Comienza a ser habitual que personas que son contratadas
mediante redes sofisticadas caen en la trampa de ser
utilizadas para ‘mover’ dinero que especialistas
informáticos roban de las cuenta de ciudadanos. Tres de
ellas iban a ser juzgadas ayer en el Juzgado de lo Penal
número 2 de Ceuta, que aplazó el juicio.
Dos ciudadanos rumanos -un hombre y una mujer- y otro
español tendrán que rendir cuentas ante el Juzgado de lo
Penal número 2 por un delito de estafa informática -’phishing’-
en el que resultó perjudicado un ciudadano ceutí, aunque
subsidiariamente, porque asumió las pérdidas, quien acusa es
el BBVA.
Los hechos se producían en junio de 2009. Un ceutí, Carlos
Alberto M.F., veía, tras realizar una operación informática,
cómo sus datos bancarios habían sido interceptados por una
banda organizada que operaba a través de internet.
Los que iban a ser juzgados, que finalmente no lo fueron
ayer por incomparecencia y de hecho se ha fijado nueva fecha
para el juicio, actuaron de ‘pardillos’. Se les ofreció un
trabajo cómo y dinero fácil, pero debían haber sospechado de
que la asunto no era ‘trigo limpio’.
Emilia S. y Duru-Adrian S., rumanos, así como el español
José L. N.P., tragaron el anzuelo y suscribieron contratos
para abrir cuentas corrientes en las que recibían dinero.
Posteriormente, ellos debían mandarlos a personas residentes
en Rusia y Ucrania, percibiendo a cambio una comisión.
Sacaban el dinero de sus cuentas y lo enviaban a las
personas designadas mediante el servicio Western Union.
Lo que no sabían -al menos es lo que pueden argumentar- es
el que el dinero procedía de cuentas que habían sido
saboteadas por ‘piratas’ informáticos. De esta manera, una
vez obtenidos los códigos de cuenta de la persona
perjudicada, los delincuentes ingresaban cantidades siempre
inferiores a 3.000 euros, para no levantar sospechas, en las
cuentas de lo acusados, quienes a su vez lo sacaban del
sistema bancario y lo enviaban a través del citado Western
Union a terceros.
De esta manera, llegaron a robar hasta 22.812,20 euros a
Carlos Alberto M.F. El hombre ha sido resarcido de sus
pérdidas por el BBVA que, todo sea dicho, ha asumido la
responsabilidad del fallo en la seguridad de sus servicios
informáticos. Sin embargo, ahora los tres intermediarios
deberán enfrentarse a la querella del propio banco, que
reclama un año de prisión para cada uno así como el pago del
dinero sustraído.
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El último requerimiento del Juzgado de lo Penal número 2
La vista de ayer por el caso de
‘phishing’ quedó aplazada, sí, pero no habrá una nueva
alternativa para los acusados. Uno de ellos, un hombre de
mediana edad que sí acudió a la sala de vistas con
documentación en la mano y nervioso por las consecuencias de
sus actos, no parecía sino que había sido víctima de una
trampa en la que actuó como intermediario de una red que se
apropiaba de dinero ajeno. Los otros dos, una pareja rumana
que parece tener relación de parentesco fraternal, no dieron
la cara. Uno de ellos se encuentra en búsqueda y captura. El
juzgado, a instancias del Ministerio Fiscal, emitió ayer
requerimientos a los tres para que se presenten a un nuevo
juicio, dada la incomparecencia. Así, aun cuando en nueva
fecha no se presentaran, podrían ser juzgados en ausencia. Y
condenados.
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