La patronal de Ceuta ha sido contundente y clara: no es éste
el camino para reactivar el tejido productivo local. Ni la
subida del IPSI en otoño ni la supresión de la paga
“extra”de Navidad a los funcionarios, bneficia en nada, al
comercio local. Una obviedad.
¿Cuántas veces se ha dicho con no poco boato que ésta es una
ciudad de funcionarios? Pues las medidas del Gobierno de
Mariano Rajoy han venido a asestar un varapalo de tal
contundencia a la línea de flotación de nuestra economía,
que puede suponer no ya “una puñalada” como señaló José
Antonio Carracao sino el verdadero golpe de gracia.¿Cómo se
va aplantear una campaña de Navidad con los bolsillos vacíos
del funcionario, aquél al que en otro tiempo se le decía que
no comprara fuera de Ceuta y que lo hiciera en nuestros
comercios? El otro día se decía que Guillermo Martínez, el
consejero de Economía, Hacienda y Recursos Humanos iba a
reunirse con los empresarios para afrontar este asunto. ¿Qué
les va a decir, que tengan paciencia y aguanten el tirón?
Como no se reúna para consolarlos, porque otra cosa no se
explica.
Con estas medidas se han roto mucho de los tópicos que se
han vertido en esta ciudad nuestra: “Ceuta tiene sus
singularidades y el Gobierno del PP es sensible con ello”.
¿Habrá que creérselo ahora? Pues no. No se han respetado las
especificidades de Ceuta y no se ha hecho porque si aquí el
sector funcionarial tiene un enorme peso específico (el
mismo presidente de la Ciudad, Juan Vivas se ha cansado de
decirlo), este varapalo de medidas económicas de recortes
son unas punzadas para acribillar nuestra escasa actividad
económica.
Siempre se ha dicho que ésta era una ciudad subsidiada y lo
cierto es que el dinero que corría era el de los
funcionarios, pero no será así en Navidad, hecho que ya
mueve a muchísimos chascarrillos como aquél que dice. “Está
la cosa tan mal que no vamos a tener más remedio que decirle
a los niños que los Reyes son los padres”, cuando no se
puedan comprar regalos por el “recortazo”. A todo este
sombrío panorama, como bien dice la Confederación de
Empresarios de Ceuta, los malos augurios son un síntoma
desolador para los empresarios, ya que el sector privado se
verá muy perjudicado por la subida de impuestos. Si a estas
medidas unimos ciertos despilfarros, como dice Rafael
Montero Avalos, de gastos en alquileres de locales por parte
de la Ciudad Autónoma cuando tiene locales vacíos,
comprenderemos que eso de la “racionalización del gasto” es
una mera entelequia.
¿A quién ha compensado ese despilfarro? El problema es que
la responsabilidad política, la mala gestión, no acarrea
responsabilidad de ningún tipo: ni política ni económica ni
penal. Aquí nadie paga nada de los errores y horrores
cometidos. Con mirar para otro lado tienen bastante. Y así
nos va... Si el comercio local espera la campaña de Navidad
como agua de mayo para cubrir el 35% del resultado de sus
cuentas de explotación anuales y no hay dinero de
funcionarios para comprar, menuda atención a las
singularidades de Ceuta que se les hace y flaco favor a sus
cuentas de resultados. Una valoración que Montero Avalos ha
fijado en nada menos que 12 millones de euros. Un dineral
que se va a esfumar. Y ahora se le pasa la factura a los
funcionarios que son los verdaderos “paganini” de las
alegrías económicas, de falta de cálculo en la gestión y de
desastrosas políticas de contención del gasto que se ha
quedado en una frase hecha, sin el menor atisbo de realidad.
Montero Avalos ha calificado de “cosas de locos” algunas de
las conductas políticas por la sinrazón de las mismas y el
deterioro ocasionado a la sociedad. Y no le falta razón
porque, cuando se quiere, los agentes sociales y económicos
sí forman parte del concierto para consensuar reuniones que
merecen una foto para los medios y, en otras “se tunea” esa
foto, prescindiendo de la opinión de esos mismos agentes
sociales, como ha denunciado el propio Montero Avalos,
cuando protesta de no haber contado para escuchar su opinión
sobre la subida de impuestos u otras medidas con
respercusiones muy serias en nuestra sociedad.
En realidad, la ya maltrecha economía local no puede
soportar determinados ataques porque se desangra como aquél
torero que es corneado en la femoral y sufre las
consecuencias de un pitón asesino. Aquí, en Ceuta, ha hecho
falta un buen torero que supiera templar, tener mano
izquierda con Madrid, para torear este Miura de la recesión,
de la prima de riesgo, de los recortes de tantas y tantas
cosas, para llevar al burladero de la sensatez a un Gobierno
nacional y hacerle ver, cuando le decían en los Ministerios
que la sensibilidad con esta ciudad era mucha y la
receptividad ante nuestros problemas, no digamos, que menos
palabras y más hechos.
La subida del IPSI y la supresión de la “extra” a los
funcionarios, supone para Ceuta un rejón de muerte que se
traduce en varios millones de euros. Nada de sensibilidad
para con esta ciudad desde el Ejecutivo de Rajoy. Se
olvidaron.
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