“Yo animo a la gente a que luche por todo aquello en lo
que cree. Creo que no sólo hay que ir a manifestaciones y
dar un golpe sobre la mesa, hay que mirar que puede
modificar cada uno”. Así de clara se explicaba el pasado
jueves Toñy Castillo Meléndez. La escritora ceutí visitó
Ceuta, su tierra natal, el jueves pasado para presentar en
el Salón de Actos de las Murallas Reales, su última novela,
‘A ti, Yolanda’, un trabajo que analiza las diferentes
vertientes del amor. Castillo reside en Lérida, donde dirige
el Aula Hospitalaria del Hospital Universitario Arnau de
Vilanova. Es doctora por la Universidad de Lleida y se ha
especializado en la elaboración de materiales educativos de
promoción de la salud y cuentoterapia.
Pregunta.- Una novela, ¿predominantemente de amor?
Respuesta.- No, es una novela sobre el amor. La diferencia
es que no hay una historia de amor, en la que los personajes
vivan algo rosa, sino que es una historia en la que el amor
está presente en cada una de las líneas y en donde las
diferentes manifestaciones del querer quedan definidas de
una manera suave y fuerte al mismo tiempo, donde los
personajes tienen esa carga afectiva que es la vida misma.
P.- ¿Hay hueco para el amor en estos tiempos?
R.- Siempre. No es que haya hueco, es que el único hueco que
hay en estos tiempos es para amar, pero el amor no es algo
que se venda fácilmente, amar y que te amen es un milagro.
No es lo mismo estar enamorado que querer a alguien, puedes
amar a tu hijo y hacer treinta años que no lo ves; hay
muchas clases de amor. En estos tiempos, como en cualquier
otro, amar significa renunciar, a veces, a muchas cosas para
seguir queriendo y respetando. Si no hubiera hueco para el
amor, la vida no sería nada.
P.- ¿Cuál es la trama de la novela?
R.- La novela tiene una estructura muy compleja, transcurre
en un espacio donde se entremezclan los tiempos y lugares,
no es una novela lineal. Una escritora, Cristina Cifuentes,
amiga de Yolanda, va escribiendo la historia de Yolanda,
pero a la vez Yolanda va narrando su vida y su historia con
la vida misma, esas personas que formaron parte de su
esencia. Llega un momento en el que Yolanda hace un balance.
Es como si la novela transcurriera a la vez en una sola
noche y en muchos años. Es un recuerdo a muchos años que
transcurren mientras alguien se acuesta, se levanta y se
ducha. Es una novela que mezcla la poesía y la prosa, donde
las relaciones personales dan una riqueza. No es una novela
fácil. Es una obra en la que la primera vez que se lee, se
lee; la segunda, se entiende, y la tercera, se consulta.
P.- ¿Es, entonces, una novela para leer tres veces?
R.- Por lo menos, pero no porque si no la lees tres veces no
la vas a entender, sino porque es una novela que cuando la
has leido la primera vez, quieres leerla otra vez. Es un
libro que engancha por la identificación de los personajes,
por las situaciones vividas, porque esbozas una sonrisa al
sentirte identificado, bien en la etapa de enamoramiento,
que todos la hemos pasado alguna vez, o bien en la etapa del
querer o del amar. En el transcurso de la novela ves como el
amor es la base de todas las relaciones y, en base a ello,
construimos y destruimos.
P.- ¿Piensa que la gente necesita sentirse identificada
cuando lee un libro o que prefiere evadirse?
R.- Depende. La gente cuando lee un libro no lo coge porque
quiera sentirse identificada. Nadie escribe para que se
evadan, sino para compartir. Cuando tú te colocas delante de
una novela es porque te han dicho que es bonita o porque
crees que te va a gustar. Pero cuando la lees no es sólo una
novela de evasión, sino que vas pensando sobre las
reflexiones que te hacen los personajes, pero de manera
natural, no es un libro de autoayuda. La novela no es
terapéutica, pero dices yo también me enamoré.
P.- ¿Cómo ha sido la elaboración de la novela?
R.- La he elaborado en diez años. Era divertido porque la
gente me preguntaba qué hacía y yo siempre contestaba ‘A ti,
Yolanda’. Es una novela que se inicia hace diez años con una
situación concreta: a mí me extrañó mucho que alguien
pudiera sentir celos de una persona a la que había visto una
sola vez en su vida. El mundo de los sentimientos es súper
complejo, diferente, no se enjaula, viven por ti. Mi trabajo
tiene mucho que ver con el mundo de las emociones y llega un
momento en el que yo me doy cuenta de que quiero escribir
sobre el amor, pero no haciendo una novela rosa.
P.- ¿Cuánto tiene de autobiográfica Yolanda?
R.- La pregunta es quién es Yolanda, o quien es Crsitina
Cifuentes, la escritora de Ceuta que habla de cosas que han
salido en libros míos. No es que sea autobiográfica, pero ha
crecido conmigo. Es necesario vivir las cosas para poderlas
narrar con la certeza de que esos sentimientos pueden
existir.
P.- ¿Por qué los escritores tienden a incluir en sus
obras personajes que son escritores?
R.- Yo utilizo el recurso del escritor que escribe porque
Yolanda y su amiga también escriben. El escritor es que el
que escribe, aunque no publique. Es aquel capaz de
transmitir sus sentimientos en un papel, que lo enseñe o no
depende del pudor, pero todos en algún momento escribimos.
Necesitamos comunicarnos.
P.- Siempre vuelve a Ceuta...
R.- Nunca me he ido. Forma parte de mi vida, es donde
camino.
P.- Pero, ¿le gustaría volver a residir aquí?
R.- Nunca se sabe por dónde te va a llevar la vida. Lo que
está claro es que hemos de luchar por los sueños que
tenemos. Cuando alguien dice a mí me gustaría, le pregunto:
‘¿Y qué haces para ello?’. Si dices que quieres hacer algo,
muévete y hazlo. Yo hace once años era profesora y me
planteé que quería ser doctora. Me plantee cómo hacerlo y
fui a por ello. Hay que mover los pies. Lo peor de la crisis
es la inmovilización, el decir: ‘No hago porque hay crisis’.
De la crisis se sale a pasos forzados, la inmovilización es
lo que hace el retroceso.
P.- ¿Anima entonces a la gente a que se movilice?
R.- Yo animo a la gente a que luche por todo aquello en lo
que cree. Creo que no sólo hay que ir a manifestaciones y
dar un golpe sobre la mesa, hay que mirar que puede
modificar cada uno, sin creer que todo debe venir desde
fuera. Yo pienso, ve dónde quieras, pero haciendo. En esta
vida tienes que luchar por lo que quieres, aunque sea
difícil. No vale decir yo no puedo o yo no sirvo. Yo creí
que nunca serviría para escribir.
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