Cuando todavía esta uno con los
ecos, de la gran Procesión de La Reina de los Mares, traigo
aqui un recuerdo que fué hace treinta años, cuando mi abuelo
Bernanrdo me llevó a la Comandancia de Marina en Ceuta, Era
para “sacarme el folio”, algo así como estar registrado en
la Matricula Naval, como personal disponible para la Marina
Mercante.
Por tanto, no me podía escapar de que “me tocase la Marina”,
especialmente después de tantos años sentado a la vera del
abuelo, y escuchando sus vivencias, momentos y hazañas de la
Armada, durante la Guerra Civil, a las que como homenaje a
su sentimiento por el mar, yo siempre dije “ abuelo yo voy a
ser marinero” .
Después llegó un espacio de esos de mezcla entre la edad del
pavo y la era pos-pubertina, algo tan extraño que fueron
vividos muy intensos y a tope, tanto que me fui a Madrid a
vivir.
La marcha, vivir, el cachondeo, las discotecas y la movida
madrileña, tanta que salí corriendo para Ceuta, en el año
85.
Antes de llegar a mi tierra, le dije a mi madre que me
sacara los papeles para ingresar en la Armada, concretamente
en la Comandancia Militar de Marina, como marinero
voluntario. Hasta aquí todo normal, hoy 27 años después,
todavía me pregunto que sucedió exactamente, para no poder
entrar en la Comandancia de Marina como Dios manda...
Bien porque no me dejaron olimpicamente, o bien porque mi
madre me iba a inscribir como Especialista y para eso me
pedian el 2º de BUP y no lo tenía...
Mi madre me dijo desde Ceuta, via conversación conversación
telefónica, que no podía ser de marinero y yo me lamentaba
como diciendo, toda la vida pensando de marinero y ahora, me
veia vestido de “pistolo”...
A alguien se le iluminó , por lo que se ve, la bombilla en
la Comandancia de Marina, y ante la insistencia de mi madre,
que lo mío era ya algo espiritual y místico, le sugerieron
que la única manera de vestirme de marinero era echando los
papeles por Cruz Roja del Mar.
Algunos de mis lectores comprenderán, al principio de mi
historia, que después de salir pitando de Madrid, de no
haber estado en el seno familiar, y la mili a la vuelta de
la esquina, como que no, por aquello de que esar quince
meses, fuera de Ceuta otra vez, tras haber pasado ya los
ultimos doce meses lejos de casa, que aquello para los 18
años y lo delicado que era para comer, me imaginaba un
suplicio.
Mi madre me mandó a Madrid, la ficha de inscripción de Cruz
Roja del Mar en Ceuta, y como un suspiro, como un alivio, me
abrazo con los ultimos amigos que tenía en Leganés.
En Madrid, en los madriles, y sobre todo en los pueblos, no
hay tradición militar y le tenían pánico a eso de vestir de
caqui, de verde y de cargar con una mochila y un mosquetón.
Aqui en Ceuta, tenemos buena tradición militar y de siempre
en cada época, la gente joven lo tenia y lo tiene asimilado.
En las piscinas del Carrascal, en el barrio Zarzaquemada,
hice amistades con los socorristas acuáticos y les comenté
que al llegar a Ceuta, haría la mili en Cruz Roja del Mar,
Ellos miraban mi aspecto encanijado y me decían “ a donde
vas tú a salvar a la gente “. Los tíos parecían de la serie
“ los vigilantes de la playa “, todos cachas, y fuertes. Así
que una vez más antes de llegar a Ceuta, empezaba a comerme
la olla, pensando en llegar y meterme en Los Delfines, a
hacer halterofilia y fisico-culturismo.
Mi padre, cuando nos saludamos a mi vuelta a Ceuta, ya me
estaba poniendo al dia de cómo estaba la cosa en casa, que
había que ponerse a currar, que según sus cuentas, yo iba a
San Fenando el 7 de Enero de 1986, . Le solté lo de los
Delfines, la cuadraera, los musculos, la envergadura, y mi
padre, me dijo : “mira hijo verás como trabajando te van a
salir unos músculos y unas ganas que verás que a gustito te
vas a quedar.. Era la factura de venir de Madrid, después de
muchos sinsabores, tristezas y alegrías, para que muchos
rajen de su tierra, como CEUTA NI HABLAR... Continuará...
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