Es tan dulce como parece, al menos por teléfono. Contesta
a las llamadas mientras los puentes por los que va pasando
su tren, destino Ceuta, provocan interferencias. Responde
con fuerza pero con serenidad y es fácil imaginársela con
esa característica sonrisa que encandila, desde hace
décadas, a los espectadores. No es la primera vez que actúa
en Ceuta, una ciudad que le pareció llena de mezclas y de
colores y de olores y de magia. La actriz Verónica Forqué
actúa esta noche en las Murallas Reales con la obra de
teatro ‘Shirley Valentine’. Dice que un actor debe jugar y
no puede nunca perder al niño que lleva dentro. Dice,
también, que es más de meditar que de lanzarse a la piscina.
Combina, se nota, la madurez con el niño.
Pregunta.- ¿Siempre interpreta personajes que le gustan?
Respuesta.- Sí. Es imposible para mí interpretar personajes
que no me gustan; cuando no me gusta no lo hago.
P.- ¿Y qué tiene Shirley Valentine para que le guste?
R.- Shirley es un personaje fascinante porque es un
personaje tan normal y tan corriente, tan vulgar en el mejor
sentido de la palabra, hay muchas como ella, que eso me
parece muy bonito. Es una mujer corriente, una ama de casa,
madre, con los hijos mayores que ya no están, y ella pasa
mucho tiempo sola en su cocina, hablando con la pared. Me
parece interesantísimo que sea un personaje tan normal y
corriente.
P.- ¿Comparte algo con ella?
R.- Todo. Ella soy yo y yo soy ella. Una actriz cuando
encarna a un personaje se tiene que convertir en él, porque
si no es muy aburrido, yo estoy muy aburrida de mí misma.
P.- Entonces, ¿qué va a encontrar el público ceutí en
esta obra?
R.- Una cocina de una casa de Liverpool donde nunca sale el
sol, siempre está nublado. Y a una mujer de mi edad, que se
parece mucho a mí y que está preparando la cena para el
marido, huevos fritos con patatas, y que habla mientras se
pone un vasito de vino.
P.- ¿Es una obra divertida?
R.- Es una obra muy divertida, con mucho humor, pero también
es una obra muy emocionante e inteligente, que yo creo que
toca muy hondo en el corazón de las personas.
P.- ¿Usted es tan divertida como parece desde fuera?
R.- No, yo soy una persona bastante sosa. Mi hija dice que
sí, que se ríe mucho conmigo y que le gusta mucho estar
conmigo, pero no sé, soy bastante corrientita.
P.- ¿Y tan espiritual como parece?
R.- Bueno, todos tenemos un aspecto y una parte espiritual,
lo reconozcamos o no. No somos sólo cuerpo y mente, hay algo
más, por qué estamos aquí, qué nos ha hecho y por qué. Todas
esas preguntas que forman parte de lo espiritual. Desde
luego, para mí lo espiritual significa la capacidad de amar
y de hacer felices a los demás. O al menos de intentarlo,
que no se consigue casi nunca.
P.- ¿Cómo lucha uno por superarse a sí mismo cada día?
R.- Yo creo que no hay una receta, cada día es una aventura
diferente en la vida de una persona. Mis días, por el oficio
que tengo, son muy distintos. Ayer me pasé el día rodando en
un campo de girasoles un ‘spot’, desde las diez de la mañana
hasta las once de la noche y hoy estoy en el tren todo el
día porque tengo que llegar a Ceuta. Cada día es diferente y
eso me gusta, no me gusta la rutina. Soy una persona muy
activa, me gusta hacer pan y me gusta leer, me gusta estar
con mi hija y con mi madre y con mi compañero y hablar por
teléfono con la gente que quiero. Procuro hacer muchas cosas
y no quedarme parada. Cuando me quedo parada se me cae el
mundo encima, necesito estar activa y sentirme útil las 24
horas del día. Es muy agotador pero me gusta.
P.- ¿Cómo se trabaja a las órdenes del marido?
