Estaba leyendo vivencias y
recuerdos de compañeros, de aquel verano del 82 en la prensa
escrita, y si la memoria no me falla, me vino al instante,
el poner a escribir unos sucesos de un extraño dia de aquel
verano de 1982:
En el Poligono Virgen de Africa, estabamos para celebrar que
cumpliamos un año en el piso, todo era ilusión, entusiasmo y
aquello olía a nuevo todavía, la adolescencia nos salía por
los poros de nuestra piel, los mayores, nuestros padres,
hacían lo mejor por disfrutar, en bella convivencia, las
nuevas casas y el establecerse como mejor podia cada
familia.
No se como por mano del diablo, era un dia de pleno sol, un
dia bonito se suponía, y como era el alma mater en casa, de
hacer todos los mandados, recados y tareas habidos y por
haber, jamás realizados por ningun chaval, en la historia de
Ceuta, en aquellos dos veranos, me recorrí, de pe a pa, la
Barriada San José, las Carmelitas, el Morro, las Puertas del
Campo, Miramar, La Curva Amaya, y ya me estrenaba en cargar
con una olla los famosos pollos del Baviera...
Estoy haciendo las gestiones, ironías de la vida, para que
me den una paga, por la exclavitud infantil, me criticaron
por los amores, por si olía a tabaco, pero no me dió tiempo
siquiera ni a fumarme un porro, ni a coger un colocón de
esos emblemáticos, que cogieron, muchos que luego lucieron
palmito y se exhibian en congresos y exposiciones...
Aquel dia, no faltaría mas, y tendría que ir a por una
gaseosa a no se donde, nunca entenderé las amas de casa,
ninguna, porque siempre a la hora de la mesa, faltara la
propia casera, la coincidencia, de llevarme a mi hermano
NINI, conmigo, a la vuelta, en el ascensor, me da por dar
pataditas a las puertas que van bajando del edificio, a lo
que mi hermano con cuatro o cinco años, quiere imitarme, le
digo que no, que eso es un peligro, y no se como la
fatalidad, hizo que el pie se le fuera la chancleta con la
puerta, y se le atropellara medio pie entre el ascensor y la
puerta, ahora recuerdo, la casera se me cayó y se partió,
formandose un charco en el ascensor, mi hermano Joselito,
también venia en el ascensor, y salió gritando, en casa
pensaron que el niño vendría llorando detrás, pero vieron
que por la puerta no entraba nadie, mi padre al ver la
escena, empezó a dar gritos como un loco, yo nunca había
visto a mi padre así, salieron los vecinos, la gente
llorando y gritando, mi madre desmayada, porque según contó
ella, pensó que el refresco derramado, era sangre...
Los minutos pasaban y el niño seguia con el pie atrapado,
hasta que después de varios intentos, Paco el vecino, sacó
una llave inglesa enorme y un cincel, e hizo palanca, al
abrir un hueco, sacamos a mi hermano, fuimos en el coche de
Alfonso ,a la famosa Clinica de Los Angeles, le pusieron una
botita de escayola y por la tarde, a la clinica de rayos X.
Aquella tarde, aparecia una chiquita rubita del piso, con
los ojos de llorar, venia a ver a mi hermano, y le dije,
porque lloras ?, y decía venimos del Hospital, un coche, a
golpeado una baranda de obra, la misma a salido por los
aires, y ha golpeado a mi madre en el brazo, y le ha hecho
una raja en la mano...
Y la tragedia gorda de aquel dia, unos niños en la Barriada
Juan Carlos I, echan un papel encendido... en un bidón de
alquitrán, llaman a un angelito rubio, uff no puedo llegar a
escribir esto en condiciones, por el sentimiento de imaginar
lo que vendría después, y la explosión del bidón de la obra,
el niño envuelto en llamas, y apagado el fuego que lo
envolvía, por los operarios de un taller cercano. Pido a
Dios que aquel angelito, tenga la vida eterna y la felicidad
que le faltó en vida, un dolor me ha hecho recordar esta
historia.
Fue evacuado a Sevilla, aquello era una agonía, la familia
destrozada, buscando a los que escondieron su conciencia de
por vida, matando lentamente al que jugaba con ellos.
Las cronicas de aquel dia fatidico, en nuestros recuerdos,
le faltaban letras que llenar en las paginas de sucesos,
aunque este fue el más dramático de los que ha habido en
Ceuta, y de la manera, tan cruel y macabra, por unos
aprendices de asesinos.
Aquel verano, al regresar de un viaje de estudios que se
tambaleó a la mitad del mismo, me contaba la familia, que
aquel chiquillo antes de irse al cielo, le decía a su madre,
“mamá dame cola-cao”... y con el sufrimiento de contar esta
historia de como fue aquel dia en nuestra Ceuta, TAN NEGRO
COMO AQUEL ALQUITRAN.
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