¿Por qué los españoles hemos
tenido siempre fama de ser individualistas e
indisciplinados?
La pregunta se me hace de sopetón. Y es que frente a mí hay
un amigo, a quien sus numerosas lecturas le han dado un
importante bagaje cultural, pero que tiene la manía de
tratar de poner en un aprieto a cualquiera sin venir a
cuento. Su forma de proceder, cual si fuera un presentador
de concursos televisivos dedicados a hacer preguntas
generales y populares, quizá se deba a que siempre aspiró a
ser una especie de Carlos Sobera en la televisión
pública de Ceuta. Sueño que no ha visto cumplido. Si bien a
mi amigo, todo hay que decirlo, tal fiasco nunca le ha
quitado el sueño.
Carraspeo lo justo, y miro disimuladamente a una señora que
pasa por delante de nosotros subida en unos topolinos que
realzan su figura hasta convertirla en la mejor terapia para
depresiones actuales, antes de meterme en faena. Es decir,
antes de responder a quien espera impaciente lo que yo pueda
decirle sobre por qué a los españoles se nos ha tenido
siempre por individualistas e indisciplinados. Al grano:
-Los pobres son tendentes a ser individualistas. Cómo no van
a serlo quienes han de disputarse la comida cada día. Cómo
no van a ser egoístas quienes han de luchar diariamente por
migajas entre criaturas como él abocadas, en muchos casos, a
pasar esa tenue línea que les puede llevar a la exclusión
social. Los pobres, además, miran con aversión hacia quienes
ellos creen que son culpables de su situación. Y, por
supuesto, debido a su crianza, no se les puede pedir que
sean un dechado de educación. Con lo cual nos encontramos
con esa indisciplina que acabó forjando la mejor camada de
anarquistas en España.
-De acuerdo, dice mi amigo, pero tú me estás hablando de una
España de los tiempos de Maricastaña.
-Lo será para ti. Que naciste cuando Franco hizo
llorar a Arias Navarro. Pero no para mí; que vine al
mundo cuando todavía resonaban los últimos cañonazos de
nuestra guerra. Y la canina que había se bastaba y se
sobraba para hacer la selección natural de españoles. O sea,
para que cada vez fuéramos menos los que tuviéramos acceso a
las miserias que nos daban racionadas.
-Te veo venir, Manolo, y sé que de un momento a otro
me dirás que estamos a punto de volver a las andadas…
-No. Hasta ahí no llego. Pero toma nota de lo que te voy a
decir: el hecho de que la superficie de nuestra tierra,
España, recuerde la piel de toro, y que se denomine “fiesta
nacional” a las corridas de toros, hace pensar si la palabra
“España” tiene origen taurino. Mal pensado. “España es país
de conejos”. Ya que ésa, y no otra, es la acepción de la
raíz span. El conejo es un simpático mamífero cuyas
exigencias estomacales no son excesivas, ya que se contenta
con roer todo lo que puede cuando las cosas van mal dadas,
acostumbra a vivir en madrigueras y resulta fácil
domesticarlo. “El español es resignado y paciente, sin
exigir suculentas viandas para comer ni lujosos palacios
para vivir, igual que los conejos. Pero cuando le explotan,
engañan o invaden, se le hinchan las narices y reacciona con
la fuerza, energía, poder y ferocidad de un toro con los
años precisos”. No olvides, amigo, que conejo y toro son
símbolos de España. Así que los políticos deberían ser
conscientes de que están pisando arenas movedizas.
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