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OPINIÓN - SÁBADO, 21 DE JULIO DE 2012

 
OPINIÓN / ANÁLISIS

El Presidente y su solidaridad con los empleados públicos

Por Pascual Lamata


Lo ha podido decir más alto pero no más claro: “Defenderemos el empleo estructural”, “tenemos que responder siendo más eficientes, pero no nos vamos a amparar en ninguna normativa para despedir a nadie” y “la Ciudad Autónoma defenderá su carácter de entidad autonómica”. En esta revolución laboral que estamos viviendo, no están mal las palabras aunque visto lo visto, los hechos son muchísimo más importantes.

Asistimos a un verdadero estado de la confusión: de un lado se califica las políticas aplicadas por Rajoy de “estafa electoral” porque se le votó para otro programa y, de otra parte, se nos dice que, como si fuera un orden preestablecido, que no cabe otra, que ésta es la solución a evitar la intervención de España por los “hombres de negro” de la UE, que hay que arrimar el hombro, trabajando más horas por menos dinero y dando el callo.

Lo cierto es que las palabras del presidente Vivas y ayer del portavoz del Gobierno, tratando de tranquilizar a los trabajadores del sector público se reciben con cierto recelo, aunque “gusta oirlas”, si bien a continuación, alguna argumenta: “A ver si es verdad”. No se puede evitar la desconfianza a tenor del desencadenante originado en estos últimos seis meses: medidas, medidas y más medidas, dejando los sueldos maltrechos y, por si fuera poco, un rosario de subidas: IRPF, IVA, luz, gas, y pérdida en definitiva de poder adquisitivo con el gran bombazo del momento, en forma de desaparición de la paga extra de Navidad, tras 76 años de estar en vigor. Un hecho sin precedentes que nos hace preguntarnos a los ceutíes: ¿Será posible evitar el enviar gente al paro del sector público? ¿Los 12.000 parados ceutíes verán engrosadas sus filas en los próximos meses? El Presidente ha dicho que no pero ¿se verá obligado? ¿qué dirá Rajoy achuchado por sus socios europeos?

Lo cierto es que se ha dicho desde el Gobierno de la nación que hay que “adelelgazar el sector público” y muchas empresas municipales sufrirán los estragos de medidas indeseadas e indeseables por sus consecuencias.Bien es verdad que la sobredimensión empresarial en el ámbito público, via clientelismo políticos y pago de favores, ha llevado a una situación que es insostenible. La crisis económica provoca un “cortafuegos” necesario en este ámbito y un esfuerzo que ha de venir, no ya por las medidas de aminorar gastos sino, a la vez, el acompañamiento de una buena gestión política. Y en este punto hay que recordarle al Presidente, una frase que el repetía en sus comienzos políticos con reiteración y que ya no la usa: “Los recursos son escasos y suceptibles de usos alternativos”. Pues con la escasez de recursos hay que ser muy cuidadosos y atemperar lo que se tiene con lo que se gasta. Por ello, el sector público entendería que se le meta la mano en el bolsillo para darle una aplicación justa a su dinero y no despilfarrarlo.

La frase presidencial de “no vamos a ampararnos en ninguna normativa para despedir a nadie”, de ser cierta en el fondo y en la forma, dice mucho en su favor, siempre y cuando sepa y pueda defender las singularidades de Ceuta que, también aquí, en los recortes y los planes de estabilidad, tiene una casuística especial, nada equiparable con otros lugares de la península, por idénticas razones a las que siempre se esgrimen para demandar mejoras que cubran nuestras necesidades endógenas.

Otra de las frases claves de la nota de prensa enviada el pasado miércoles, precisando que “la Ciudad Autónoma defenderá su carácter de entidad autonómica”, nos lleva a pensar que el Presidente Vivas se resiste a aplicar las recomendaciones de Madrid sobre “adelelgazamiento el sector público” e intenta hacer valer el Estatuto de Autonomía y los considerandos que amparan a las Comunidades Autónomas y marcar las diferencias con los Ayuntamientos, aunque aquí tengamos también el carácter de entidad local, intrínseco. En estos parámetros (no ampararse en ninguna normativa para despedir a nadie y defender el carácter de entidad autónoma), hay que marcar diferencias.

Las circunstancias y cómo han venido los acontecimientos mueven a la reflexión y a concienciarnos que se iba por mal camino, sin que esto suponga abdicar de los derechos que, como sociedad ultraperiférica, con escasos recursos y elevada densidad de población junto a índices de desempleo exagerados, hemos de poner sobre la mesa. No siempre hay que plegarse a planteamientos generalistas, porque las excepciones sabemos que confirman la regla.

Juan Vivas tienen ante sí un reto muy importante: le toca defender los intereses de Ceuta que él ha dicho en muchísimas ocasiones que anteponía a los de partido. Ha llegado una muy buena oportunidad de demostrarlo porque está “recortando” a base de bien y, a veces, la cuerda no da para más.

Recuerdese que, siempre se ha dicho que el mayor empleador de la Ciudad es el Ayuntamiento. No cabe poner en peligro la estabilidad laboral de los empleados públicos, aunque también es verdad que se hace necesario recurrir a medidas imaginativas de equilibrio, aludiendo a una proporcionalidad adecuada para que no salga de la caja más dinero del que entra o pueda entrar.

Por otra parte, la autosuficiencia financiera que por ley el Partido Popular contempló para Ceuta en tiempos de José María Aznar, a la que tantas veces se ha recurrido, no puede sufrir ningún menoscabo. Y en esta praxis hay que desarrollar un planteamiento que requiere valentía y decisión para que la crisis no sea nunca una excusa para aminorar cualquier logro ya conseguido legítimamente para la supervivencia financiera de la institución.

Mantenimiento del empleo, no recurrir a excusas (o normativa) para destruirlo y defender el carácter de entidad autónoma, son cuestiones a recordar, mantener y defender. Ceuta es diferente. Siempre se ha dicho y ahora no hay porqué variar. Y como es diferente, también requiere la aplicación de medidas diferentes, para salvaguardar los intereses de quienes, confiados, apostaron por esta tierra y a quienes siempre se les dijo, que había que potenciar el arraigo. Ahora es el momento de que las palabras no resulten huecas. Es la hora de la verdad. De decirla y de aplicarla.
 

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