España es hoy en día el cuarto país de la Unión Europea con
mayor número de niños con sobrepeso y obesidad. Una
enfermedad que afecta tanto a los aspectos físicos como
psicológigos de la salud. El decano de la Facultad de
Ciencias de la Salud de la UGR, Rafael Guisado Barrilao,
acaba de presentar un estudio coordinado con un grupo de
investigación de la universidad en el que han observado a
unos 200 jóvenes durante cinco años en Granada y su
provincia. Los resultados demuestran la relación directa
entre sobrepeso infantil y desmotivación del adolescente.
Esta tendencia se manifiesta en frustración y mayores
dificultades para alcanzar sus metas.
Los niños y adolescentes que padecen sobrepeso presentan un
nivel de motivación más bajo, una circunstancia que se
refleja en frustración, mayores dificultades para alcanzar
sus metas e incapacidad para que los jóvenes se propongan
metas. Si las tienen, estos jóvenes muestran menos
predisposición por conseguirlas, por lo que esto afecta
tanto a su rendimiento académico como a sus relaciones con
familia y amigos. Esta situación es, según el estudio
publicado por los investigadores de la UGR y publicado
recientemente en la revista científica ‘Nutrición
Hospitalaria’, un “factor de riesgo para el adecuado
desarrollo psicológico en cualquier etapa de la vida, siendo
la adolescencia el periodo más sensible y crítico en esta
cuestión”.
Pregunta.- Su estudio se centra en las repercusiones
psicológicas del sobrepeso en niños y adolescentes. ¿Cómo se
ha llevado a cabo el trabajos?
Respuesta.- Utilizamos unos test validados
internacionalmente. Se les ponía una serie de tareas a
realizar a los niños con los que estudiamos, un número
importante 200 de colegios de la provincia de Granada, y
después se seleccionaron dos grupos de doce, porque eran los
que, bajo nuestro criterio iban a aportarnos más datos,
puesto que se ajustaban a los tipos anormales que queríamos
destacar en ellos, los que tenían obesidad declarada y
aquellos que por su complexión o medidas antropométricas
(altura, peso, índice de masa corporal) nos podían ayudar a
encontrar conclusiones.
P.-Han descubierto que la obesidad incrementa la
desmotivación del joven y esto también se relaciona con
falta una falta de disciplina a la hora de lograr sus metas.
R.- Tenemos unas cifras de motivación de 4.5 de media para
los que mostraron obesidad o tendencia a la misma, mientras
un joven ‘normal’ estaría en el 6 o el 5.9 . La diferencia
en su motivación era significativa para cualquier tarea que
se les recomendaba, tanto en el estudio como en otras áreas,
porque esto ha sido durante un curso escolar. El seguimiento
ha sido tanto intelectual como de actitud o de
enfrentamiento a problemas, así como la participación en
juegos o deportes, o simplemente formar parte de grupos en
una excursión... son parámetros todos que vienen recogidos
en la investigación bajo patrones internacionales. [El Test
de motivaciones de adolescentes SMAT en sus siglas en
inglés]. Ha sido clara la desmotivación que presentaban los
niños, sobre todo por su entorno, porque los jóvenes son
bastante crueles a la hora de definirse unos a otros en lo
que al cuerpo se refiere. Incluso ha habido algunos niños
que han cambiado durante los meses de la investigación,
pasando de un sobrepeso declarado que se ha corregido
dietéticamente y han mostrado aisladamente una tendencia a
acercarse a los ‘normotipos’, lo que quiere decir que
variando las condiciones de salubridad en cuanto a la dieta
y una actitud como la actividad física se pueden cambiar
patrones de comportamiento.
P.- ¿Esta relación entre obesidad y falta de disciplina
se observa también en edades más avanzadas y con las mismas
consecuencias?
R.- Sí, el adulto sobre todo lo manifiesta con un cuadro
mucho más depresivo. Si el niño se desmotiva, con el adulto
hemos hecho otros estudios y un par de tesis doctorales que
demuestran mayor relación con parámetros más depresivos.
Aquí entran muchos factores, como las modas de la tiránica
talla 36. La verdad es que positivamente en dos o tres años,
la gente se ha concienciado mucho sobre la importancia de la
actividad física, aunque sigue quedando un gran número de
obesos españoles adultos, muchos de los cuales han sido
previamente obesos infantiles o juveniles, los que hemos
estudiado en este trabajo. Esto es una cadena. Si no se
corta en la edad infantil normalmente el obeso persiste.
Como si hablásemos de un ludópata, que se puede curar
transitoriamente pero las recaídas son tremendamente
importantes y puede permanecer ahí durante toda su vida. No
estoy dramatizando, pero sí es cierto que son tendencias que
se adquieren en una edad muy crítica y si no se cambian a
esta edad, difícilmente vamos a conseguirlo luego en la edad
adulta.
P. El efecto psicológico de la obesidad es por tanto muy
importante en un niño, ya que su personalidad se está
desarrollando.
R.- Desde el momento en el que los compañeros que no tienen
ese problema participan o hacen una serie de actividades que
él se ve incapaz de realizar o, en caso de hacerlas, las
realiza en un porcentaje bastante menor que ellos, se ve un
poco apartado o despreciado.
Se va conformando así una personalidad introvertida, poco
participativa, algo pasiva y que se limita a su mundo,
uniéndose a personas de su misma condición, manteniendo una
dieta insana... Habría que hablar mucho del entorno familiar
en el que se mueven. Estos niños proceden de familias donde
la obesidad es un factor predominante de ambos padres o al
menos uno de ellos. También pueden tener precedentes en sus
abuelos. Normalmente el niño obeso aislado es difícil que
salga. En el 90% de los casos hay un precedente en el
entorno familiar.
