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OPINIÓN - VIERNES, 13 DE JULIO DE 2012

 
OPINIÓN / ANALISIS

Todo es mejorable de cara al turismo

Por Nuria de Madariaga


En efecto, en la misma entrada del recién acabado parking que parece pedir a gritos buenos toldos a modo de jaimas cómo los de Tanger Med para dar sombra a los coches, un joven reparte propaganda en varios idiomas sobre la protección de los animales y la prohibición expresa del tráfico de especies protegidas y de paso regala un parasol de los que se colocan en el salpicadero de los vehículos. Algo normal porque en esa explanada de cemento, sin un puto árbol y sin una mala rama que de sombrita, con algo hay que protegerse. Pero no hace falta rizar el rizo el caso es que la gente llega, compra el billete y embarca porque los responsables de las instalaciones parecen impermeables a la necesidad de instalar comercios en el hall y un buen quiosco de prensa, defecto que comparte con su homóloga de Ceuta donde tampoco hay periódicos ni revistas y la planta baja, pese al arreglo floral que da la bienvenida a modo de jardincillo, resulta bastante cutre.

Eso evidencia que absolutamente todo es mejorable, porque el Universo mismo, como fuente de pura energía, no se queda quieto ni un segundo y se mueve cómo rabo de lagartija, pero en plan cuántico. ¿Y por qué no funcionan las largas cintas transportadoras de equipaje facilitando a los pasajeros la llegada y no tirar de las maletas y de los bultos hasta el embarque? Nadie lo sabe, al parecer están averiadas las dos, lo que es una lástima ya que “precisamente” ese largo, amplio y luminoso pasillo es el que recibe a los visitantes que llegan a Ceuta y da una muy buena imagen con las cristaleras y la luz entrando a chorros. Rectifico, les recibe y les despide, a veces con una larga espera y sin asientos suficientes para que los viajeros esperen sentados.

Y tras pasar por otro defecto en el servicio de la Estación que es el puesto de Policía donde se controlan las documentaciones de los viajeros y que, cómo en todos los aeropuertos y puertos tiene dos puertas, una para los pasajeros de la Unión Europea, es decir para los de Schenguen y otra para los extracomunitarios a quienes hay que comprobar pasaportes, visados y demás. El “problemilla” es que tan sólo se abre una puerta y la gente entra a tropel, comunitarios y extracomunitarios, eso sí, al menos y gracias sean dadas a Dios por acabar con ese tipo de imagen, ya no está el policía en la ventanilla “cacheando” hasta los carnets de identidad y echando malas miradas al españolito que se ve investigado en la pantalla del ordenador “¿Pasa algo, hay algún problema?” Es decir que ya no sospechan que todos los viajeros pueden estar pendientes de una orden de busca y captura, sino que el asunto, gracias al nuevo Delegado se ha civilizado y tiene una mayor agilidad para los españoles aunque, al ir todos en la misma cola, las paradas para examinar los documentos de los extracomunitarios son necesarias y no se pueden evitar. O sí se pueden evitar yendo cada cual por la puerta que le corresponde.

Hay otro fallo. Y este resulta algo agobiante para los ciudadanos que viajan. Me explico: para comprar un billete hay que identificarse y luego hay que hacerlo ante el puesto de la Policía y por tercera vez al subir al barco tras haber pasado los equipajes por el escáner . Control hay. Y en el barco viaja otra pareja de policías uniformados, lo que no pasa en los aviones ni en el tren, una buena iniciativa ya que si aparece un pasajero problemático que se emborracha o arma una riña tiene que haber seguridad que intervenga. Pero la pareja policial va dando vueltas por el barco observando fijamente a los viajeros y a veces identifican a este o al otro, haciendo pasar un rato amargo al identificado que no sabe lo que pasa y que se ha limitado a estar sentado sin meterse con nadie. ¿Otro control, para qué? ¿No han pasado ya bastantes y queda el último y definitivo en la aduana de Algeciras al desembarcar y luego al salir del puerto con otro control de los coches? Supongo que ese filtro policial del interior del barco es para identificar a quienes tengan “pintillas” que, con esas mismas “pintillas” ya han pasado un filtro y un escáner y que van a pasar otro filtro y otro escáner. Puro agravio comparativo el tratamiento policial que se da en los trayectos desde Ceuta con el que se da en el interior de los aviones, de los trenes, de los autobuses y de los barcos que van a Mallorca. Policía tiene que haber, o mejor que Policía unos seguratas bien musculosos por si hay que reducir a alguien, pero da la sensación de que todo el que sale de Ceuta es “sospechoso de algo”.

Y digo que ya en el primer control la experiencia policial es más que bastante cómo para identificar a sospechosos de poder llevar drogas y en el escáner se chequean los equipajes para ver si hay drogas y se pasa por el arco para ver si se portan armas o cuchillos y si hay que pasar por otro discreto escáner corporal para comprobar que no se han ingerido bolas de droga se pasa, pero no se puede tratar a “todo el mundo” cómo si fuera un “presunto” ni identificar a un tipo en medio del barco, ni llevárselo para un control, porque la gente se inquieta, no sabe lo que pasa y el controlado, que suele ser un inocente, para un malísimo rato y a la vuelta siente que todas las miradas se clavan en él con desconfianza “¿Será un terrorista?” “¡Algo habrá hecho!”.

¿Ven cómo casi siempre se pueden limar aristas? Pero ¿Por qué en el barco sí y en el AVE el avión y el autobús no?
 

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