Parecía el mundo al revés. Quien los ha visto y quien los
ve. Ver para creer: un Juan Luis Aróstegui transmutado con
frasescategóricas. “Es irresponsable no tener capacidad
fiscal”, “esta ciudad no debe seguir mal acostumbrada: de
los 210 millones de ingresos institucionales -dijo-, 110 los
sufragan nuestros compatriotas con sus impuestos”. Podría
parece un discurso solidario a carta cabal si no procediera
del mismo hombre que, como bien le recordó José Antonio
Carracao, en otros momentos, defendía el “todo gratis”, nada
de pagar impuestos. Y esta transmutación política algunos la
atribuyen al pacto realizado con el Partido Popular para que
la “presión fiscal” se aminore en la barriada del Príncipe y
otras similares, que ha contado con la abdicación del
Gobierno que aplicará toda la carga fiscal en la zona
centro, precisamente donde está la mayoría de su electorado
tradicional.
Entre las “perlas” de Juan Luis Aróstegui, algunas como
ésta: “Aquí hay sectores que han disfrutado de vacaciones
fiscales”. Después dió nombres y arremetió contra el
gabinete jurídico del propio padre del Consejero de Economia
y Hacienda, Guillermo Martínez con quien debatía: el
Gabinete jurídico Lería. Y no hubo réplica filial alguna,
como tampoco cuando se refirió a la contribución tributaria:
“No me parece justo que un despacho de abogados contribuya
con 15 euros al mes”.
Carracao no salía de su asombro ante esta metamorfosis de
“Juanlu” y saltó: “¿Señor Aróstegui, es el mismo que decía
que no había que pagar alcantarillado y basura?” y advirtió
que con los nuevos contadores se produce una subida
encubierta del precio del agua. Aróstegui en su desenfreno
fiscal llegó a decir, sin in mutarse, que “hay una línea
delgada que separa la solidaridad del privilegio”. Claro que
él, en su postura de “Coalición”, apuesta por la
discriminación positiva, es decir, esa en la que se obtienen
ventajas para quienes, según interese el discurso, en otros
momentos hablan de justicia, solidaridad e igualdad. Lo malo
es que, en los discursos políticos se demuestra que “unos
somos más iguales que otros”. El mismo hombre que ahora dice
“el sistema fiscal de Ceuta es injusto”, “no se puede ser
insolidario”, y habla de la “categoria fiscal de las calles”
para gravar a los que vivan en el cetro, sin entrar en si
son o no parados, jubilados, pensionistas o pobres de
solemnidad.
“Ceuta debe huir de ser una ciudad parásita” (Aróstegui).
Carracao sacó la cara por los empresarios. “No se puede
acusar a los empresarios”. “La subida de impuestos nos lleva
al borde del despido”, insistió el joven politico. Y acabó
sus críticas con una metáfora: “Nos pone la zanahoria del
gasto social para que votemos a favor”. Y Guillermo
Martínez, le acusó a Carracao de querer “arrogarse el
pronunciamiento de la Junta Directiva de la Confederación de
Empresarios” y le llamó oportunista por coger el argumento
de la Confederación de Empresarios para criticar al Gobierno
y la modificación del IPSI. “Yo no debato más de temas
demagógicos”, dijo Guillemrmo Martínez, que soltó una
andanada deportiva al portavoz socialista: “Usted desde el
PSOE quiere que las grandes empresas no paguen impuestos. Si
me tengo que convertir -dijo Guillermo a Carracao-, en
forofo número 1 de la Asociación Deportiva Ceuta, lo hago,
si me he de convertir el defensor de multinacionales...”
Este Guillermo, calificado por Carracao como “Pepito Grillo”
en otro pasaje dialéctico, se olvida que la Eurocopa nos ha
hecho, incluso a los que no les gusta el fútbol, “forofos”
de España o la Roja como se dice ahora. No encuentro ningún
desdoro ser “forofo” de la A.D. Ceuta, aunque a Guillermo
Martínez le suponga un mal trago por el recuerdo fatídico de
las promesas incumplidas y la mala conciencia. La
contradicción marcó en Pleno del mes de julio.
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