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OPINIÓN - JUEVES, 9 DE AGOSTO DE 2012

 

OPINIÓN / EL OASIS

Lorena Miranda: hace historia
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Los Juegos Olímpicos no han despertado en mí esa expectación que cabría esperar de tal acontecimiento deportivo. Confieso, sin pudor alguno, que me he sentado ante el televisor para presenciar el espectáculo del Reino Unido en ocasiones tan contadas como para acordarme de ellas. El Honduras-España de fútbol fue la primera. La segunda se debió al partido de tenis, modalidad en dobles, que jugaron Feliciano y Ferrer contra la pareja Llodra-Tsonga. En baloncesto, el Brasil-España llamó mi siguiente atención. Y el martes por la noche, cuando estaba sometido a la dictadura de las cabezadas, en cómodo sillón de mi salita de estar, un grito deportivo, procedente de una radio, entró como una exhalación por el cierro de mi casa y me espabiló de manera que enchufé el televisor y me comuniqué, deprisa y corriendo, con la 2 de Televisión Española.

Y me encontré con el partido de waterpolo femenino que estaban jugando las selecciones de España y Hungría. Quedaban dos tiempos. Y las españolas ganaban por dos tantos de diferencia. Y, en apenas nada, vamos, en menos que canta un gallo, me sentí atrapado por la emoción de un juego que a mí, la verdad sea dicha, nunca me había llamado la atención. A pesar de que vivo, desde hace 30 años, en una ciudad donde esa disciplina deportiva cuenta con tantos adeptos y es cuna de muy buenos jugadores.

El nombre de Lorena Miranda sonaba continuamente. Lo cual acabó por quitarme los coletazos de soñera y me puso en condiciones de acceder al entusiasmo. Un entusiasmo que se iba acrecentando con el paso de los minutos a la par que mis pulsaciones iban subiendo.

El nombre de Lorena Miranda, a quien se le concedió, meses atrás, el premio María de Eiza, por recomendación expresa de Susana Román –que manda tela marinera en el Gobierno local-, me hizo caer en la cuenta de que Juan Vivas estaría también, allá en La Rioja o en cualquier rincón perdido de Sierra Morena, viendo el partido de waterpolo y sufriendo lo indecible. Más o menos el mismo sufrimiento que se apoderaba de él cuando le tocaba ver jugar a la Asociación Deportiva Ceuta. Si bien el sufrimiento de nuestro alcalde, en esta ocasión, sería por algo bien distinto. Trataré de explicarlo.

Nuestro alcalde, tan dado a recibir a los ganadores para fotografiarse con ellos, salir en los medios y hacer el discurso de la felicidad terrenal que nos acoge bajo su seno, no me cabe la menor duda que debió pasarlo muy mal. Sobre todo cada vez que las húngaras acortaban distancias en el marcador y ponían en peligro la consecución de una medalla olímpica. Medalla olímpica que, además del mucho valor que tiene para el deporte español y para la magnífica Lorena Miranda, a nuestro alcalde le suponía asegurarse unos días de cantos orales a cuanto significa la jugadora para Ceuta y para quienes trabajan tanto y tan duramente por el deporte ceutí. Días que llegarán, tras el regreso de las vacaciones de nuestro alcalde, y en cuanto LM quede libre de sus compromisos, como triunfadora en los juegos de Inglaterra. Espectáculo que hará posible ver a nuestro alcalde en su estado natural. Es decir, vendiendo un éxito ajeno. Que siempre suele hacer suyo.

Mientras LM, extraordinaria deportista, mira indiferente a todo cuanto la rodea y no entiende. Ni falta que le hace a ella.
 

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