El PJD, unido y con voluntad de triunfo, se prepara para
revalidar en las elecciones comunales (municipales) del año
que viene, el triunfo por goleada que le llevó al gobierno
en las elecciones generales del 25 de noviembre de 2011,
mientras el gobierno busca soluciones a la crisis que ya
sacude el país.
En puridad el 7º Congreso del Partido de la Justicia y el
Desarrollo (PJD), los islamistas parlamentarios marroquíes,
fue de hecho un congreso extraordinario, pues no en vano es
el primero de su aun corta pero intensa historia que se
celebra con un gobierno presidido y alentado por el
secretario general del partido y buena parte de la plana
mayor de sus dirigentes más reconocidos.
Con un coste equivalente a la nada despreciable cantidad de
medio millón de euros, el PJD dio una vez más prueba de su
talante organizativo rayano en la meticulosidad. El número
de representantes venidos de todo Marruecos, entre ellos 460
miembros de baladías (ayuntamientos) y de buena parte del
extranjero de entre las filas de los MRE (83 delegados),
pasó de 1630 congresistas en el VI Congreso de 2008 a 3300
en la actualidadad, estimándose el número de asistentes
concentrados en el estadio deportivo “Príncipe Mulay
Abdallah” de Rabat, entre las quince y las veinte mil
personas.
Dos de sus líderes más carismáticos fueron reelegidos por
amplia mayoría, en un claro mensaje de unidad, al frente de
los dos principales organismos del partido: Abdelilah
Benkirán, presidente a su vez del Gobierno marroquí, se
mantiene en la secretaría general con un 85,11% de los votos
mientras que El Othmani, ministro de Asuntos Exteriores,
continúa al frente del Consejo Nacional obteniendo un apoyo
del 72,86%. A fin de aliviar el doble trabajo de los
principales líderes, al frente de diferentes ministerios y
en el partido, se crea un nuevo organismo de enlace con el
rango de Dirección General, situándose al frente del mismo
el presidente del grupo de Diputados en el Parlamento,
Abdelaziz Omari.
El Consejo Nacional fue notablemente reforzado, pasando a
160 miembros e incorporando una significativa cuota de un
39,2% de mujeres.
El congreso pivotó sobre el lema del “Partenariado eficaz en
la edificación democrática”, esforzándose el PJD en todo
momento por dar una imagen centrista y moderada, articulada
no obstante sobre el principio de la irrenunciable
“Identidad islámica como base para el desarrollo” (sic).
Entre las delegaciones de diferentes organizaciones
islamistas, venidas de todo el Magreb a excepción de Túnez,
estaban Egipto, Turquía, Kirguizistán y Malasia, entre otros
países, brillando los personajes de la atractiva yemení
Tawwakul Karman, Premio Nóbel de la Paz 2011, calurosamente
acogida, así como del representante en el Exterior de la
controvertida organización palestina Hamás, Jalid Mechaal,
que fue largamente ovacionado. Mechaal, quien en su momento
criticó acervamente a Yassir Arafat por su llamada para un
alto el fuego con Israel, reconoció no obstante y de forma
implícita la existencia del Estado Hebreo en enero de 2007.
Con un medido discurso, Mechaal alabó la “Hoja de Ruta” del
PJD, avalando así mismo la experiencia marroquí como modelo
a seguir ante las revueltas de la “Primavera Árabe”.
También asistieron en primera fila, invitados personalmente
por el ministro de Justicia y destacado líder del PJD,
Mustafa Ramid, los tres polémicos jeques de la en su momento
“Salafiya Yihadia”: Fizazi, Kettani y Hafs, liberados de
prisión el primero en 2011 y los dos últimos a lo largo de
éste año.
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