Una auténtica grillera. Más una
clara sensación de desbarajuste y de claras discrepancias en
plan “todos contra todos”. Porque si la Policía Local en
Asamblea General del pasado lunes votó en contra de la bolsa
de horas de servicios extraordinarios que propone la Ciudad
Autónoma, es decir, que de esa Asamblea se derivó un
acuerdo, ayer el acuerdo se convirtió en desacuerdo. Han
sido ya 150 las firmas recogidas por los policías que “sí”
quieren formar parte de la bolsa de horas extraordinarias y
se oponen a lo acordado en la Asamblea General porque
prefieren una mediana solución antes que la postura cerril
del “no porque no”. Sindicatos contra trabajadores,
trabajadores contra sindicatos, trabajadores contra
trabajadores ... ¿Alguien entiende algo de todo esto?
¿Y qué papel han desempeñado los sindicatos? Pues al parecer
poco, a no ser que los que están firmando para resultar lo
menos perjudicados dentro de lo posible fueran totalmente
ignorantes de que se celebraba ese acto (el asamblearios)
por no estar convocado en tiempo y cumpliendo los requisitos
formales de comunicación y publicidad para que la noticia
llegara a todos los policías y estos pudieran concurrir como
es su legítimo derecho. ¿Cuantos fueron los asistentes cómo
para considerar que hubo “quorum”? Lo que no sirve es que
los sindicatos y algunos más se reunieran y dieran al
encuentro el nombre de “Asamblea General” y visos de
resolución formal a lo allí acordado entre ellos. “Entre
ellos y en comandita” y no con participación de todos.
¿Y en lo relativo a que el Gobierno no quiere gastar dinero
en horas extraordinarias de policías y bomberos durante la
feria? Nada que objetar mientras se cumplan los servicios
mínimos y con el plus confirmado de que allí estará la UIR y
estando ellos de por medio, la seguridad está plenamente
garantizada, tampoco los ciudadanos van al recinto ferial a
pelearse ni a liar riñas sangrientas porque Ceuta nunca ha
sido una de esas ciudades que padecen una situación de
inseguridad debida a una violencia larvada que manifiesta
sus brotes día sí y día no.
¿Y que farfullan los sindicatos? Lo cierto es que resulta
indiferente porque está visto y constatado que tienen muy
poco predicamento y que los sindicalistas van reclamando por
su lado mientras los trabajadores no se ponen de acuerdo ni
entre ellos. Oferta generosa, tal y como está el patio y
desde la perspectiva o axioma jurídico de que “siempre es
preferible una mala solución a un buen pleito”. Porque
¿cuánto pueden dilatar la cuestión las demandas o los
recursos contra unas medidas que se encuentran sólidamente
sustentadas por la Ley de Presupuestos? Léase “por los
siglos de los siglos” con el escaso aliciente de que los
sindicatos se están quedado solos y que los trabajadores
“les saltan” para negociar al margen de ellos y de sus
representantes, seguramente porque no se sienten
representados.
¿Y cual va a ser el siguiente movimiento de las centrales
sindicales? ¿Convocar una huelga con el riesgo de que no la
secunden? ¡Menudo desaire y palo mayestático! Lo negativo es
que estas discrepancias ofrecen ante los ciudadanos un
desolador panorama de luchas internas y la imagen que se
deriva de tanto vaivén no es precisamente la de rigor y
seriedad que se espera de uno de los cuerpos mejor valorado.
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