Que si me considero “también” una
especie de “experta en dormiciones”? Pues sí y que se
chinchen los envidiosos, porque los del cristianerío estamos
muy puestos en nuestra incomparable y suprema riqueza
histórico artística y patrimonial. Bueno, también fue mi
maridísimo, el hombre de Dios Erik el Belga, quien me
desveló los secretos de esas dormiciones que significan que
nuestra Virgen Santa María nunca murió sino que se quedó
dormidita y llegaron los ángeles de Dios para llevársela al
cielo, flotando entre las nubes, como una cometa morenita y
linda ¡No era bonita esa mujer judía que parió al Redentor!
¡Y no era buena gente! que se diría en esa Andalucía que
recita “La Virgen del Rocío/no es obra humana/ que bajó de
los cielos/ una mañana/ eso sería/para ser Reina y Madre de
Andalucía” Y ahora me emociono y se me emborronan las teclas
del ordenador de tanto sentimiento que me da. Es así la
dormición de María y el tránsito de San José, porque el
santo varón tampoco murió y su paso a la luz se llama
“tránsito”.
¿La más espectacular dormición de España? Hay muchas y las
guardan las monjitas en sus clausuras porque María quiere
mucho a sus monjitas y está muy bien cuidada y mimada por
ellas. Pero llegó una exposición hace unos años al Palacio
del Obispo de Málaga, era sobre los tesoros artísticos que
atesoran en los conventos de Andalucía y las monjitas de
Antequera, que Dios las bendiga, aportaron la joya de su
corona, una dormición ¡A tamaño natural! ¿Y cuantas tarde me
senté a admirarla en las escalinatas del Palacio? ¿Y cuanta
gente no se sentaba conmigo en silencio? Porque colocaron la
Sagrada Imagen en el enorme vestíbulo, era un gran lecho con
dosel y cortinajes y Nuestra Señora dormida cómo un angelito
en medio de esa enorme cama llena de rasos, encajes, tiras
bordadas, tules, pasamanerías, todo blanco cómo la nácar y
María vestida también con una túnica blanca...Cantaba Carlos
Cano al recordar a la Macarena sevillana llorando tras su
Hijo “¡Ay que amor tan terrible, el amor de Yaveh!” ¡Y qué
amor más grande el de las monjas que han custodiado durante
siglos ese lecho diseñado para una Reina! ¡Cuantas horas de
planchar las sábanas bordadas de hilo con tiras bordadas! ¿Y
el encañonado de los volantitos de los cortinajes? ¿Y los
encajes cuidadosamente restaurados a lo largo de los años?
¿Y el lavar esa carita de pétalo de rosa? ¿Y la de besos que
habrá recibido de las monjitas? Así los creyentes acudíamos
a la exposición, visitábamos nuestra cultura en las salas y
luego íbamos a aterrizar silenciosos en la escalinata,
sencillamente para mirar y extasiarnos ante el conjunto
ornamental, disfrutando con los detalles, deleitándonos con
la riqueza del trabajo de bordado.¿Y la dormición ceutí? ¡Es
más chiquita! Comparada con el tamaño natural de la del
convento de Antequera parece una muñeca ¡Una túnica más
graciosa! Y los dorados de los bordes muy bien conservados
porque aunque no sea muy antigua hay que considerar que esa
Virgencita es del XIX y por lo tanto ha sobrevivido al
salvaje expolio de los rojos matacuras en 1932 y a los
horrores de una Guerra Civil. ¿Estaría custodiada en casa de
alguna familia cristiana dispuesta a jugarse el cuello? ¿O
tal vez cómo tantos cientos de imágenes fue oculta en el
boquete de algún muro de una iglesia? Lo cierto es que
tranquilita tuvo que estar en medio del holocausto de
cristianos porque no se despertó y así sigue, fritita y
vigilada por dos querubines. ¡Guapa!
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