Mal le tienen que estar yendo las
cosas al alcalde de Marinaleda, sobre las utopías del que el
campo es para el que lo trabaja, con esas cooperativas que
ha creado que no están dando los frutos apetecidos,
añadiéndole al asunto de que las subvenciones de Bruselas
son menores, para que vuelva al añejo discurso demagógicos
de que toda la culpa la tienen los banqueros y las granes
empresas.
O sea lo de siempre, llegan esos “salvadores” de la
Humanidad con su comunismo trasnochado y caduco lleno de
utopía, hablan del paraíso maravilloso en que van a
convertir a los pueblos y países, les llevan a la ruina,
como no puede ser de otra forma, y cuando llegan a ese
estado de ruina, a la que su utopía ha llevado a los pueblos
y países culpan, de la misma, a los bancos y a los
empresarios. Siempre es la misma historia.
Y ya que hablamos de paraíso comunistas, empecemos hablando
de la “mamá Rusia”, ese maravilloso paraíso donde todos eran
iguales. Resulta que cuando cae el “muro de la vergüenza”,
nos encontramos con gentes muriéndose en las calles, mafias,
alcohólicos, y un pueblo con más hambre que los perros de un
ciego. Ahora, eso sí, para los mandas y todos los que
conforman el aparato, viviendo como reyes.
Y este asalta supermercado, admirador de Castro, Chávez, el
Che o el Comandante Marcos, busca adhesiones con el reparto
del botín que luego cobra con obediencia ciega, alentando la
confrontación entre el pueblo elegido y un acechante
“enemigo exterior”
La Cuba de Castro, basta con visitarla para darse cuenta de
la gran miseria en la que vive el pueblo, mientras los
mandas y sus incondicionales a cuerpo te rey.
Igual pasa en Venezuela, donde un país rico en petróleo,
raciona los alimentos básicos, pan y leche, y con toda la
gasolina que tiene, usted ciudadano venezolano, sólo puede
repostar dos veces en semana. ¿Dónde está el dinero, miles
de millones que se consigue con la venta del petróleo?.
Desde luego, ese dinero, poco beneficio le da al pueblo en
este paraíso comunista. Entonces, quiénes son los qué se
benefician del mismo. Sin comentarios.
Esa “Andalucía imparable” se desliza hacia aquel Tercer
Mundo del que la democracia, con la solidaridad europea, la
rescató y al que la retorna un populismo enloquecido, con la
puesta en marcha de esa utopía que en nada beneficia el
pueblo al que, cada día, hunde más y más en la miseria.
Naturalmente que cuado se llevan los pueblos o los países a
la ruina por culpa de la actuación de estos “salvadores”
populistas, la culpa no es de ellos, todas las culpas la
tienen los bancos y las grandes empresas.
O sea, para entendernos, en la actuación de estos
“salvadores utópicos” nada cambia, todo sigue igual, el
mismo discurso demagógico y añejo del siglo XIX, sin darse
cuenta de que estamos en el siglo XXI. Para darse cuenta de
que es el mismo discurso añejo, para ocultar su fracaso sólo
basta escuchar a Fidel y Chávez, indicando quienes son los
que tienen la culpa de todo.
Ya lo dijo aquel:”Toda utopía empieza siendo un enorme
paraíso que tiene como anexo un pequeño campo de
concentración para rebeldes a tanta felicidad, con el tiempo
el paraíso mengua en bienaventurados y la prisión se
abarrota de descontentos”.
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