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cultura - DOMINGO, 5 DE AGOSTO DE 2012


Rafael Guisado, junto a Luis Jiménez del Barco. cedida.

RAFAEL GUISADO / DECANO DE LA FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD DE LA UGR EN CEUTA
 

«Corregir la tendencia al
sobrepeso es muy difícil»

El decano de la facultad de Ciencias de la
Salud de la UGR en Ceuta alerta de los peligros no solo físicos, sino también psicológicos, de la obesidad infantil, en la que España es ya el cuarto país de la Unión Europea
 

CEUTA
Cristina Rojo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

España es hoy en día el cuarto país de la Unión Europea con mayor número de niños con sobrepeso y obesidad. Una enfermedad que afecta tanto a los aspectos físicos como psicológigos de la salud. El decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UGR, Rafael Guisado Barrilao, acaba de presentar un estudio coordinado con un grupo de investigación de la universidad en el que han observado a unos 200 jóvenes durante cinco años en Granada y su provincia. Los resultados demuestran la relación directa entre sobrepeso infantil y desmotivación del adolescente. Esta tendencia se manifiesta en frustración y mayores dificultades para alcanzar sus metas.
Los niños y adolescentes que padecen sobrepeso presentan un nivel de motivación más bajo, una circunstancia que se refleja en frustración, mayores dificultades para alcanzar sus metas e incapacidad para que los jóvenes se propongan metas. Si las tienen, estos jóvenes muestran menos predisposición por conseguirlas, por lo que esto afecta tanto a su rendimiento académico como a sus relaciones con familia y amigos. Esta situación es, según el estudio publicado por los investigadores de la UGR y publicado recientemente en la revista científica ‘Nutrición Hospitalaria’, un “factor de riesgo para el adecuado desarrollo psicológico en cualquier etapa de la vida, siendo la adolescencia el periodo más sensible y crítico en esta cuestión”.

Pregunta.- Su estudio se centra en las repercusiones psicológicas del sobrepeso en niños y adolescentes. ¿Cómo se ha llevado a cabo el trabajos?

Respuesta.- Utilizamos unos test validados internacionalmente. Se les ponía una serie de tareas a realizar a los niños con los que estudiamos, un número importante 200 de colegios de la provincia de Granada, y después se seleccionaron dos grupos de doce, porque eran los que, bajo nuestro criterio iban a aportarnos más datos, puesto que se ajustaban a los tipos anormales que queríamos destacar en ellos, los que tenían obesidad declarada y aquellos que por su complexión o medidas antropométricas (altura, peso, índice de masa corporal) nos podían ayudar a encontrar conclusiones.

P.-Han descubierto que la obesidad incrementa la desmotivación del joven y esto también se relaciona con falta una falta de disciplina a la hora de lograr sus metas.

R.- Tenemos unas cifras de motivación de 4.5 de media para los que mostraron obesidad o tendencia a la misma, mientras un joven ‘normal’ estaría en el 6 o el 5.9 . La diferencia en su motivación era significativa para cualquier tarea que se les recomendaba, tanto en el estudio como en otras áreas, porque esto ha sido durante un curso escolar. El seguimiento ha sido tanto intelectual como de actitud o de enfrentamiento a problemas, así como la participación en juegos o deportes, o simplemente formar parte de grupos en una excursión... son parámetros todos que vienen recogidos en la investigación bajo patrones internacionales. [El Test de motivaciones de adolescentes SMAT en sus siglas en inglés]. Ha sido clara la desmotivación que presentaban los niños, sobre todo por su entorno, porque los jóvenes son bastante crueles a la hora de definirse unos a otros en lo que al cuerpo se refiere. Incluso ha habido algunos niños que han cambiado durante los meses de la investigación, pasando de un sobrepeso declarado que se ha corregido dietéticamente y han mostrado aisladamente una tendencia a acercarse a los ‘normotipos’, lo que quiere decir que variando las condiciones de salubridad en cuanto a la dieta y una actitud como la actividad física se pueden cambiar patrones de comportamiento.

P.- ¿Esta relación entre obesidad y falta de disciplina se observa también en edades más avanzadas y con las mismas consecuencias?

R.- Sí, el adulto sobre todo lo manifiesta con un cuadro mucho más depresivo. Si el niño se desmotiva, con el adulto hemos hecho otros estudios y un par de tesis doctorales que demuestran mayor relación con parámetros más depresivos. Aquí entran muchos factores, como las modas de la tiránica talla 36. La verdad es que positivamente en dos o tres años, la gente se ha concienciado mucho sobre la importancia de la actividad física, aunque sigue quedando un gran número de obesos españoles adultos, muchos de los cuales han sido previamente obesos infantiles o juveniles, los que hemos estudiado en este trabajo. Esto es una cadena. Si no se corta en la edad infantil normalmente el obeso persiste. Como si hablásemos de un ludópata, que se puede curar transitoriamente pero las recaídas son tremendamente importantes y puede permanecer ahí durante toda su vida. No estoy dramatizando, pero sí es cierto que son tendencias que se adquieren en una edad muy crítica y si no se cambian a esta edad, difícilmente vamos a conseguirlo luego en la edad adulta.

P. El efecto psicológico de la obesidad es por tanto muy importante en un niño, ya que su personalidad se está desarrollando.

R.- Desde el momento en el que los compañeros que no tienen ese problema participan o hacen una serie de actividades que él se ve incapaz de realizar o, en caso de hacerlas, las realiza en un porcentaje bastante menor que ellos, se ve un poco apartado o despreciado.

