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OPINIÓN - SÁBADO, 28 DE JULIO DE 2012

 
OPINIÓN / ANÁLISIS

Ir al fondo y no a la forma

Por Juan Martin


El portavoz del Gobierno de la Ciudad no ha estado acertado al aludir a un presunto proceso de investigación para desvelar la autoría de quien el Ejecutivo califica de “filtración” al aludir a una noticia publicada ayer sobre el Plan General de Ordenación Urbana. Un documento que, obviamente es transparente, claro y diáfano para que la ciudadanía compruebe que no hay nada que ocultar, que responde a los intereses generales de la sociedad ceutí -algo a lo que siempre alude el presidente Vivas como paradigma de su acción de gobierno-, y que, si descendemos a los niveles de Sherlock Holmes, caeremos en una dinámica perversa en la que habría que plantearse si, la desconfianza por conocer con anticipación un documento es motivo de contrariedad porque no lo ha protagonizado el medio que otras veces sí aprovecha las filtraciones para apuntarse tantos periodísticos, si molesta porque había algo que no debiera saberse o, simplemente, es la rabieta de quien o quienes, están acostumnbrados, -diríase mal acostumbrados-, de tener vocación de “distribuidores de información preelaborada”.

No parece lógico que haya que demonizar -término muy utilizado últimamente por los políticos-, a quien anticipa una información por sagacidad periodística, por contar con buenas fuentes de información o, simplemente, por sentido profesional. La iniciativa de un medio de comunicación hay que respetarla y, los mismos que, en otras ocasiones, son los mayores filtradores del reino, no pueden escandalizarse cuando ellos no participan de estas actuaciones y les mueven los celos para aseverar con tanta solemnidad que se investigará la filtración, como si se tratara no del PGOU sino de un documento clasificado de alto secreto de Estado.

Vamos a dejarnos de zarandajas y vamos a afrontar con seriedad y decoro los comportamientos políticos en vez que afanarnos en pronunciamientos gradilocuentes que a nada conducen. Darle tanto énfasis a una situación tan nimia no deja de ser un desatino cuando lo que en realidad importa a los ciudadanos es cómo va a ser su ciudad del futuro, qué diseño se proyecta, cuáles son las variables en r elación al PGOU de 1.992 y en qué vamos a mejorar, despues de veinte años en nuestro planeamiento urbanístico.

No puede ni debe escandalizarse el Gobierno de la ciudad que un medio acceda con anticipación a una información que, en definitiva va a ser pública y se va a exponer a la sociedad. ¿Que se ha sabido antes de tiempo? Pues felicitese al medio y a la periodista que ha tenido el acierto profesional y el olfato periodístico para darnos a conocer aspectos que son de interés público sobre el Plan General de Ordenación Urbana que tantas expectativas despierta, que va a ser -según el propio Presidente-, un instrumento importante para el desarrollo económico y urbanístico de la ciudad, que tanto interés despierta entre constructores y usuarios, y que en suma, bien merece conocerse en todos sus extremos.

El sagrado derecho a informar con veracidad también comporta una obligación y un derecho constitucional reconocido. No cabe por ello, que nadie se sorprenda de que se conozca algo que no ha de ocultarse y que tampoco merece esconderse.

Llama la atención que, precisamente el portavoz del Gobierno, el comunicador del Ejecutivo, la voz de quienes nos rigen, trate de coartar precisamente la libertad de expresión, el derecho a informar, el divulgar algo que es de interés público y publicable. No es el mejor exponente Guillermo Martínez para hablar en los términos en los que lo ha hecho en la rueda de Prensa tras el Consejo de Gobierno. Y no es porque quien está llamado a las tareas de la comunicación no puede, cuando le interesa, incomunicar o tratar de que otros incomuniquen por el simple hecho de que él o su Gobierno, no han dado el visto bueno a la información sobre el momento concreto de cuándo o no debe ser publicada.

Si mal está que, en algún momento ellos sí “filtren” preguntas a periodistas amigos para satisfacción del miembro del Gobierno que se trate, peor queda que se permitan el lujo de advertir que se va a investigar por dónde ha llegado la filtración de una noticia a un medio. Mejor sería que investigarán a determinados miembros de ese Ejecutivo o alguno en concreto que parece el mayor filtrador al facilitar siempre en la misma dirección, noticias en las que él participa, son de su competencia o de sus propios compañeros, sin ningún recato y sin ser portavoz. A partir de ahora no cabe que se preocupe Guillermo Martínez de ninguna averiguación cuando quien más y quien menos, ha tenido que comprobar cómo hay cuestiones que salen del interior del Ejecutivo o de proyectos en ciernes con todo lujo de detalles y jamás se ha insinuado investigación alguna, pese a que algún miembro del Gobierno ha recibido las quejas de rigor y se han limitado a decir: “Yo no he sido”.

Cualquier Gobierno que se precie como defensor de la libertad de expresión no puede soliviantarse de noticias veraces que le afecten y menos, tratar de censurar (vaya palabrita, ¿eh?) la actividad profesional que busca la máxima transparencia y la mejor información para quienes tienen derecho a saber qué proyectos hay sobre el futuro urbanístico de esta ciudad, despues de veinte años (parece casi una condena) de que fuera aprobado un PGOU, que bien merece renovarse, desarrollarse lo máximo y responder a las necesidades reales de una ciudad moderna con visión de futuro y que trata de continuar avanzando, pese a la actual crisis económica, por unos cauces de renovado espíritu de progreso y en sintonía con un siglo XXI en el que no debemos renunciar a la proyección que las potencialidades de Ceuta conforman en un mundo competitivo.

Esta debería ser la auténtica preocupación y ocupación de un Gobierno que ha de salir de las cavernas de los dimes y diretes, de la anécdota, de lo inocuo, para adentrarse en la verdadera esencia de lo que supone un PGOU para toda una ciudad. Un documento de planeamiento que afecta a muchos intereses qué duda cabe, pero también que requiere un trabajo concienzudo, serio, riguroso y, sobre todo, transparente. Ahí radica la verdadera esencia de su credibilidad. No nos perdamos, señor Martínez, en los vericuetos insulsos o en las nimiedades inconsistentes para justificar la frustración de alguien.

Desde este periódico hace tiempo que dejamos de sorprendernos de las filtraciones porque son una parte importante de la propia esencia del Periodismo, de hecho nos hemos acostumbrados a sufrirlas siempre en la misma dirección.

El PGOU de Ceuta al que hemos de aferrarnos en los próximos años ha de conmocerse en toda su dimensión y sin tapujos; el hecho de que el Gobierno quiera marcar los tiempos sobre su contenido no deja de ser una nimiedad inconsistente. Hay que ir al fondo y no a la forma.
 

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