la confusión y al desastre provocando desconcierto e incertidumbre.

Un Gobierno responsable no se puede despistar ni desdecirse a cada momento, por su propia estima y por respeto a los ciudadanos. Un Gobierno sin criterio es una catástrofe permanente. Y la política del Ejecutivo de Juan Vivas en materia deportiva se está convirtiendo en un desatino permanente con imprevisibles consecuencias que, en la mayoría de las ocasiones, conducne al perjuicio directo para los equipos afectados.

Cuando no hay planteamientos claros y se gobierna “a salto de mata”, las consecuencias nunca puede ser ni razonables ni eficientes ni tampoco respetables. Por ello, un Gobierno que no respeta a los demás, tampoco se respeta así mismo. Y cae por tanto en la mofa, el ridículo y la caricatura.

Si el Gobierno de Juan Vivas no soluciona cuanto antes el capítulo de subvención, incluyendo cuantías económicas y forma de abono cuanto antes a los equipos de Tercera División nacional de nuestro fútbol, habrá que convenir que sus intenciones, tal vez sean espurias. Y la falsedad no es la mejor moneda de cambio para defender los tan recurrentes intereses generales.

A las alturas que estamos no caben más “tiempos muertos” ni deportivos ni políticos. Y éstos, deberían tomar ejemplo de cómo se han prodigado los dirigentes futbolísticos. La táctica del avestruz no es ni valiente ni responsable.
 

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