Una cocina puede tener todas las respuestas: llave para
formar vecinos en una empresa de cátering, fuego para
alimentar a los más necesitados y calor en torno al que un
barrio pueda gestionar distintos proyectos de mediación,
prevención e inserción. Esto es lo que los hermanos de Cruz
Blanca quieren hacer de la nueva cocina que buscan instalar
en su centro de El Príncipe, San Vicente de Paúl. Algo más
que un fogón que sería el corazón de un proyecto innovador,
“ambicioso, pero realista”, con el que pretenden dar
respuesta a las necesidades de la barriada a la vez que le
devuelven a sus gentes el cariño y respeto recibido durante
décadas.
Todavía está en fase embrionaria, pero el proyecto que Cruz
Blanca ha presentado al Estado para solicitar su inversión
en la transformación del edificio de San Vicente de Paúl en
un Centro Social Comunitario no es ninguna utopía.
Hace ya meses que los hermanos franciscanos trabajan en el
desarrollo de un plan que permita seguir dando uso al local
en el que han dado servicio a la comunidad desde hace
prácticamente 40 años y que, antes de que finalice 2012,
quedará vacío con el traslado al centro reformado de Nuestra
Señora de los Ángeles en El Sardinero.
Así, hace algo menos de dos semanas, la entidad envió el
proyecto final junto al resto de iniciativas formuladas por
Cruz Blanca a nivel nacional, para optar a que la casilla
del 0,7% del IRPF podría servir para financiar esta
transformación.
El objetivo es convertir el actual centro de acogida de
mayores en un centro social con varias funciones entre las
que destacarían la de comedor, punto de información y
mediación social e intercultural, en el que se ofrecería
asesoramiento en la búsqueda de empleo e inserción laboral,
prevención de maltrato, formación de hábitos de vida
saludables o contra el abandono escolar, todo ello girando
en torno a una idea principal: convertir las cocinas del
Príncipe en un centro de formación de servicio de cátering,
en el que se formaría y emplearía a la gente de la barriada.
Con la misma comida que se preparase en esta cocina, se
organizarían comidas para llevar, de forma que los vecinos
que así lo necesitaran pudieran acudir a recoger comida,
“como un economato”, y poder servirla después, en sus casas.
“Es algo que puede servir para integrar mejor a las personas
que tienen esta difícil situación porque dignifica algo el
momento”, explica el padre superior Luis Miguel Martell,
emocionado con el proyecto.
“Queremos que nuestro trabajo revierta en la barriada, que
tiene muchas necesidades, y en el tema de la alimentación se
ha complicado mucho con la crisis. En coordinación con otras
entidades como Cáritas, Al-Ambar o Asuntos Sociales, con
quienes cruzaríamos datos, intentaríamos dar cobertura a
quienes más lo necesitan, trabajando en red”.
Cocina y formación
La idea de Cruz Blanca y Fundación Cruz Blanca, es formar
primero a los vecinos que vayan a integrar el proyecto,
“para que lo sientan como algo suyo”. “Es un proyecto
ambicioso, bonito, pero también realista”, explica el padre
Martell, que dice que quiere devolver a la comunidad “el
cariño y respeto que han mostrado hacia los franciscanos
durante cuarenta años. “Aquí hay gente muy buena y con muy
buena disposición, la convivencia siempre ha sido buena y
tenemos que luchar por darle la vuelta a esa fama mal
merecida que tiene la zona”.
Presupuesto solidario
Martell es consciente de que la inversión es cuantiosa, nada
menos que 1.200.000 euros para arrancar, instalando el
equipo de cocina industrial necesario para el proyecto. Aún
así, afirma que, si el Estado no les concede la ayuda
económica, intentarán seguir adelante “como se pueda”.
“Tenemos ilusión y ganas de conseguirlo, conocemos a la
gente de Ceuta y siempre ha sido una ciudad muy solidaria”,
confía. Habrá que esperar hasta el fin del verano para
conocer la resolución sobre los proyectos de Cruz Blanca que
va a financiar el Estado.
Mientras tanto, Martell está ya decidido a propagar su
espíritu entre el vecindario e involucrar a toda la sociedad
en este nuevo proyecto con el que pretenden dar una nueva
vida al local.
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El Sardinero estará listo, como tarde, en Navidad
El traslado de los mayores que
atiende Cruz Blanca en San Vicente de Paúl hacia Nuestra
Señora de los Ángeles está cada vez más cerca. Según ha
confirmado el Padre superior de la orden en Ceuta, las obras
de remodelación deberían estar listas en agosto, por lo que
esperan que, en un par de meses de tramitación de licencias,
octubre o noviembre puedan ser el mes definitivo para
mudarse al centro rehabilitado. “El límite sería pasar la
Navidad en el Sardinero”, explica, justificando que no
quieren tener mucho tiempo la casa de San Vicente de Paúl
vacía, por ello ya llevan meses trabajando en las
posibilidades de ‘reciclaje’ de la misma.
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