Sus amigos dicen de él que es muy
inteligente. Y hasta los hay que lo veneran. Así que más que
reírme me causa terror cuando le oigo a uno de sus fieles
seguidores presumir de tener en su casa una fotografía de
Juan Luis Aróstegui, vestido de Primera Comunión,
iluminada permanente por una lucecita.
Con el fin, dice tan entregada persona al secretario general
de CCOO, de que a éste le conserve Dios muchos años sus
ideas preclaras y corazón tan repleto de generosidad al
servicio permanente de los trabajadores. Y, sobre todo, de
los parados. La foto iluminada está situada en la mesita de
noche. Y, por lo que he sabido, el seguidor ha conseguido,
haciendo proselitismo de su causa, ser imitado ya por varios
compañeros del sindicato.
En realidad, la inteligencia de Aróstegui y su desvivirse
por los más necesitados, desde que tuvo uso de razón, ha
servido para que hasta Juan Vivas lo tenga en muy
alta consideración. Incluso lo celebra como la persona más
generosa que haya nacido jamás en esta tierra. Si bien
reconoce que en ocasiones, por circunstancias ajenas a su
voluntad, la de Aróstegui, claro está, se ve precisado a
perder el oremus.
Así que también el alcalde ha decidido, una vez más, en
cuanto le ha sido posible, echarse en los brazos del hombre
que dirige los destinos de Caballas. Para que no se
confundan, volveré a recordarles que quien manda y ordena en
Caballas es Aróstegui. Lo que no puedo asegurarles es si
Vivas está también entre los que han colocado ya en su
mesita de noche la foto de marras.
En cambio, sí me atrevo a escribir que el alcalde de esta
ciudad está sometido confiadamente y sin reservas al
arbitrio del hombre cuya labor de zapa en todos los sentidos
hará posible que, más pronto que tarde, se produzca un
estallido social de consecuencias impredecibles. Un
estallido social que se ve venir.
Sobre todo si en los momentos en los que está España y Ceuta
concretamente, el dirigente de Caballas lo sigue
aprovechando para estimular el victimismo y se convierte en
el caldo de cultivo entre quienes se sienten discriminados
por razón de pertenecer a otra etnia.
El iluminado, cuyo caletre parece ser que vale un Potosí; de
ahí que sea merecedor de permanecer con cara de ángel, no sé
si vestido de almirante, en la mesita de noche de sus más
acérrimos seguidores, está convencido de que con sus
declaraciones diarias pone al alcalde más nervioso que si
éste recibiera un rapapolvo de Cristóbal Montoro por
su mala gestión económica. Sobre todo si es comparada con la
de Javier Imbroda en Melilla.
Sé de buena tinta que la primera autoridad de Ceuta no hace
nada sin antes consultarlo con Juan Luis Aróstegui. Y se
suele expresar con él, más o menos así: “Mira, Juan Luis,
como tú bien sabes yo confió mucho en ti. Bueno, yo he
confiado en ti desde la primera vez que tuvimos la
oportunidad de emprender juntos tareas, proyectos y de
compartir decisiones políticas. Y nunca he tenido la menor
queja. Porque sé que tú siempre cumples lo que pactas. Y,
como yo estoy en la misma disposición de siempre, creo que
yendo ambos cogidos de la mano podremos afrontar esta época
tan difícil para nosotros. Lo único que te pido,
encarecidamente, es que con los parados vayas con sumo
cuidado. No vaya a ser que se nos desgracie uno, y se arme
la de Dios es Cristo”. Y Mohamed Alí ni se entera…
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