Lo mejor de los abusos es el preciso instante en el que se
acaban. Y gran parte de la culpa de la ruina de España han
sido los abusos institucionalizados. Esa entelequia bucólica
de la sanidad universal que no existe en ningún país del
mundo y menos aún en Europa donde prima el copago y los
ilegales se encuentran con que el primero de sus derechos es
ser repatriados con el menor número de trámites
burocráticos. Lo que resulta vergonzoso es la lucha de los
profesionales de la buena conciencia por defender los
presuntos derechos de unos extranjeros que se encuentran
ilegalmente en España y que el euro que nos cuesten no se
fabrica por las noches con las máquinas de hacer billetes
sino que viene del sudor de la frente de los españoles. ¿Que
los espíritus puros quieren sanidad para los ilegales? Muy
sencillo, que les paguen de sus bolsillos un seguro privado
porque es muy fácil y muy socorrido hacer caridad con los
dineros ajenos. Abusos. Centenares de nebulosos millones
para oenegés, pago de rescates millonarios para los payasos
onegetistas que se disfrazan de Indiana Jones y se van a
sublimar sus estúpidos “egos” en la cooperación
internacional, cuando en Noruega existen campañas de caridad
para “adoptar” en la distancia a niños pobres españoles y
mandarles unos dineros cada mes.
¿Y no se les cae la cara de verguenza a nuestras Autoridades
con el fenómeno MENA? Abuso institucionalizado, muchachos
con familias de localidades vecinas que vienen a Ceuta en
busca de un hotel, cama, comida, gastos y derecho a raparse
por los lados la cabeza y dejarse una cresta a lo mohicano
para adoptar un buen look pandillero. Ni desamparo ni
agobiante horfandad, ni son refugiados de zonas de conflicto
ni buscan otro fin que aprovecharse del sudor de la frente
de los ciudadanos. Hablan de la “solución” de considerar a
esos chicos “emancipados” y emancipados están, pero no hay
tanto que argumentar ni tantas lecciones de buena conciencia
que impartir, basta tan sólo con hacer unos cientos de
fotocopias del Acuerdo Bilateral firmado por España y
Marruecos en el año 1997 sobre la “repatriación inmediata de
menores” sin más requisitos que entregarles en el mismo
puesto fronterizo. Porque los jóvenes marroquíes no
necesitan el paternalismo baboso de unos gobernantes
españoles con tics de “redentoristas compulsivos”. Es más
les juro por mis muertos que Su Majestad Mohamed VI es muy
capaz de hacerse cargo de sus propios jóvenes, máxime cuando
los melindrosos que hacemos caridades tenemos que sufrir la
humillación y el desprestigio internacional de que los
nórdicos “adopten” a niños pobres españoles y les manden
unos euros mensuales en plan “padrinazgo”. ¿Y no podríamos
ese chorro de billetes que nos cuesta mantener sin necesidad
y por la cara a unos extranjeros “con cara” hacerlos
repercutir en nuestros niños pobres que comen por la ayuda
de los noruegos? Institucionalizar el abuso nunca tiene
buenas consecuencias porque los ciudadanos se revuelven y se
exasperan. Es sangrante tener en un ¡ay! a quienes necesitan
de esos 400 euros para comer y gastarnos los dineros con
extranjeros ilegales por incompetencia, estulticia y pereza
porque lo que no tiene que quedar en la arruinada España es
ni un ilegal y ¡Miren cómo quienes defienden sus
humanitarios derechos no se llevan a unos cuantos ilegales a
sus casas para mantenerles! Alimentar la buena conciencia
con el pan de nuestros pobres es un abuso. Y lo mejor del
abuso es cuando se dice “stop”
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