Magnífica la iniciativa del
diputado Paco Márquez a la hora de trasladar el espíritu de
íntima celebración del VI centenario de la irrupción de
Ceuta en la gloria y en la Historia de Europa, al resto de
España mediante una proposición no de ley presentada ante el
grupo parlamentario popular. Y entre ibéricos anda el tema
porque lo mismo es que la gesta fuera realizada por un rey
español que por un rey portugués, la Iberia es una y en
ambos pueblos, español y portugués, tierra de grandes
héroes, de conquistadores, de santos y de mentes sublimes,
en España y en Portugal late un mismo corazón y miles de
años de conjunción total hasta que los conflictos sucesorios
trazaron la línea fronteriza. Pero de Atapuerca vienen los
lusos y de Atapuerca los hispanos, raíces, arquetipos y ADN,
más cojones para dar y para repartir.
De hecho me consta que la unanimidad en la próxima asamblea
de la ciudad ante los puntos señalados por Paco Márquez para
conmemorar-rememorar un evento majestuoso que convirtió a
Ceuta en capital del continente africano al estar en ella
instalada la corte de la Reina y Emperatriz, la Santísima
Virgen de África de quienes todos somos leales súbditos, me
consta, repito, que los más jubilosos han de ser los de
Coalición Caballas (exceptuando por supuesto a Aróstegui que
es un agonías y nunca se alegra por nada) y ellos
precisamente son los llamados a mostrar mayor gratitud hacia
la gesta portuguesa y ya que es de ser bien nacidos el ser
agradecidos, se levantarán y se acostarán rezando por la
memoria del rey Juan y de Enrique el Navegante, ya que el
señor Alí, abogado español, Fátima, abogada y española y
Maanan, médico español, son precisamente abogados y médicos
españoles por obra y gracia de las correrías de los
portugueses en 1415 y a partir de 1640 por obra y gracia de
los bravos españoles. Y dejemos las cosas bien claras de
antemano porque la Ceuta atlante, quimérica y herculiana es
fragmento indivisible de la Iberia Vieja y no se va a
permitir el arrimar el ascua a otra sardina y menos aún
renegar de la Patria común a la que todos debemos nuestro
ser y para la que tan solo cabe en el pecho un sentimiento
de amor y de gratitud. Aquí, en los preparativos ilusionados
de este VI centenario por parte de la Fundación Crisol de
Culturas (aclaro que el término se acuño en las páginas de
este diario allá por el año 2006 y aunque resulta algo cursi
a la postre tiene clase), reitero, en el corto plazo que nos
queda para preparar las celebraciones, intercambiar resmas
de e-mails con nuestros hermanos portugueses (misma leche
ibérica e idénticos ancestros neolíticos llenando de
graffitis las cuevas de la prehistoria) precisamente en el
periodo de los prolegómenos del VI centenario, será momento
de demostrar cumplidamente querencias, valores, principios y
lealtades a machamartillo, porque (y quien avisa no es
traidor) cualquier mínimo indicio de mamoneo va a ser
repelido con especial dureza y diciendo verdades como puños,
así que el riesgo de que surjan aguafiestas o posturas que
no exalten la “portañolidad” del evento se viene a
neutralizar desde el principio para no dar lugar a segundas
interpretaciones.
Nuestra Historia es y está y todos nosotros, los ibéricos,
nos sentimos fieramente orgullosos de ella, al igual que lo
están el resto de las culturas del crisol, nuestros hermanos
de la amada Sefarad, los españolísmos y marianos hindues y
los españoles de religión islámica. Todos juntos lo
celebraremos y no se admite hacer novillos.
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