Hay lo que hay. Y sin excepciones
de tipo alguno ni otorgando privilegios a “según
quien-quienes”. El problema de los sindicatos, en este caso
los de CCOO, UGT y USO reivindicando “dejar las cosas como
están” a nivel de dos colectivos excelentemente pagados, muy
considerados y con horarios que hasta ahora han sido poco
menos que de plastilina como son los la Policía Local, el
auténtico intríngulis de esta defensa denodada por no llegar
a esas 37,5 horas que para sí querrían cinco millones de
españoles ¡Y no digamos a las 40 horas, no se vayan a
herniar por el esfuerzo! Es el tratar de sacar rédito y
ventaja de la situación que estamos viviendo. Y antes que
nada y sobre todo tratar de llevar a la calle el estado de
crispación laboral que no tuvieron cojones de llevar hace un
año con el generoso ZP, cuando día tras día se cerraban las
empresas y se multiplicaban los desempleados ante la
silenciosa complicidad de la organización sindical, es decir
de “la bien pagá”.
¿Será que los líderes sindicales, prontos a la protestas y
al rifirrafe no verán los informativos de televisión? Y si
no se fían de TVE o de las privadas se pueden meter en la
BBC para constatar los terribles esfuerzos que está haciendo
el Gobierno de Rajoy para demostrar ante la Unión Europea
que somos capaces de ahorrar y de racionalizar el gasto
público y que pueden confiar en nosotros a la hora de
cumplir con los objetivos que nos va marcando el Banco
Central Europeo para “soltar” los dineros que han de ser
insuflados en nuestra maltrecha economía. ¿Y parece
importarle las cifras del déficit a los sindicatos ceutíes
que representan a sus afiliados de los Bomberos y de la
Policía Local? En absoluto, Bruselas se la pasan por el
forro de los huevos y el Fondo Monetario Internacional con
sus avisos viene a ser una auténtica jilipollez porque ¿Qué
tiene que ver esa gente con que ellos, los policías y los
bomberos trabajen 35 horas? Nada, absolutamente nada
¿Y quien tiene la culpa de tanto abuso tratando de “imponer
coercitivamente” dos horas y media más? Pues, por supuesto
el Gobierno de Juan Vivas porque eso de las condiciones de
la Merkel, el rescate bancario para que los carroñeros de
los bancos hagan fluir el dinero otorgando créditos aunque
sea por imperativo legal y por Decreto Ley, les importa
exactamente un carajo. ¿Podemos hablar de visión miope de la
situación actual o de que directamente padecen estrabismo
como los camaleones? Y esto me hace recordar que en
sociología aún se estudia un fenómeno que se dio
habitualmente en núcleos aislados de la Sicilia rural de
principios del siglo XX, fenómeno al que se calificó con el
nombre de “amoralismo familiar” que viene a significar que
el individuo se ocupa y se preocupa casi en exclusiva de su
núcleo familiar directo y social muy cercano, excluyendo
cualquier tipo de interés hacia el resto de la Humanidad,
empezando por los vecinos de la aldea cercana y acabando por
los palermitanos que al ser de la capital estaban aún más
lejos. Ningún proyecto colectivo a nivel nación, ausencia de
solidaridad con el resto de los ciudadanos, carencia
absoluta de empatía con todo aquello que fuera ajeno a ese
reducido núcleo. ¿Cortas entendederas o falta de resiliencia
para encajar los golpes cuando llegan, saber adaptarse sin
quebrarse y ser capaces de regresar al estado anterior a la
presión? Se detectan fallos. Y una inmensa manipulación de
los trabajadores por parte de esos sindicatos que no se
representan más que a ellos mismos, a sus sedes y locales
exentos de impuestos, a sus miles de liberados a sueldo, a
sus jugosas subvenciones para cursos y pamplinas y al
inmenso agujero negro de dinero que han sido para los
españoles.
Consideren pues si es digno si dos colectivos de los
considerados “privilegiados” protesten por “trabajar más”
cuando millones de criaturas están dispuestas a trabajar el
doble cobrando la mitad para alborozo de los tiburones con
siglas de empresa que siempre buitrean en torno al mundo del
trabajo en momentos de escasez. ¡Ay el hambre! ¡Cuan puta y
ladrona es!. Pero quienes se manifiestan no lo hacen por
hambre sino porque no quieren ver empeoradas sus magníficas
condiciones laborales
¡Y miren lo listos que son! Verán ustedes como no se les
ocurre hacer como los nipones que cuando quieren protestar o
rebelarse lo hacen trabajando el doble, pero aquí nada de
“huelga a la japonesa”.
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