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OPINIÓN - SÁBADO, 4 DE AGOSTO DE 2012

 

OPINIÓN / EL OASIS

Sobre el rescate de España
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Confieso que el jueves pasado, sabedor de que a las dos y media de la tarde podía ver en directo a Mario Draghi, dando una conferencia de prensa, me senté ante el televisor una hora antes, debido al entusiasmo que me poseía desde que, días atrás, le había oído decir al italiano que el BCE haría todo lo posible para sostener el euro.

Si algo hacía que mi entusiasmo no fuera desmedido, era saber que Mario Draghi no puede ver ni en pintura a nuestro ministro de Economía y Competitividad: Luis de Guindos. A don Mario, ese italiano hierático, a quien la solemnidad se le estropea por la acuosidad de unos ojos que dejan entrever su parte de tahúr, mencionarle a De Guindos le produce el mismo efecto que el tan cacareado por Cristina Fernández de Kirchner. Esa presidenta argentina que no ve más que por los ojos de Alex Kicillof: consejero económico que, al parecer, puede pasar a la historia como el Rasputín del siglo XXI.

A lo que iba, a pesar de ese porcentaje de desconfianza, mínima, yo esperaba que MD, aun sabiendo que él nos tiene tirria a los españoles, porque está convencido de que todos somos hidalgos que miramos tan por encima del hombre a los demás como los gobernantes populares, nos dijera abiertamente que, en nada y menos, el banco dirigido por él tomaría las medidas adecuadas para quitarnos el canguelo que nos viene reconcomiendo. El causado por pensar que se produzca un rescate que nos dejaría a merced de lo que le salga del… buyatón a la señora Merkel.

Pero mi gozo en un pozo. Puesto que don Mario -a quien le encuentro cada vez más parecido físico a Juan José León Molina; socialista de Ceuta- sacó a relucir su parte alícuota siciliana para que sigamos con el corazón metido en un puño. Anduvo en la conferencia de prensa entre síes y noes para trasmitirnos que nuestros gobernantes han de aceptar la realidad, por dura que ésta sea: pidan ustedes el rescate y ya hablaremos tras reunión de las autoridades pertinentes. Déjense, pues, gobernantes españoles de mirarme con altanería.

Y fue nombrar el rescate y a mí aflojárseme las tuercas primordiales de mi cuerpo. Ya que la palabra rescate, en este caso, más que recuperarnos de quienes nos tienen cautivos de su tejemaneje económico, es decir, sometidos a tortura diaria con la compra de de deuda pública con intereses desorbitados, más que sacarnos de tales garras lo que hace es entregarnos de lleno a los mismos que vendrán a quedarse dirigiendo el Estado para hacer con él una capa a la medida de los intereses alemanes. Mientras que Rajoy y sus ministros tendrían plena libertad para tomarse vacaciones en el mejor balneario del mundo. Con el fin de que no sufran viendo las indecibles tropelías que se cometerían contra los más débiles.

Uno, dentro de su desesperación, que siempre es mejor compañera que la desesperanza, atisba algo de esperanza, por algunos síes del dirigente del BCE, y por las palabras de Vivas en una caseta de la Feria, acerca de que todo terminará felizmente. Y es que Vivas, al decir que nunca nos traicionará, y que tampoco se arrugará ante nada ni ante nadie, se ha convertido en ese héroe provinciano que está dispuesto a enfrentarse con todo y contra todos los que se atrevan a quitarnos el sustento. Vivas es cojonudo… Y así lo proclaman por el recinto ferial. Donde se bebe Manzanilla La Guita.
 

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