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OPINIÓN - VIERNES, 27 DE JULIO DE 2012

 
OPINIÓN / ANALISIS

“Cuando las barbas de tu vecino veas
quemar, pon las tuyas a remojar…”

Por Nuria de Madariaga


Se encuentran nuestros montes preparados ante la eventualidad de un incendio? Quiero decir que si existen cortafuegos y está desbrozada la maleza, porque el devastador fuego de la Junquera que ha arrasado más de 14.000 hectáreas comenzó con una colilla encendida arrojada en el aparcamiento de una gasolinera, puro accidente de manos de la imprudencia y del hecho de que tendría que ser obligatoria la instalación de ceniceros públicos con arena en las calles y en las áreas de servicio de todo tipo.

Daño ecológico irreparable, el tráfico con la frontera con Francia cerrado y los conductores desviados por Portbou, una ruta tortuosa llena de curvas y más peligrosa que una caja de bombas donde los viajeros fueron a topar con un segundo fuego. Excesivo calor, falta de lluvias y gran sequedad en los montes dieron cómo resultado otras 50 hectáreas arrasadas y la pérdida de vidas humanas ya que los automovilistas se vieron obligados a abandonar sus vehículos y lanzarse monte abajo para huir de las llamas.

Aclarar que ha sido un suceso que ha repercutido en Algeciras y en la OPE porque muchos de quienes se quedaron atrapados eran familias de veraneantes que iban o que venían por las fiestas del Ramadan y se encontraron con media Gerona en llamas y con carreteras convertidas en ratoneras pese a la intervención de 32 aviones, medio millar de bomberos de la Generalitat Catalana, 200 bomberos franceses, 200 miembros de la Unidad Militar de Defensa y cientos de voluntarios de protección Civil. Los catalanes siempre tienen buenos Planes contra incendios cada verano y pese a las dimensiones del siniestro eran tales los medios empleados que en un tiempo prudencial consiguieron controlar las llamas. Con el detalle que el segundo incendio, el de Portbou también fue provocado por otra colilla arrojada desde un coche.

La pregunta a plantear es si Ceuta se encuentra preparada para afrontar un incendio, no digo de tal magnitud, porque nosotros no disponemos de 70 kilómetros que puedan ser arrasados, pero habida cuenta de los asentamientos ilegales de inmigrantes en nuestros montes y para tocar los cojones, en terreno militar que se supone que debería estar controlado al máximo, vallado y vigilado para evitar que cualquiera pueda hacer un chamizo y saltarse normas, reglas y prohibiciones encendiendo fuegos donde les da la gana y con el consiguiente peligro para el monte, bien podemos considerar que Ceuta “sí” se encuentra en perenne situación de riesgo y no precisamente porque tiren una colilla desde un coche, sino por el descontrol.

Y lo evidente es que hasta aquí no van a llegar 32 aviones en un santiamén, ni tampoco 200 profesionales franceses dispuestos a achicharrarse por salvar nuestro patrimonio ecológico y las vidas de los vecinos de la zona. Tendríamos que conformarnos con nuestro pequeño contingente de bomberos y de estar despierta la Delegación de Gobierno, refrescar el Convenio de Cooperación suscrito en este aspecto con Marruecos por el que los bomberos de aquí, deben ayudar por acuerdo suscrito, a los de allí en situaciones de riesgo y los de allí a los de aquí.

Pero ¿Han realizado ambos cuerpos simulacros de actuación conjuntos? ¿Cómo podrían actuar en caso de catástrofe si no han practicado de antemano? Una interesante iniciativa sería “rescatar” el Convenio y dadas las excepcionales relaciones que mantiene nuestro Delegado de Gobierno con las Autoridades del país vecino aprovechar los frutos de las capacidades diplomáticas de Paco Antonio González y proponer didácticos e interesantes ejercicios conjuntos a ambos lados de la frontera y reiterar la disponibilidad de los contingentes español y marroquí para trabajar en cualquiera de los dos países de forma inmediata. ¿Qué mejor ocasión para estrechar aún más los lazos de cooperación y de buen rollo con los vecinos?. Porque pueden sernos necesarios, calor, sequía, una colilla, una fogata ilegal, un mal rayo en una tormenta seca y las llamas asolando nuestros escasos pulmones verdes y encima sin un miserable avión que llevarnos a la boca y esperando la solidaridad de la Junta de Andalucía para que nos envíen los suyos.

No es paranoia, es la evidencia de que familias que volvían desde Algeciras y que lo mismo habían navegado a bordo de Balearia o FRS y familias que venían para pasar el Estrecho, se han visto envueltas en unas situaciones escalofriantes e inimaginables y en Ceuta, aunque no exista espacio material para tamaña devastación, cualquier día, si no ponemos los medios y precauciones bastantes, podemos llevarnos un susto considerable y sin un contingente humano de cientos de profesionales capaces de actuar.
 

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