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OPINIÓN - VIERNES, 3 DE AGOSTO DE 2012

 

OPINIÓN / ESCRITOS CABALLAS

Negro como el alquitrán
 


Javier Chellarám
javierchellaram@elpueblodeceuta.com

 

Estaba leyendo vivencias y recuerdos de compañeros, de aquel verano del 82 en la prensa escrita, y si la memoria no me falla, me vino al instante, el poner a escribir unos sucesos de un extraño dia de aquel verano de 1982:

En el Poligono Virgen de Africa, estabamos para celebrar que cumpliamos un año en el piso, todo era ilusión, entusiasmo y aquello olía a nuevo todavía, la adolescencia nos salía por los poros de nuestra piel, los mayores, nuestros padres, hacían lo mejor por disfrutar, en bella convivencia, las nuevas casas y el establecerse como mejor podia cada familia.

No se como por mano del diablo, era un dia de pleno sol, un dia bonito se suponía, y como era el alma mater en casa, de hacer todos los mandados, recados y tareas habidos y por haber, jamás realizados por ningun chaval, en la historia de Ceuta, en aquellos dos veranos, me recorrí, de pe a pa, la Barriada San José, las Carmelitas, el Morro, las Puertas del Campo, Miramar, La Curva Amaya, y ya me estrenaba en cargar con una olla los famosos pollos del Baviera...

Estoy haciendo las gestiones, ironías de la vida, para que me den una paga, por la exclavitud infantil, me criticaron por los amores, por si olía a tabaco, pero no me dió tiempo siquiera ni a fumarme un porro, ni a coger un colocón de esos emblemáticos, que cogieron, muchos que luego lucieron palmito y se exhibian en congresos y exposiciones...

Aquel dia, no faltaría mas, y tendría que ir a por una gaseosa a no se donde, nunca entenderé las amas de casa, ninguna, porque siempre a la hora de la mesa, faltara la propia casera, la coincidencia, de llevarme a mi hermano NINI, conmigo, a la vuelta, en el ascensor, me da por dar pataditas a las puertas que van bajando del edificio, a lo que mi hermano con cuatro o cinco años, quiere imitarme, le digo que no, que eso es un peligro, y no se como la fatalidad, hizo que el pie se le fuera la chancleta con la puerta, y se le atropellara medio pie entre el ascensor y la puerta, ahora recuerdo, la casera se me cayó y se partió, formandose un charco en el ascensor, mi hermano Joselito, también venia en el ascensor, y salió gritando, en casa pensaron que el niño vendría llorando detrás, pero vieron que por la puerta no entraba nadie, mi padre al ver la escena, empezó a dar gritos como un loco, yo nunca había visto a mi padre así, salieron los vecinos, la gente llorando y gritando, mi madre desmayada, porque según contó ella, pensó que el refresco derramado, era sangre...

Los minutos pasaban y el niño seguia con el pie atrapado, hasta que después de varios intentos, Paco el vecino, sacó una llave inglesa enorme y un cincel, e hizo palanca, al abrir un hueco, sacamos a mi hermano, fuimos en el coche de Alfonso ,a la famosa Clinica de Los Angeles, le pusieron una botita de escayola y por la tarde, a la clinica de rayos X.

Aquella tarde, aparecia una chiquita rubita del piso, con los ojos de llorar, venia a ver a mi hermano, y le dije, porque lloras ?, y decía venimos del Hospital, un coche, a golpeado una baranda de obra, la misma a salido por los aires, y ha golpeado a mi madre en el brazo, y le ha hecho una raja en la mano...

Y la tragedia gorda de aquel dia, unos niños en la Barriada Juan Carlos I, echan un papel encendido... en un bidón de alquitrán, llaman a un angelito rubio, uff no puedo llegar a escribir esto en condiciones, por el sentimiento de imaginar lo que vendría después, y la explosión del bidón de la obra, el niño envuelto en llamas, y apagado el fuego que lo envolvía, por los operarios de un taller cercano. Pido a Dios que aquel angelito, tenga la vida eterna y la felicidad que le faltó en vida, un dolor me ha hecho recordar esta historia.

Fue evacuado a Sevilla, aquello era una agonía, la familia destrozada, buscando a los que escondieron su conciencia de por vida, matando lentamente al que jugaba con ellos.

Las cronicas de aquel dia fatidico, en nuestros recuerdos, le faltaban letras que llenar en las paginas de sucesos, aunque este fue el más dramático de los que ha habido en Ceuta, y de la manera, tan cruel y macabra, por unos aprendices de asesinos.

Aquel verano, al regresar de un viaje de estudios que se tambaleó a la mitad del mismo, me contaba la familia, que aquel chiquillo antes de irse al cielo, le decía a su madre, “mamá dame cola-cao”... y con el sufrimiento de contar esta historia de como fue aquel dia en nuestra Ceuta, TAN NEGRO COMO AQUEL ALQUITRAN.
 

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