i
Nacemos del amor que nos han
injertado.
Vivimos del amor que nos damos unos a otros.
Y fenecemos en el amor que hemos cultivado.
II
Sin amor nada es nada. Con amor todo es todo.
Por amor se sostiene la vida y caminamos.
Por amor las palabras saben a poesía.
Con amor todo se alcanza. Sin amor no hay verso
por mucho universo que abracemos con tu nombre.
III
El amor no puede devaluarse ni evaluarse.
El amor no conoce de medidas ni de modos.
Nadie tiene poder sobre el amor de amar amor.
Es el amor el que domina todos los corazones.
Es tan grande el amor y tan corta la vida,
que la eternidad también se escribe con amor.
IV
Donde vive el amor, las penas no son penas.
Donde muere el amor, los gozos tampoco son gozos.
Las penas con amor se sobrellevan.
Los gozos sin amor tampoco encienden el alma.
Ni uno puede llorar solo ni reír para sí.
Se precisa el amor en vivo y en compañía siempre.
Desde lo más hondo suban el amor a los labios.
Llévense los versos a la boca para reconocernos.
Somos descendientes del amor y ascendemos al amor.
V
El amor verdadero no tiene precio.
Se le conoce y reconoce por lo que uno se dona de sí.
Se vierte y se advierte porque sí.
Se le gana siendo nosotros mismos en los demás.
Porque los demás son el instante para nuestro preciso amor.
VI
Cierro mi plegaria del asombro de los días,
abriendo las ventanas de esta vida al mundo
para legar este epitafio de alguien que vivió como poeta:
Decidió amar, amar para ser amor de verdad,
ante esta falsedad de mundos y de vidas falseadas.
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