Hay juicios y juicios. El que abría ayer las sesiones del
Juzgado de lo Penal número 1 de Ceuta, en la segunda planta
del edificio Ceuta Center, se las traía y se pudo ver hasta
qué punto los profesionales de la justicia -jueces,
secretarios judiciales, fiscales, abogados y agentes
judiciales- tienen un profundo conocimiento de la condición
humana.
Ayer se evidenció en la sala de vistas, puesto que se
juzgaba un caso complicado. Malos tratos a una anciana.
Básicamente, se trataba de un matrimonio con un hijo pequeño
que acogía en su casa a la madre del cabeza de familia, una
anciana de casi 90 años, con demencia senil.
Los hechos ocurrían en noviembre del pasado año. El
matrimonio compuesto por Juan Agustín S.N. y su esposa María
Virma, volvía junto a su hijo de corta edad de un concierto.
En la casa esperaba la anciana madre de él, Ángeles N.,
quien desde hacía algún tiempo comenzaba a evidenciar
síntomas de demencia senil.
En el entorno de la vivienda se producía una situación
anómala, diaria: un grupo de personas se reunía a beber -y
posiblemente a drogarse- creando problemas de convivencia y
también de ruidos molestos.
Cuando el matrimonio llega, la anciana, desorientada, cree
que está en otra parte -según los testimonios- y al abrir su
hijo la puerta, arremete contra los tres familiares con su
bastón. El hombre se lo arrebata y sientan a la anciana en
un sofá hasta que logran calmarla, valorando la posibilidad
de llamar a los servicios de urgencia.
Como quiera que la mujer, Ángeles, había proferido gritos de
auxilio, los asistentes a la fiesta exterior comenzaron a
tirar botellas contra la casa, a proferir insultos y
llamaron a la policía, que se personó en el lugar de los
hechos.
El hombre, en la cocina, cometió la torpeza de decir “la
mato”, en referencia a su propia madre. Como indicó la
abogada defensora, lo mismo podría haber dicho “ésto es para
pegarme un tiro”.
Pues bien, ayer se sentaba en el banquillo acusado de malos
tratos y amenazas. La anciana falleció posteriormente.
Fueron determinantes los testimonios de una trabajadora
social de Cruz Blanca, donde la mujer estuvo ingresada
posteriormente durante un tiempo, que corroboró el hecho de
que la mujer, afectada de demencia senil, había comenzado a
sufrir estados en los que deliraba, teniendo comportamientos
agresivos y violentos de forma puntual. De hecho, se le
retiró el bastón después de que agrediera a tres personas.
Fue muy creíble el testimonio de la esposa del acusado, que
indicó con todo lujo de detalles lo que ocurrió -desde su
perspectiva, lógicamente-, y que transmitió una sensación de
que se trata de una familia normal, muy culta, y que tuvo un
problema puntual con una anciana que tuvo que ser sentada
para evitar que se hiciera daño ella misma, puesto que
incluso quería huir de la casa. El concurso de terceros pudo
ser determinante para que un hecho que quizá no hubiera
tenido que salir del ámbito meramente médico pasara al
ámbito judicial.
Pero lo verdaderamente impresionante fue el testimonio que
prestó el hijo de ambos, un chaval que se mostró valiente y
fue hasta las últimas consecuencias en su voluntad de
declarar qué es lo que ocurrió desde su perspectiva.
Concurría al juzgado por propia voluntad, hay que insistir
en ello, y respondió con una presencia de ánimo y una
capacidad de expresión poco común en un niño de su edad.
No daba la impresión de haber sido aleccionado, sino de que
las palabras -muy cultas- fluían de sí como consecuencia de
su propia personalidad e inteligencia, además de un ambiente
familiar más que adecuado.
Contó exactamente lo que vio -que no defirió de la versión
de los hechos que contaron sus progenitores- y que suscitó
la simpatía de todos los presentes. Incluído el fiscal jefe
de Ceuta -que a su vez es el titular de la Fiscalía de
Menores, por lo que su experiencia y valía es determinante-,
que realizó un interrogatorio que cautivó a los presentes.
Tras recibir la venia de la titular del Juzgado de lo Penal
número 1, el representante del Ministerio Fiscal pasó al
‘ataque’.
“Una sola pregunta: ¿te gustan los gormitis?”, preguntó al
chico, que sorprendido dijo que sí. El fiscal le dijo que se
había percatado que en la camiseta que vestía el niño
figuraban estos personajes.
El hecho hizo que todos los presentes se percataran -si no
lo habían hecho ya- de la dureza de la situación que estaba
pasando la familia.
En este momento, ya se acabó el interrogatorio al pequeño.
Con posterioridad, el Ministerio Fiscal, amparándose en los
testimonios de las personas que habían depuesto previamente,
pidió una sentencia condenatoria para el padre -un año de
prisión, con suspensión de pena- teniendo en cuenta de que
en el calor del momento el hombre podría haber zarandeado
más de la cuenta a su propia madre.
Por su parte, la letrada defensora, Caridad Casadevante,
realizó una última intervención con gran brillantez,
evidenciando las contradicciones que habían ofrecido los
testigos y el hecho de que el que el hombre hubiera
proferido una amenaza contra su madre delante de la policía
era algo asumible sin repercusión penal en un estado en el
que se había producido una situación caótica y con presión
exterior.
También puso de relieve el hecho de que los testigos, antes
bien de ofrecer ayuda, hubieran actuado de una forma
impropia.
En todo caso, la causa quedó vista para sentencia no sin
antes de que la letrada de la defensa pidiera la libre
absolución del acusado.
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La demencia senil, un problema para el enfermo y para sus
familiares
Demencia es la pérdida progresiva
de las funciones cognitivas, debido a daños o desórdenes
cerebrales. Característicamente, esta alteración cognitiva
provoca incapacidad para la realización de las actividades
de la vida diaria. Los déficits cognitivos pueden afectar a
cualquiera de las funciones cerebrales particularmente las
áreas de la memoria, el lenguaje (afasia), la atención, las
habilidades visuoconstructivas, las praxias y las funciones
ejecutivas como la resolución de problemas o la inhibición
de respuestas. Los dementes según avanza la enfermedad
pueden mostrar también rasgos psicóticos, depresivos y
delirios. La enfermedad posteriormente se hace más evidentes
incluso con alucinaciones.
Los dementes suelen experimentar cuadros de confusión al ser
hospitalizados o secundarios a otras enfermedades como
infecciones o alteraciones metabólicas.
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