Nuestro trabajo consistía en hacer un diagnóstico de las
necesidades, a través de las visitas a diferentes unidades
de salud, de primer y segundo nivel: Centros de Salud
(Puestos de Salud) y Hospitales; y una vez detectado el
problema o necesidad elaborar un proyecto de cooperación que
Fuden pudiera implementar”. Fuden Cooperación Enfermera y
SATSE celebraron el pasado mes de mayo en Ceuta un curso de
Cooperación al Desarrollo y sensibilización sobre
Enfermedades Tropicales Desatendidas, que ofrecía la
posibilidad de recibir formación práctica en uno de los
países en los que la entidad desarrolla proyectos de
cooperación. La beca de formación sobre el terreno era en
esta ocasión Nicaragua. María José Guil Carrillo,
trabajadora en el Programa de prevención de VIH del Centro
de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) a través de Cruz
Roja, optó a esta beca y así, a finales de junio, partió a
Nicaragua.
“Ha sido una experiencia muy buena, ya antes había trabajado
en cooperación, pero en proyectos que ya estaban en marcha,
esta es la primera vez que he tenido que elaborar un
proyecto a partir de los datos recogidos sobre el terreno”,
explica Guil, quien asegura que ha vuelto de su viaje a
Nicaragua “con la experiencia aprendida de otras personas
que trabajan en colectivos vulnerables, como son poblaciones
de dificil acceso”, pero en los mismos temas que ella
trabaja en el CETI.
Tras volar por España, Guatemala, San Salvador y Nicaragua,
la trabajadora de Cruz Roja llegó a Managua. Allí se
encuentra la Oficina Regional de Fuden en Centroamérica, su
“hogar” durante el mes que pasó allí.
El embarazo adolescente fue uno de los problemas que
encontró entre la población. “Hay numerosos programas que
trabajan en ese sentido, pero aún queda mucho por hacer”,
explica. “Por otra parte, en los documentos consultados para
la elaboración del proyecto se reflejaba un incremento
alarmante en los casos de VIH/SIDA desde 20061. Sin embargo
las causas no apuntaban tanto a un aumento de la epidemia
como al subregistro generalizado de los datos
epidemiológicos –problema reconocido desde el propio
Ministerio de Salud– y al infradiagnóstico, lo que ha dado
lugar a una invisibilización de la magnitud real de la
epidemia”, anota Guil, quien explica que la visita a los
hospitales fue el mejor punto de partida.
“El inicio precoz de las relaciones sexuales, la alta tasa
de embarazo adolescente, una mayor vulnerabilidad a contraer
una ITS o el VIH/SIDA al no existir percepción del riesgo,
mayor vulnerabilidad a sufrir algún tipo de violencia; e
incluso en el caso de la orientación sexual, ser víctima del
estigma y la discriminación”. Estas fueron algunas de las
conclusiones alcanzadas.
Además, los problemas se agravaban cuando era necesario
realizar un asesoramiento controlado al paciente. “En las
personas con sida esta carencia en la atención resulta aún
más perjudicial, dada la importancia del asesoramiento y la
consejería para estos pacientes. Sin la aplicación de un
protocolo adecuado, el paciente no llega a comprender la
importancia del auto-cuidado, lo que aumenta la probabilidad
de interrumpir el tratamiento, empeorando significativamente
el curso de la enfermedad, por la creación de resistencias
al tratamiento”, apunta la trabajadora, quien explica que
aún existe en Nicaragua el estigma y la discriminación a las
personas que viven con VIH/SIDA, lo que hace que una vez
conocido el diagnóstico algunos pacientes no vuelvan a los
servicios de salud, por temor a ser identificados.
Cooperación
“No vimos muchos turistas, pero sí cooperantes”, recuerda
Guil, quien explica que a veces los proyectos de cooperación
fracasan debido a una multiplicidad de iniciativas similares
trabajando en el mismo problema de forma aislada, así como
por la dependencia externa que se genera. “El
desconocimiento de sus derechos por parte de la población es
otro de los problemas, ya que esto limita su nivel de
exigencia. Pero existen muchas personas que desde una visión
crítica, y consciente de sus limitaciones, trata de mejorar
día a día su país, son personas independientes, críticas,
que se preocupan por buscar una información veraz, y que una
y otra vez repiten, que no es un problema económico, que
Nicaragua tiene recursos, que se trata de un problema de
actitud”, agrega Guil. “Conformarse o exigir”, concluye.
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