El Gobierno de Juan Vivas no se define en cuanto al importe
de la subvención destinada para los equipos de categoría
nacional que jugaran a partir de muy pocos días en Tercera
División. Ni se conoce la partida presupuestaria destinada a
tal fin ni tampoco cómo se haría el reparto económico ni
siquiera, si a día de hoy, prevalecen los 200.000 euros de
los que se hablaban para la A.D. Ceuta en esta temporada.
En este “totum revolutum” y recurriendo como excusa a la
crisis económica, ni hay nada programado ni parece que lo
pueda haber antes del inicio de la competición, cuando los
dirigentes deportivos ya han tenido que comenzar a
confeccionar las plantillas, apremiados por la fecha fija de
comienzo de la competición y desorientados en cuanto a la
cuantía a recibir en concepto de subvención y, por tanto,
desconcertados sobre hasta cuántos podían gastar.
Con este galimatías de “no sabe/no contesta”, lo cierto es
que en un más difícil todavía circense, los responsables
deportivos se han embarcado en una aventura donde la
incertidumbre y desorientación son tales que, sin conocer
cantidad a percibir, han tenido que “echarse p’alante” con
más valentía y brío que seguridad, cuando hay un Gobierno de
la Ciudad impasible, timorato, irresponsable que ni se ha
comprometido con cantidad alguna ni, a día de hoy, hay
noticias de que se comprometa con el dinero necesario para
echar a andar.
El desdén que ha invadido la política de gestión deportiva
del Gobierno Vivas provoca sonrojo cuando no indignación,
tras comprobar un comportamiento impropio de políticos
responsables que se pronuncian en público de forma
desatinada y dando sensación de manejarse con la
improvisación como fórmula habitual.
Ni se puede ni se debe actuar con tanta indiferencia cuando
se tiene una responsabilidad pública. Cuando tantas veces
hemos abogado a que hemos de ir de la mano con Melilla,
nuestra ciudad hermana, en este ámbito nos encontramos a
distancias siderales del Ejecutivo de Juan José Imbroda,
quien subvenciona a la U.D. Melilla con millón y medio de
euros, sin ningún tapujo ni excusa.
Lo que a día de hoy está sucediendo en el fútbol ceutí de
Tercera División es una vergüenza a nivel político, máxime
cuando los dirigentes deportivos, haciendo gala de una
enorme responsabilidad, han sabido adaptarse a las
circunstancias, recurriendo al mercado de “cantera” local y
confeccionando una plantilla, lo más digna posible para no
arrastrarse por la categoría. Un ejercicio de sensatez que
no ha sido correspondido a nivel político, hasta ahora.
Por ello, chirría más de lo conveniente el comportamiento
político que es de otro costal. Una actitud que no es de
recibo en una sociedad seria y en un Gobierno que no puede
dar bandazos en este sentido y que ha de ser mucho más
diligente, eficaz y práctico, además de serio y formal.
Es el momento, señor Vivas, de definir de manera categórica
las cuantías económicas con las que han de contar A.D. Ceuta
y Atlético Ceuta. No se puede gobernar en el limbo, dando
sensación de que ni se sufre ni se padece y que los demás se
las apañen como puedan, abandonándolos a su libre albedrío
porque –no se olvide-, también son contribuyentes.
Estos comportamientos insidiosos inducen más a pensar en la
mala fe que en la dejadez o en ambas cosas a la vez. De
manera que la política deportiva errática, sin objetivo
concreto, no lleva nada más que a la confusión y al desastre
provocando desconcierto e incertidumbre.
Un Gobierno responsable no se puede despistar ni desdecirse
a cada momento, por su propia estima y por respeto a los
ciudadanos. Un Gobierno sin criterio es una catástrofe
permanente. Y la política del Ejecutivo de Juan Vivas en
materia deportiva se está convirtiendo en un desatino
permanente con imprevisibles consecuencias que, en la
mayoría de las ocasiones, conducne al perjuicio directo para
los equipos afectados.
Cuando no hay planteamientos claros y se gobierna “a salto
de mata”, las consecuencias nunca puede ser ni razonables ni
eficientes ni tampoco respetables. Por ello, un Gobierno que
no respeta a los demás, tampoco se respeta así mismo. Y cae
por tanto en la mofa, el ridículo y la caricatura.
Si el Gobierno de Juan Vivas no soluciona cuanto antes el
capítulo de subvención, incluyendo cuantías económicas y
forma de abono cuanto antes a los equipos de Tercera
División nacional de nuestro fútbol, habrá que convenir que
sus intenciones, tal vez sean espurias. Y la falsedad no es
la mejor moneda de cambio para defender los tan recurrentes
intereses generales.
A las alturas que estamos no caben más “tiempos muertos” ni
deportivos ni políticos. Y éstos, deberían tomar ejemplo de
cómo se han prodigado los dirigentes futbolísticos. La
táctica del avestruz no es ni valiente ni responsable.
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