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OPINIÓN - SÁBADO, 14 DE JULIO DE 2012

 
OPINIÓN / ANALISIS

Los Ángeles Custodios ejercen como tales
 

Por Nuria de Madariaga


Anecdótico, amable, más que entrañable, el que el grupo 3º de la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Policía Local se viera abocado hace un par de fechas a atender dos partos en poco más de una hora. Algo que demuestra y evidencia que nuestra Policía Local (y los de la UIR más todavía) están “para un roto y para un descosido” y que se curran a fondo su formación profesional, sin dejar de prepararse ante nuevas eventualidades y emergencias.

Si ya en su día no cupieron en las páginas de este diario más elogios y expresiones de gratitud hacia el curso organizado por los intelectualmente inquietos miembros de la UFP sobre actuaciones con mujeres gestantes, oportunidad que muchos miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado aprovecharon y que les vino cómo “agüita de mayo”. También en esa ocasión en el curso de la Unión Federal de Policía (que a pesar de todo vale su peso en monedillas) faltaron plazas porque quería asistir más alumnado. Y digo “también” porque en el curso anterior sobre adiestramiento canino se quedó gente en la calle. Eso hace deducir que la UFP siempre triunfa en el interés y la utilidad de sus convocatorias pero falla estrepitosamente a la hora de ampliar las plazas o hacer los cursos por turnos, porque al momento de adquirir conocimientos no se puede excluir a nadie, ni dejar a los interesados con el caramelo en la boca.

La verdad es que al policía local que había tenido la suerte de asistir al curso o seminario,le aprovechó bien lo aprendido y salió alumno aventajado, al igual que la policía enfermera (tener a una profesional así en la Policía es un lujazo) pero encontrarse con dos alumbramientos casi simultáneos y ser capaces de acudir y actuar demuestra que la confianza que la ciudadanía tiene depositada en “su” Policía está más que justificada, porque no podemos negar que son operativos (los de la UIR que son mis “niños bonitos” superoperativos) y responden plenamente a la confianza que en ellos depositamos. Encima “dan tranquilidad” que es una aseveración algo subjetiva pero una realidad que significa que cuando llegan a cualquier servicio, sea cual sea la situación, por mucha emergencia que exista, por peor que se la tesitura, la sensación es que “se hacen cargo de la situación” y saben siempre cómo tienen que funcionar y qué se espera de ellos. Si estuviéramos en Andalucía podríamos decir que “a la Policía Local la gente le tiene mucha fe” y no es para menos. Hace un par de días de improvisadas comadronas controlando el recibimiento de dos nuevos y diminutos ciudadanos que siempre formarán parte de sus recuerdos más queridos, porque traer a niños al mundo o colaborar en la tarea es mucho más que un privilegio para cualquier ser humano y representa una experiencia que todos mereceríamos vivir al menos una vez en la vida. “Suertudos” policías cuyos méritos supongo que serán reconocidos públicamente con algún homenaje, sencillo pero emotivo y dentro del protocolo institucional. Será que la grandeza del ser humano y más la de quienes rigen nuestros destinos ciudadanos, no está tan sólo en reconocer una buena acción cuando acontece, sino “saber expresarlo” a eso se le llama “asertividad” y si hay un clamor social de reconocimiento y cariño hacia esos policías-matronas ese sentimiento debe materializarse expresamente. Los buenos sentimientos son elogiables, pero materializar esos buenos sentimientos es infinitamente más digno de elogio, sobre todo si andan por medio los Ángeles Custodios.
 

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