Pueden figurarse unas circunstancias más esperpénticas?
Afortunadamente estos temas se finiquitan en los Juzgados,
pero en este caso la víctima (requerido para presentarse
como acusado) está dispuesto a pedir una investigación e ir
hasta las últimas consecuencias.
Miércoles noche, tres militares (silenciamos el Cuerpo para
ahorrarle la vergüenza) totalmente borrachos y con ganas de
jarana por el Poblado Marinero, hasta que llegaron a un
local en el que entraron ya armando escándalo y a un
despiste del dueño dos de ellos se introdujeron tras la
barra y comenzaron a trastear con la máquina registradora.
Sorprendidos por el propietario y alertado el personal
trataron de echarles del establecimiento, a lo que uno de
los tres respondió abalanzándose sobre el empresario,
mientras que los otros dos trataban de contenerle.
¿Resultado? Los tres borrachos comenzaron a forcejear entre
ellos negándose a marcharse y acabaron por los suelos y uno
de ellos semidesnudo, mientras el empresario pedía
reiteradamente el auxilio de la Policía (tiene las llamadas
registradas).
Y a partir de aquí comienza el auténtico esperpento porque,
entre los “mirones” (siempre que hay una riña hay mirones
que van a oler) se encontraba al parecer otro miembro de los
Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que no va a ser
aquí identificado por salvaguardar su intimidad y porque es
asunto precisamente de Asuntos Internos. Pues el “mirón” en
cuestión que iba también en estado de embriaguez comenzó a
“darle la vuelta a la tortilla” y logró que no detuvieran a
quienes habían formado la pelea e intentaron robar, ni tan
siquiera por el hecho de que uno de los militares que rodó
por los suelos en el forcejeo tuviera que ser conducido al
hospital porque se golpeó la cabeza. ¿Resultado? La denuncia
inicial del empresario que se vio molestado en su local, a
quien intentaron robar, que fue agredido y que pasó el mal
rato de echar a los elementos del bar y tuvo que asistir a
una refriega sin desearlo, su legítima denuncia fue
desestimada .Uno de los alborotadores se fue para el
hospital y los otros dos “prendas” se dirigieron ¡a
comisaría a denunciar! ¿Y quien dirigía el cotarro? Pues el
tercer “prenda” de las Fuerzas de Orden Público (no estaba
de servicio dicha sea la verdad) que tenía una antigua
enemistad y un abierto encono hacia el empresario ¿Y por qué
le quería perjudicar y se aprovechó del tirón? ¿Es cierto
que ese mismo “mirón” ya había sido detenido por la Policía
Local por conducir borracho y ha tenido movidas de todo
tipo? Además. Pero el hecho es que se la tenía jurada al
pobre empresario porque el hermano del “prenda” había
trabajado precisamente en ese local y le habían despedido.
¿Y “estos” son los alicientes y la seguridad que la
Delegación de Gobierno ofrece a los empresarios que quieran
montar sus negocios en Ceuta? Porque el desafortunado
empresario es ahora buscado por la Policía y ha pasado de
denunciante a denunciado y si no se presentó ayer fue por
ahorrarse las 72 horas de calabozo hasta el lunes ya que es
diabético y por el anhelo de esperar para comparecer
directamente ante el Juez y ahorrarse prolegómenos.
Comparecer ante el Juez y directamente a la Delegación de
Gobierno y al cuartel del Tercio para exponer punto por
punto el calvario que ha tenido que vivir por culpa de unos
borrachos que no merecen llevar el uniforme que llevan.
Ninguno de ellos. ¿Que “esto” es Ceuta? No. En absoluto.
“Esto” es lo que no merece ser Ceuta.
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