La situación de Ceuta en relación con la inmigración
clandestina, que el pasado año puso en alerta incluso a las
autoridades europeas, en nada se parece a la de hoy. Por el
momento, y cuando pasa el ecuador de 2012, el CETI se
mantiene por debajo de su capacidad, con unas 400 plazas
ocupadas, mientras que el pasado año acogía a más de 700
personas. Mientras que en julio de 2011 llegaron a Ceuta 315
subsaharianos, este mes, tan sólo se ha rescatado a 11 en
dos embarcaciones.
El año pasado por estas fechas, Ceuta acogía en el Centro de
Estancia Temporal de Inmigrates (CETI) a más de 700
personas. La cifra un año después es sensiblemente menor, y
se mantiene, según los datos ofrecidos por su director,
Carlos Bengoechea, en unos 400, de un total de 512 plazas
disponibles.
La situación en nada se parece a la de 2011, cuando la
presión de la inmigración clandestina era constante sobre la
ciudad, y se producían avalanchas, o llegadas diarias en
embarcaciones hinchables. Sólo en el mes de julio del pasado
año fueron 315 las entradas clandestinas. El día 6,
coincidiendo con la visita de la entonces secretaria de
Estado de Inmigración, Anna Terrón, llegaron a la ciudad 27
subsaharianos, 18 a nado por el Tarajal y nueve -entre
ellos, una mujer y su hija de 3 años- en una balsa también
por la bahía sur. En los siete primeros meses de 2011 y
según los balances publicados entonces por este diario,
fueron 652 las entradas. A comienzos de este mes, la cifra
de personas que habían llegado al Centro de estancia
Temporal desde enero eran 185.
A diferencia de lo que ocurrió en julio del pasado año, en
lo que llevamos de mes, la Salvamar Gadir ha registrado tan
sólo dos rescates de embarcaciones con inmigrantes. La
primera se produjo el 2 de julio, cuando trajo a tierra a
cinco subsaharianos que se encontraban a la deriva a 8
millas de Ceuta. El pasado día 13, rescataba a otros seis
inmigrantes a cinco millas de Punta Almina. Aparte de eso, y
de algún caso que pueda pasar desapercibido para las fuerzas
de seguridad que vigilan el perímetro a uno y otro lado y de
entradas aisladas en motos de agua a comienzos de mes, el
CETI sólo registra un goteo de llegadas. Muchas de ellas
son, según apunta Bengoechea, de argelinos, que suelen pasar
por la frontera “camuflados” entre el resto de magrebíes,
“con pasaportes falsos o prestados”.
No obstante, la continuidad de las salidas programadas a la
península, tanto a los CIE para su posterior repatriación
como a centros de acogida en los casos de personas en
situación “vulnerable”, permiten mantener el CETI muy por
debajo del límite de capacidad.
|
Menos salidas en camiones y campamentos en el monte
La menor presión de inmigración
clandestina que se registra este año, tras el refuerzo de la
vigilancia por parte de las fuerzas de seguridad y la Armada
Real marroquíes, ha permitido que el Centro de Estancia
Temporal (CETI) supere los problemas derivados de la
saturación. Los casi 800 acogidos que llegó a tener en 2011
obligaron a la instalación de más camas en las zonas de
dormitorio e incluso a habilitar espacios destinados a
actividades formativas.
Otras de las repercusiones positivas de esta menor
incidencia de la llegada de inmigrantes a la ciudad es el
hecho de que han disminuido los intentos de pasar a la
península ocultos en los bajos de los camiones. El fenómeno
alcanzó tintes dramáticos con la muerte, el 8 de diciembre
de 2010, de un joven camerunés, Paul Charles, al volcar el
camión en el que se había escondido a la salida de la Planta
de Transferencia de Residuos. A día de hoy siguen dándose
“salidas sin comunicar” del CETI, pero según el director del
centro son “como mucho una o dos a la semana”. La mayoría de
los que salen de Ceuta por esta vía son ahora argelinos, no
subsaharianos.
Por otra parte, al disminuir la saturación y el tiempo de
estancia en el centro, se ha visto reducido también el
problema de los campamentos en el entorno del CETI. Si bien
según los datos de Defensa, en algo más de un año han
retirado entre 50 y 55 de estos chamizos, Bengoechea asegura
que son muy pocos los que duermen fuera y que a comer se
quedan la inmensa mayoría de residentes, “el 99%”, asegura.
Esto se atribuye también a las actividades de concienciación
que se se han llevado a cabo, tanto para advertir a los
inmigrantes de los peligros de intentar ocultarse en
vehículos como de acampar en el monte, “con riesgo incluso
para su salud”, señala.
|