P.- España es el cuarto país de la Unión Europea por el
número de niños con sobrepeso, y llama la atención que entre
las comunidades autónomas, destacan sobre todo Andalucía y
Canarias, ¿Por qué?
R.- Fundamentalmente es una cuestión de educación sanitaria.
Es más cómodo para los padres salir con un bollo para la
merienda o un dulce que hacerle el simple pan con aceite que
quizá hemos comido muchos en la infancia. Un factor
importante es también que hoy en día, por necesidad, muchos
padres trabajan, con lo que los hijos se crían en guarderías
o con abuelos y cuando llega el tiempo de comer se tira
mucho de la comida basura o precocinada que al final es un
desastre nutricional. Curiosamente este índice es más
frecuente en estas comunidades donde tradicionalmente se ha
cuidado la dieta mediterránea. Aunque también es un factor
social que hace que la familia sea menos cuidadosa a la hora
de dar una dieta adecuada al niño y salir del paso con la
rapidez. Cualquiera habla de esto ahora con el índice de
paro que tenemos, aunque el estudio se ha llevado a cabo
durante los últimos cinco años. Hay que enfatizar en el
hecho de que de los 5 a los 15 años se marcan las tendencias
nutricionales, de comportamiento, motivación etcétera.
P.- ¿Qué pretenden hacer ahora las conclusiones de su
estudio?
R.- Nos hemos comprometido con los centros de enseñanza con
los que hemos trabajado a ofrecerles una serie de talleres
el próximo curso donde se les dará información, tanto a los
niños como a sus padres, en el aspecto sanitario, para que
cambien sus hábitos a la hora de preparar las comidas.
También queremos que se fomente la educación física en la
escuela porque no es suficiente, en nuestra opinión debería
ser tan importante como cualquier otra asignatura por sus
repercusiones. Para llevar a cabo estas acciones el grupo de
investigación solicitará ayuda al plan propio de la UGR. No
son tiempos buenos pero con esta motivación lo intentaremos.
Ya se ha hablado con el equipo rectoral y están de acuerdo
en colaborar en todo lo posible. También estamos en contacto
con la consejería de Salud en Granada, y si fuera posible se
extendería a otras comunidades. El taller va a constar de
una charla orientativa y la difusión de folletos sencillos.
P.- Los hábitos de juego en los niños y adolescentes han
cambiado mucho en la última década, ¿en qué medida influye
sobre la tendencia al sobrepeso infantil?
R.- Es un factor fundamental, ya que en mi generación se
jugaba en la calle y hoy en día en cambio se sale poco, a
veces condicionados por la zona en la que vives, pero
fundamentalmente porque ha cambiado el modo de vida. La
electrónica ha superado a la mente, el niño es un autómata
que piensa con el móvil en una mano y la ‘play’ en otro.
Cada vez desde más pequeños se les ve con el móvil por la
calle, e incluso los profesores estamos hartos de corregir
exámenes con el lenguaje de los mensajes de texto. Creo que
esto nos ha sobrepasado. Es mucho más cómodo tener al niño
entretenido con un aparato electrónico a hacer un ademán de
salir a la calle.
P.- En realidad el hecho de que seamos uno de los países
con mayor índice de sobrepeso infantil es una complicada
suma de factores.
R.- Sí. La dieta es fundamental, pero todo incide. También
la cultura de la televisión, en la que quienes ganan los
concursos son gente que los niños toman como modelo, y son
personas sin preparación que también están en las
revistas... de esta forma es algo complicado que un niño
llegue a la edad juvenil con unos valores claros. Como
docente he estado en multitud de charlas sobre la
selectividad y he visto a una gran parte de la juventud
totalmente desinteresada. Creo que la sociedad se ha
relajado mucho. Los niños y los adolescentes viven en un
mundo muy distinto al que deberían en mi opinión. Por
referencias cercanas, de amigos y familiares, veo una serie
de niños que son muy difíciles de recuperar, entendiendo por
eso que tengan las ideas claras.
P.- ¿Qué solución proponen?
R.- La difusión es primordial. Cuando un niño llega a un
índice de masa corporal cercano al 30% es obeso mórbido y
eso es muy difícil de corregir. Las dietas que circulan por
ahí no sirven, y en esto tendría mucho que decir el
endocrino. Lo que nosotros pretendemos es que en el ámbito
familiar, lúdico y educativo se pueda prevenir esto para que
el adolescente sea sano, porque es algo que condiciona.
Psicológicamente estaríamos hablando de la apatía. Llegar a
los veinte años siendo un obeso apático, estando la sociedad
como está, es un gran problema.
P.- ¿Como decano de la Facultad de Ciencias de la Salud
tiene pensado presentar su estudio aquí?
R.- Dentro del programa de doctorado ‘Actividad física y
salud’ del que formo parte trabajan junto a mi, además de
Maria José Aguilar, coordinadora de este estudio, el
profesor y vicedecano de la facultad en Ceuta Santiago
Ramírez y su mujer, Carmen Villaverde, directora de los
cursos de Verano de la UGR en la Ciudad Autónoma. Todavía no
lo hemos hablado pero es posible, quedando con la facultad.
Hablaría con el equipo de dirección y sería posible
presentarlo en algún instituto en la ciudad.
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