Hace ya bastantes años que uno
viene denunciando cómo funciona la Federación de Fútbol de
Ceuta (mal en todos los sentidos). Mis denuncias han sido
siempre firmadas en esta página y también en la miscelánea
semanal. Ni que decir tiene que a la primera crítica se me
respondió ya con malas maneras. Y pronto pasé a formar parte
de esa lista negra en la cual suelen apuntar los nombres de
quienes hemos ganado fama de no ser daltónicos. Es decir, de
los que si vemos que el asunto es verde y se nos dice que es
rojo, no lo aceptamos. “Salga el sol por Antequera y póngase
donde quiera”.
La insistencia de uno al pedir, durante años, no pocas
veces, que las cuentas de la FFC sean de dominio público
tras la auditoría correspondiente y necesaria, ha sentado
siempre como un tiro entre los dirigentes federativos y
mucho peor al alcalde. Que ya es decir. Porque hablar de los
libros de contabilidad del organismo federativo es como
nombrar la soga en casa del ahorcado.
Y todo porque los libros de contabilidad de la FFC casi
nunca han estado en condiciones de que se revisaran. Más
bien nunca. Cómo pueden estar en condiciones de revista unos
libros de contabilidad en un organismo en el cual se ha
pagado firmando los receptores de los dineros en
servilletas. Por ejemplo. Práctica desusada ya. Faltaría
más.
Pero, dando lo de las servilletas por hecho del pasado, uno
sigue sin entender las razones por las que Antonio García
Gaona se negó rotundamente, nada más acceder al cargo de
presidente -vicepresidente lo era ya desde hacía varios
años-, a abrir puertas y ventanas para que la sede de la
federación se inundara de claridad en todos los sentidos.
Sobre todo para que los libros de contabilidad nos mostraran
el buen hacer de sus administradores.
Confieso que puse empeño en la tarea de recordarle a García
Gaona, en esta página y en la miscelánea semanal, así como
hablando personalmente con él, la necesidad que tenía, como
presidente de la FFC, de encargar una auditoría y publicar
sus resultados. Por algo tan simple como que la FFC recibía
subvenciones de la Ciudad. Y también, conviene decirlo,
porque yo sé lo que sé y, por tanto, estoy obligado a pensar
que las cuentas del organismo de marras nunca han estado
presentables.
Eso sí, la respuesta del presidente de la FFC siempre ha
sido la misma. “Cuando tú quieras te pasas por la sede
federativa y te enseño los libros de contabilidad”. Y con
esas palabras daba por finalizada la conversación al
respecto. Así que García Gaona me dejaba la puerta abierta
para volver a las andadas cuando yo lo creía conveniente.
Conveniente ha creído la formación política UPyD criticar la
subvención que Juan Vivas le ha dado a la FFC. Que es
el que da y quita subvenciones. Vamos que las reparte de
acuerdo con sus preferencias personales. La que le ha
concedido a García Gaona es de 380.000 euros. Nada más y
nada menos. Y, por si fuera poco el regalo para su admirado
Antonio, también le ha cedido el Murube.
Curioso: mientras UpyD da la cara, los de Caballas se callan
como lo que son: parte principal del entramado que está
conduciendo a Vivas por la senda que le llevará
aceleradamente a caer en desgracia antes de lo previsto. Y,
entonces, ni Antonio García Gaona tendrá para él una palabra
de consuelo. Triste sino (ah, sobre el camelo del
‘Observatorio de la Convivencia’, chitón. De momento).
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