Benditos sean el Nombre de Dios y
los cuatro Arcángeles! Ya anhelaba poder coincidir en algo
con Coalición Caballas con la que no discrepo por
principios, sino porque sus propuestas me suelen parecer
ventajistas y vacías de contenido. Pero en esta ocasión no
puedo menos que afirmar que la interpelción que defenderá
Aróstegui en la Asamblea en el sentido de suavizar y
equilibrar la ordenanza que regula terrazas y veladores, no
puede ser más procedente.
De hecho opino que la ceutí es la ordenanza más restrictiva
de España y va contra corriente en lo referente a las
políticas del PP. En efecto, los Populares han tenido los
santos cojones de dar un paso adelante, reaccionar,
comprometerse y dar a todos esos chiringuitos cuya
existencia hizo peligrar el PSOE quitándole a miles de
familias el pan de la boca, una concesión por ¡70 años! y la
Ley de Costas que se reforme o que se vaya al carajo, que
antes que las leyes están los avíos del puchero de la
criaturas que comen del espeto, la playita y la sangría y el
derecho de los pescadores cuyas casitas a pie de playa han
ido pasando de generación en generación cómo en las playas
del Palo de Málaga y que en lugar de ver sus viviendas
demolidas se ven declarados cómo “de interés turístico”
igualito que los chirnguitos, porque “realmente” esa oferta
es la que viene buscando el turismo y no precisamente la de
las cafeterías de las gasolineras de las autopistas que son
los lugares más cutres y más desabridos de España. Rajoy
bare la mano y legaliza todo lo legalizable para que la
gente se busque la vida y aquí se dictan unas ordenanzas que
mutilan a los hosteleros y que hacen peligrar tanto los
locales cómo a sus trabajadores. En verdad que existen
rígidas ordenanzas contra el ruido, cómo en todos los sitios
y en verdad que son los hosteleros quienes tienen que
anunciar con carteles y avisos lo de “zona libre de ruidos”
o “zona slow” advirtiendo a quienes estén en las terrazas
para que moderen el volumen de las conversaciones y
manteniendo la música a modo “de fondo” es decir tipo hilo
musical y no “chumba-chumba” de discoteca poligonera. Y a
quien le guste la música atronadora que se vaya a uno de los
fiestones de Ibiza donde por las características de los
locales se permiten fiestas de días y días y al máximo
volumen. Pero el casco urbano ceutí no es una discoteca
ibicenca sino un lugar donde la gente tiene que vivir sin
ser molestada por la contaminación acústica, sea de música,
sea de conversaciones que armen escándalo.
Con lo de la contaminación acústica como medio para mantener
calidad de vida pasa como con todo, que hay que reciclarse y
si antes hablar a voces por las calles o en un
establecimiento estaba permitido hoy ya sabemos que es una
vulgaridad y una falta de educación; si hace unos años había
que soportar los “coches discotecas” con las ventanillas
abiertas y la música atronadora hoy está prohibido y son ese
tipo de prohibiciones que afectan a la conducta cívica las
que hacen de las ciudades lugares habitables. Pero amén de
controlar al máximo los ruidos por parte de la Policía y
sancionar a los locales donde los responsables no sean
capaces de conseguir un sonido ambiental moderado, cuando el
PP habla de incentivcar y apoyar a los autónomos y a las
pymes cómo motores de la economía no lo hacen para tirar la
piedra y esconder la mano. La ordenanza de terrazas es
contraria a la política de crecimiento señalada por el PP y
parece que Caballas es la única que se ha dado cuenta.
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