Los ayunos de Ramadán no sólo implican privarse de alimento
y bebida durante varias horas, sino que también tienen como
objetivo la consecución de la conciencia y la solidaridad
social. El Profeta dijo que la ruptura del ayuno de una
comunidad que ayuna no es aceptada si alguien de la
comunidad pasa hambre. El Imam Hussein, su ilustre nieto,
dijo cuando se le preguntó por Ramadán: “Se trata de que el
rico pueda sentir los dolores del hambre y sepa apreciar lo
que el pobre ha de soportar y por tanto comparta las
generosidades de Allah con ellos.” Ramadán es el mes del
compartir y por tanto de la donación. También es en este mes
cuando tradicionalmente los musulmanes dan el Zakat con el
objeto de limpiar la riqueza que han acumulado en los doce
meses precedentes.
Una serie de hitos islámicos históricos importantes están
asociados con el mes de Ramadán. En el segundo año de la
Hégira, la naciente comunidad musulmana fue puesta a prueba
en la batalla de Badr durante este mes. A pesar de la
desproporción numérica de tres a uno, los musulmanes se
alzaron victoriosos. Badr puede ser considerada como la
victoria más crucial en la historia del Islam, pues una
derrota hubiera supuesto un duro golpe a la misión
profética. Los primeros musulmanes fueron puestos a prueba
en diferentes batallas, saboreando tanto la derrota como la
victoria, pero gracias a su perseverancia y constancia al
final triunfaron sobre todos sus enemigos.
Considerado el Ramadán como el cuarto pilar del Islám,
conviene recordar cuáles son los otros preceptos
fundamentales.
El primero es la profesión de fé, la shahada. Es el primero
y más importante de los pilares del Islám. La profesión de
fe propiamente dicha es a fórmula ritual mediante la que una
persona profesa su adhesión al Islám.
En segundo lugar se sitúa la oración. Cada musulmán ha de
rezar cinco veces al día, situándose en dirección a La Meca.
No es necesario efectuar el rezo en la mezquita, aunque sea
conveniente, puesto que el Islám considera toda la tierra
igualmente sagrada.
En tercer lugar, la limosna. El Corán se refiere a ella en
más de 80 ocasiones. Los musulmanes deben dar cada año una
limosna a las personas más pobres de su comunidad, empezando
por familiares y vecinos.
El cuarto pilar es el ayuno, el Ramadán.
El quinto pilar es la peregrinación a La Meca. El musulmán
debe peregrinar al menos una vez en la vida a la ciudad de
La Meca,, siempre y cuando tenga los medios económicos y las
condiciones de salud necesarias.
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