Se va conformando así una personalidad introvertida, poco participativa, algo pasiva y que se limita a su mundo, uniéndose a personas de su misma condición, manteniendo una dieta insana... Habría que hablar mucho del entorno familiar en el que se mueven. Estos niños proceden de familias donde la obesidad es un factor predominante de ambos padres o al menos uno de ellos. También pueden tener precedentes en sus abuelos. Normalmente el niño obeso aislado es difícil que salga. En el 90% de los casos hay un precedente en el entorno familiar.

P.- España es el cuarto país de la Unión Europea por el número de niños con sobrepeso, y llama la atención que entre las comunidades autónomas, destacan sobre todo Andalucía y Canarias, ¿Por qué?

R.- Fundamentalmente es una cuestión de educación sanitaria. Es más cómodo para los padres salir con un bollo para la merienda o un dulce que hacerle el simple pan con aceite que quizá hemos comido muchos en la infancia. Un factor importante es también que hoy en día, por necesidad, muchos padres trabajan, con lo que los hijos se crían en guarderías o con abuelos y cuando llega el tiempo de comer se tira mucho de la comida basura o precocinada que al final es un desastre nutricional. Curiosamente este índice es más frecuente en estas comunidades donde tradicionalmente se ha cuidado la dieta mediterránea. Aunque también es un factor social que hace que la familia sea menos cuidadosa a la hora de dar una dieta adecuada al niño y salir del paso con la rapidez. Cualquiera habla de esto ahora con el índice de paro que tenemos, aunque el estudio se ha llevado a cabo durante los últimos cinco años. Hay que enfatizar en el hecho de que de los 5 a los 15 años se marcan las tendencias nutricionales, de comportamiento, motivación etcétera.

P.- ¿Qué pretenden hacer ahora las conclusiones de su estudio?

R.- Nos hemos comprometido con los centros de enseñanza con los que hemos trabajado a ofrecerles una serie de talleres el próximo curso donde se les dará información, tanto a los niños como a sus padres, en el aspecto sanitario, para que cambien sus hábitos a la hora de preparar las comidas. También queremos que se fomente la educación física en la escuela porque no es suficiente, en nuestra opinión debería ser tan importante como cualquier otra asignatura por sus repercusiones. Para llevar a cabo estas acciones el grupo de investigación solicitará ayuda al plan propio de la UGR. No son tiempos buenos pero con esta motivación lo intentaremos. Ya se ha hablado con el equipo rectoral y están de acuerdo en colaborar en todo lo posible. También estamos en contacto con la consejería de Salud en Granada, y si fuera posible se extendería a otras comunidades. El taller va a constar de una charla orientativa y la difusión de folletos sencillos.

P.- Los hábitos de juego en los niños y adolescentes han cambiado mucho en la última década, ¿en qué medida influye sobre la tendencia al sobrepeso infantil?

R.- Es un factor fundamental, ya que en mi generación se jugaba en la calle y hoy en día en cambio se sale poco, a veces condicionados por la zona en la que vives, pero fundamentalmente porque ha cambiado el modo de vida. La electrónica ha superado a la mente, el niño es un autómata que piensa con el móvil en una mano y la ‘play’ en otro. Cada vez desde más pequeños se les ve con el móvil por la calle, e incluso los profesores estamos hartos de corregir exámenes con el lenguaje de los mensajes de texto. Creo que esto nos ha sobrepasado. Es mucho más cómodo tener al niño entretenido con un aparato electrónico a hacer un ademán de salir a la calle.

P.- En realidad el hecho de que seamos uno de los países con mayor índice de sobrepeso infantil es una complicada suma de factores.

R.- Sí. La dieta es fundamental, pero todo incide. También la cultura de la televisión, en la que quienes ganan los concursos son gente que los niños toman como modelo, y son personas sin preparación que también están en las revistas... de esta forma es algo complicado que un niño llegue a la edad juvenil con unos valores claros. Como docente he estado en multitud de charlas sobre la selectividad y he visto a una gran parte de la juventud totalmente desinteresada. Creo que la sociedad se ha relajado mucho. Los niños y los adolescentes viven en un mundo muy distinto al que deberían en mi opinión. Por referencias cercanas, de amigos y familiares, veo una serie de niños que son muy difíciles de recuperar, entendiendo por eso que tengan las ideas claras.

P.- ¿Qué solución proponen?

R.- La difusión es primordial. Cuando un niño llega a un índice de masa corporal cercano al 30% es obeso mórbido y eso es muy difícil de corregir. Las dietas que circulan por ahí no sirven, y en esto tendría mucho que decir el endocrino. Lo que nosotros pretendemos es que en el ámbito familiar, lúdico y educativo se pueda prevenir esto para que el adolescente sea sano, porque es algo que condiciona. Psicológicamente estaríamos hablando de la apatía. Llegar a los veinte años siendo un obeso apático, estando la sociedad como está, es un gran problema.

P.- ¿Como decano de la Facultad de Ciencias de la Salud tiene pensado presentar su estudio aquí?

R.- Dentro del programa de doctorado ‘Actividad física y salud’ del que formo parte trabajan junto a mi, además de Maria José Aguilar, coordinadora de este estudio, el profesor y vicedecano de la facultad en Ceuta Santiago Ramírez y su mujer, Carmen Villaverde, directora de los cursos de Verano de la UGR en la Ciudad Autónoma. Todavía no lo hemos hablado pero es posible, quedando con la facultad. Hablaría con el equipo de dirección y sería posible presentarlo en algún instituto en la ciudad.
 

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