Los islamistas tunecinos de
Ennahda (Hizb Al-Nahda, Partido del Renacimiento) fueron los
gran ausentes del VII Congreso del Partido de la Justicia y
el Desarrollo (PJD) en Marruecos, celebrado el pasado fin de
semana, al estar inmersos ellos mismos en su IX Congreso
entre el 12 y el 16 de julio, celebrado por primera vez en
Túnez donde Ennahda estaba prohibido hasta el 1 de marzo de
2011. Ennahda, formación política nacida en febrero de 1989
como una escisión presuntamente moderada del radical
Movimiento de la Tendencia Islamista (MTI), fue fundada el 6
de junio de 1981, siendo el partido más votado en las
últimas elecciones a la Asamblea Constituyente del 23 de
octubre del año pasado, obteniendo 89 de los 217 escaños, es
decir alrededor del 42% de los diputados.
Entre las conclusiones de su noveno congreso, Ennahda se ha
pronunciado por “desterrar el extremismo” esforzándose por
dar oficialmente una imagen “centrista” y “moderada”, con
referencias a la “libertad de expresión” eso sí dentro de un
orden. Formalmente Ennahda condena en líneas generales la
violencia y ha renunciado a entender la sharía o ley
islámica como única fuente del derecho. Por otro lado,
aunque moderado en los métodos el fin del islamismo no es
otro que la islamización total de la sociedad bajo los
parámetros ideológicos de la “democracia islámica” y ésta,
en sí misma, no parece muy acorde con los principios de lo
que en Occidente se entiende por democracia, fundamentada
técnicamente en la separación de poderes y garante, por otro
lado, de las libertades de expresión y pensamiento,
incluyendo obviamente la libertad religiosa, perfectamente
articuladas en la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, adoptada y proclamada por la Asamblea General de
las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948.
Si sobre el papel Ennahda parece querer dar una imagen de
moderación, la realidad no parece tan clara. ¿Es Ennahda
sincera o busca no asustar al electorado tunecino cara a las
decisivas elecciones de marzo del año que viene?. ¿Tendría
un “programa secreto” que guardaría celosamente.. ?Pues
aunque Rachid Gannouchi, filósofo y líder de Ennahada
conocido entre los suyos como “el jeque”, afirme “soñar con
un maravilloso encuentro entre el Islam moderado y los
logros de la reforma y la modernidad”, la sociedad tunecina
se ve cada vez más constreñida por el avance del islamismo
extremista del salafismo radical, que pugna por hacerse con
el control de las calles y domeñar los medios de
comunicación, ante la actitud pasiva y ambigua de los
líderes de Ennahda, que les dejan campear a sus anchas. En
la declaración final del congreso su presidente, el ministro
de Salud Abdelatif Meki, advirtió a los presentes de la
coletilla añadida por los delegados relativa a la
“criminalización de los ataques a lo sagrado”, incluida en
el programa político del partido que abre las puertas a la
censura abierta ante cualquier comentario divergente sobre
el Islam y, por tanto, a la penalización de su autor. Por
otro lado y en el plano internacional, Ennahda considera
como un grave delito “la normalización de las relaciones con
Israel”, lo que constituye un ataque larvado a Turquía y
Egipto, países islámicos que han aceptado y mantienen
relaciones bilaterales con el Estado hebreo. Khalid Mechaal,
el carismático líder del movimiento palestino Hamás,
considerado por Europa y los Estados Unidos como una
organización terrorista y acusado por diferentes
asociaciones de derechos humanos y Amnistía Internacional de
cometer numerosos crímenes de guerra tanto contra la
población israelí como palestina, asistió en primera fila
tanto al congreso de Ennahda en Túnez como al del PJD en
Rabat, en los que fue calurosamente ovacionado. Queda por
ver lo que pensará Ennahda del reciente atentado terrorista
en Bulgaria del pasado miércoles 18. ¿Será “halal” al ser
las víctimas israelíes, incluidas inocentes mujeres
embarazadas y niños?. Visto.
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