R.- Estamos muy acostumbrados a trabajar juntos. Llevamos 31
años, tenemos una hija y cuando nos conocimos, muy
jovencitos, él hacia cortos y yo estudiaba en la Escuela de
Arte Dramático, nos presentó un amigo común. Para mí el
hecho de que él me diga lo que tengo que hacer es algo que
tengo completamente asimilado.
P.- ¿Se va a quedar sin vacaciones por la obra de teatro?
R.- Sí, no tengo vacaciones, pero en casa tengo una terraza
muy bonita con unas hiedras que no se me están dando muy
bien. Estoy todo el día mirándolas y con eso me entretengo.
No sé qué pasa que no consigo tener vacaciones.
P.- Entonces, mucha crisis, pero también mucho trabajo,
¿no?
R.- Sí, así que no me quejo. Prefiero trabajar que tener
vacaciones.
P.- ¿Está trabajando en algún otro proyecto?
R.- La obra me lleva muchísimo tiempo. Llevamos un año. Y
luego la familia y otros trabajos no remunerados que también
hago. Y una cosa de publicidad que también he hecho y muchas
entrevistas.
P.- ¿Qué le parece la subida de los impuestos a los
productos culturales? ¿Cómo cree que afectará al teatro?
R.- Pues estoy totalmente de acuerdo con las opiniones de
mis compañeros. Además, yo he nacido en una familia en la
que todos vivimos de esto. Mi padre era director y productor
de cine y mi madre se ha pasado la vida escribiendo
literatura infantil y haciendo muchísimos programas para la
radio. Mi hermano hace documentales. Mi compañero hace
películas y ahora dirige teatro también porque el cine está
muy complicado; todos vivimos de esto, y poder ir a ver una
buena obra de teatro o una buena película o leer un libro es
algo para mí básico de la vida. Me parece una frivolidad que
este Gobierno lo considere un lujo. Yo creo que el IVA
brutal debe estar para el tabaco, las bebidas alcohólicas,
los coches, el lujo, pero no para la cultura, que es arte,
que es tan necesario para la vida de las personas como ir al
colegio o como comer... Bueno, es más importante comer y
tener un techo pero después de eso es importantísimo para el
enriquecimiento moral y espiritual de las personas. La
cultura da alegría, es necesaria para vivir y te hace
comprender mejor la vida.
P.- ¿Siempre ha tenido claro que quería dedicarse a la
interpretación?
R.- Siempre, siempre, desde muy pequeña. Es una suerte muy
grande poder tener claro desde que uno es muy joven que es
lo que quiere hacer en la vida. Yo desde muy pequeña iba a
ser actriz e iba a ser actriz y no me preguntes por qué,
pero era así, y afortunadamente lo he logrado, puedo cumplir
ese sueño, así que tengo mucho que agradecer a al vida.
P.- Si digo... “Todos los actores sois un asco os creéis
el ombligo del mundo y no sois más que un revoltijo
emocional... ¿Qué película es?
R.- No sé... ah sí, ‘Sin vergüenza’.
P.- ¿Y sois los actores así?
R.- Hay algo de eso, desde luego, hay un aspecto insufrible
de los actores que es que somos muy infantiles en cierto
modo. Los actores nunca podemos perder al niño que hay en
nosotros porque si no el actor está muerto. Debe estar muy
vivo para poder jugar. ‘To play’, como dicen los ingleses.
Jugar es no tener vergüenza, es abrirte, es seguir tu
intuición e instinto, que es lo que hacen los niños cuando
juegan. Pero otro aspecto de eso es que los niños son
egocéntricos, vanidosos y quieren ser el ombligo del mundo,
y eso es agotador, sobre todo para los demás.
P.- ¿Ha rodado alguna vez en Ceuta?
R.- No, pero he hecho teatro con ‘Ay, Carmela’, en 2008, y
me he encantó la ciudad, en la que no había estado nunca. Es
una ciudad llena de mezclas y de colores y de olores y de
magia, con mucha personalidad, muy diferente. Me encantó, me
gustó muchísimo con esa muralla y ese mar. Me encantó.
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